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Un taxista, violador reincidente, fue condenado por segunda vez en trece meses. Esta vez le aplicaron ocho años de prisión por violar a una joven, pero como ya había recibido otra pena por tres casos similares, deberá estar 24 años tras las rejas. El culpable es Juan Ernesto Cabeza (40), quien en octubre de 1997 había sido sentenciado a 16 años de cárcel. Además de violarlas en el interior del auto, Cabeza tenía por costumbre robarles la cartera para retener algún objeto personal de sus víctimas, sus datos, dirección y teléfono. La actitud perversa del taxista seguía luego con llamadas telefónicas para invitarlas a salir e incluso solía ir a esperarlas a la puerta de sus casas. El último caso llegó a juicio por la valiente actitud de una chica tenía 18 años al momento de ser violada que durante más de tres años estuvo buscando justicia. El dramático juicio oral que se desarrolló en la sala del Tribunal en lo Criminal número 3 de la Capital Federal. La joven, cuyo nombre se mantuvo en reserva por el carácter del delito, narró lo ocurrido el 10 de junio de 1995, en horas de la madrugada, cuando ella se retiraba del boliche bailable Chester Pub, ubicado en Zapiola y avenida de los Incas. La chica le solicitó a Cabeza que la llevara a su domicilio, pero cuando estaban llegando al lugar, él la amenazó con un revólver y la obligó a que se pasara al asiento delantero. La joven comentó que el acusado la apuntó con un objeto que parecía ser un revólver, aunque luego se comprobó que era un arma de juguete muy similar a una pistola calibre 38. Pasá para adelante y tirate en el piso. Quedate tranquila que no quiero líos. No me gustaría tener que tirarte un tiro, fueron las palabras que recordó haber escuchado la víctima. El hombre la llevó a un lugar poco transitado, la desnudó y luego de violarla la hizo bajar del auto, advirtiéndole que caminara sin mirar hacia atrás. La chica, desesperada, comenzó a tocar los timbres de todas las casas para pedir auxilio. Una vecina llamó a la policía y comenzó la investigación. En el momento de la sentencia, los jueces Marcelo Avrutin Suárez, Miguel Angel Caminos y Rodolfo Ricota Denby escucharon a una decena de testigos y condenaron tomando en cuenta algunas pruebas contundentes, como los resultados de ADN que permitieron determinar que era de Cabeza el semen hallado en la ropa interior de la víctima. El taxista fue condenado a ocho años de prisión por el delito de violación mediante intimidación en concurso real con robo simple, ya que se llevó la cartera de la joven. Además de los antecedentes, se tuvo como agravante el hecho de que Cabeza era chofer de un transporte público. En octubre de 1997, el mismo hombre había sido condenado a 16 años de prisión por violar a tres mujeres de 19, 26 y 27 años. Todos los casos habían ocurrido en marzo de 1996. En esa ocasión la sentencia fue dictada por el Tribunal Oral número seis de la Capital Federal, que también incluyó los delitos de privación ilegítima de la libertad y robo. La detención de Cabeza, ocurrida en abril de 1996, fue posible gracias a ese rasgo de su personalidad enfermiza que lo llevaba a perseguir a sus víctimas. En una incursión cerca de la casa de una de las mujeres violadas, lograron anotar los tres últimos números de la patente del taxi Renault 9 que conducía entonces. El violador fue apresado durante un control vehicular nocturno. En los tres casos anteriores también fueron positivos los exámenes genéticos de ADN sobre las muestras de semen.
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