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Por David Cufré Tras una orden de Carlos Menem, Roque Fernández salió a explicar ayer la polémica decisión del Gobierno de cobrar un mayor porcentaje de anticipos del impuesto a las Ganancias. La medida, lanzada justo en el momento en que la economía se ha estancado, generó una airada reacción de empresarios y economistas. Menem se enfureció con toda esta polémica y ayer descargó su enojo sobre el ministro de Economía y el titular de la AFIP, Carlos Silvani. La reprimenda fue durante la reunión de Gabinete. El jefe de Estado primero pidió explicaciones de la medida y después ordenó a Fernández a que se las ingenie para descomprimir el fastidio que la iniciativa generó en la opinión pública. Hay que explicar mejor por qué es necesario que se pague ahora este impuesto, le dijo Menem al ministro, según relataron participantes del encuentro. Y decidió exhumar el recurso, caído en desuso, de transmitir un mensaje por la cadena nacional de radio y televisión. Con expresión de alumno al que han descubierto en una travesura, el jefe del Palacio de Hacienda le echó la culpa a otros. Lo primero que dijo en su presentación ante la audiencia fue que hubo una equivocación en la interpretación de lo que las medidas realmente implican. Lo que siguió fue una explicación tan farragosa que si el público la siguió fue porque no tenía la opción del zapping, al menos entre los canales de aire. No se trata de ningún anticipo de impuestos que signifique afectar la capacidad retributiva del país durante el próximo año, dijo, por ejemplo, el ministro. En su discurso, pretendió explicar lo que pocos entendieron y nadie aceptó: aumentar en seis puntos el pago de anticipos de Ganancias correspondiente a la liquidación de 1998. Hasta ahora, los contribuyentes debían abonar, hasta diciembre, el 90 por ciento de su declaración del año anterior, y el resto al presentar la declaración jurada al año siguiente. Con la nueva reglamentación, el pago es del 96 por ciento. Es decir que, en los hechos, el aporte es mayor y hasta podría resultar excesivo si los ingresos gravados cayeran en el 98 con relación al 97. Fernández esgrimió el argumento de que en México, Brasil y Uruguay el pago de anticipos es del 100 por ciento del impuesto del año anterior. Acá no hubo ninguna confusión ni malentendido, lo que se hizo fue modificar el calendario fiscal de 1998, subrayó, en respuesta a las palabras del ministro, el economista radical Adalberto Rodríguez Giavarini. En diálogo con este diario, dijo que esta medida está fundada en una menor recaudación, producto de la baja en el nivel de actividad, sin que haya sido acompañada con una modificación de las exageradas proyecciones de crecimiento para el año próximo. Aldo Roggio, de la Cámara de la Construcción; Alberto Alvarez Gaiani, de la Unión Industrial, y Jorge Di Fiori, de la Cámara de Comercio, compartieron la crítica. Fue durante la celebración del 74º aniversario de esta última entidad. Allí, después de que Fernández dijera lo mismo que más tarde explicó por cadena nacional, los empresarios coincidieron en señalar a Página/12 que hay un cambio inadmisible en las reglas de juego. Di Fiori advirtió que, de algún modo, se está empujando a los contribuyentes a caer en morosidad.
Carpa blanca automotriz De continuar la
crisis en la producción de vehículos, los empresarios y trabajadores podríamos instalar
una carpa automotriz frente al Congreso, como hicieron los docentes. La ironía del
titular del gremio de los mecánicos, José Rodríguez, fue para graficar la delicada
situación que atraviesa la industria automotriz y para reclamar al Gobierno que tome
cartas en el asunto.
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