La Dirección
General de Escuelas bonaerense dispuso la intervención del Instituto Doctor Jesús Pérez
Martínez, a cuyas autoridades se acusa de haber facilitado a sus alumnos machetes para
que les fuera bárbaro en la evaluación anual del Ministerio de Educación. El
interventor asumirá todas las funciones de conducción del colegio mientras se sustancie
un sumario administrativo cuyos posibles resultados pueden plantearse otro multiple
choice: a) las autoridades del colegio irán ante la Justicia por falsificación de
documento público; b) no irán ante la Justicia, pero cesarán definitivamente en sus
funciones; c) retomarán algún día sus funciones. Ayer comenzó la elaboración de un
presumario, en un clima de enfrentamiento entre la dirección del instituto y
los padres de los alumnos.
Hemos decidido intervenir en forma cautelar los organismos de conducción del
Instituto Jesús Pérez Martínez, anunció ayer a este diario Graciela
Giannettasio, directora general de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Esto
significa que, desde el lunes, el director, el vicedirector y el secretario serán
sustituidos por personal designado por esa repartición. No es que cesen en sus
funciones, no podríamos hacerlos cesar porque no son empleados de la provincia, pero,
para proteger a los alumnos, el interventor los reemplazará en todas sus funciones.
Se designará como interventor al inspector de la Dirección de Escuelas con más puntaje
en la zona.
Ayer el auditor general de esa repartición, Rubén Pereyra, pasó varias horas en el
instituto, interrogando a alumnos, padres y profesores para elaborar un
presumario que estará listo en los primeros días de la semana que viene.
Los padres y alumnos manifestaron un pacífico reconocimiento a los docentes, pero
un alto grado de enfrentamiento con la conducción del establecimiento, dijo
Giannettasio. El presumario administrativo determina si, prima facie, se justifica o
no la tramitación de un sumario, en función de que aparezcan elementos que impliquen
peligro para la vida institucional del establecimiento.
En el caso de que el sumario administrativo verificara que las autoridades del Instituto
alentaron el macheteo, se promoverían acciones ante la Justicia por tentativa de
falsificación de instrumento público, ya que los exámenes son el instrumento con el que
cuenta la Nación para llevar a cabo la evaluación de los alumnos, precisó la
funcionaria.
Otro resultado posible del sumario sería establecer que la conducción del colegio es
responsable sólo en términos técnico-pedagógicos: en este caso, para hacer cesar
la intervención, se propondría a los dueños del instituto que designaran nuevas
autoridades, dijo Giannettasio.
Los padres de los alumnos de quinto año se reunirán mañana a la tarde, con la
idea de presentar también nosotros una denuncia, dijo a este diario uno de ellos,
Esteban Santangelo: El lunes mi hijo me mostró el machete: Mirá, papá, lo
que nos dieron, para hacer quedar bien al colegio. Ese día, para el choice de
matemáticas, usaron los machetes, pero al día siguiente, cuando quisieron hacerles lo
mismo con la prueba de lengua, ya los chicos dijeron que no se iban a prestar para esa
maniobra.
Santangelo contó que a partir de esto pensé en la posibilidad de cambiar a mis
hijos de colegio, pero ya en junio nos exigieron pagar la matrícula del año que viene. Y
yo tengo tres chicos en el colegio, no puedo cambiarlos porque no me devolverían el
dinero.
María Lucrecia Tulic, directora de Evaluación de la Calidad Educativa del Ministerio de
Educación nacional, comentó que la evaluación anual no está planteada en
términos de hacer competir a las instituciones o sancionar a las que tengan dificultades.
Cada institución recibe sus resultados, aula por aula y alumno por alumno, en un sobre
cerrado; al mismo tiempo se le entrega un paquete de materiales de capacitación para los
docentes y recomendaciones metodológicas para la enseñanza, según los problemas que se
hayan identificado, para que los trabajen entre losdocentes y con los supervisores.
La funcionaria destacó que en los resultados no se registran diferencias
significativas entre escuelas públicas y privadas.
Se siente una gran vergüenza ajena
Por Cristian Alarcón
Cualquier duda que tengan se dirigen al director general
dijo ayer ante el 5º A del Instituto Doctor Jesús Pérez Martínez, la funcionaria
de Educación a cargo de la investigación sobre el primer machete institucional de la
historia.
El curso completo había escuchado en silencio. Era la primera vez que el director Gabriel
Pirato Mazza daba la cara ante sus alumnos después de que la mayoría de los chicos de
quinto año lo acusara públicamente de haberles dado un papel cuidadosamente diagramado,
con los resultados de las pruebas de nivel realizadas por el Ministerio de Educación. El
hombre miraba al piso. Una alumna, una de las que fue tentada para distribuir el polémico
multiple choice, habló.
¿Cómo pretende que nos dirijamos a él si ni siquiera se atreve a mirarnos a la
cara? fue la pregunta de Mercedes García.
Fracasando en el intento de sostener la mínima autoridad que queda en la imagen de Pirato
después del incidente, la funcionaria dijo que si él se negaba a atenderlos se dirijan
entonces a la rectora.
Así las cosas, en el colegio los exámenes de fin de año continúan y excepto por
el humor de los profesores, que están distantes, todo sigue como siempre, coinciden
los chicos con los que habló este diario. Reconocen, sin embargo, que les resulta un
tanto impresionante la presencia permanente de los camiones de exteriores con sus
parabólicas en la puerta. Y que Pirato dijo que quien se quede libre por tener más
de quince faltas antes de fin de año no será reincorporado. La tradición en el
Pérez Martínez es que después del decimoquinto ausente, el alumno gana la posibilidad
de otras diez y por el trámite paga 150 pesos.
Diez chicos tuvieron que declarar ayer, acompañados por uno de sus padres, ante la
auditora de la Dirección General de Escuelas. Así lo hizo, por ejemplo, Mercedes
García. Contó cómo la directora de la institución la sacó de una hora de Educación
Cívica el último viernes para decirle, medio compungida, que a pesar de que ella no
estaba de acuerdo debía darle el machete, porque era una orden de arriba. Los
chicos seguirán desfilando por el despacho del director, un paquete sitio alfombrado y
moderno, tomado ahora por funcionarios auditores. Mientras tanto, en Olivos, el colegio de
los primeros chicos que se resisten a un machete gana fama, como las caras de algunos de
sus alumnos. Vas caminando y desde los autos te reconocen porque te vieron en la
tele. ¡Vos sos de la escuela del machetazo!, te gritan, cuenta Alejandra Tanus.
Dice que entre sus compañeros ni siquiera se ha aplicado a la situación el más típico
humor negro. Aún no circulan chistes sobre el tema. Lo que se siente
define es una gran vergüenza ajena. El está hundido, pero los alumnos
también. |
NO PUEDE ENTRAR AL COLEGIO POR TEÑIRSE COMO
PALERMO
El mechón de la discordia
Al papá
de Iván se le ocurre que la directora es de River. Para el Instituto contra la
Discriminación, el chico es un marginado. Lejos de la ortodoxia conservadora, la
directora retruca que el pelito largo y recogido en los chicos ya no le molesta, pero
siempre que sea del color que Dios les dio. Todos tuvieron algo que decir ayer, cuando a
Iván, de 6 años, no lo dejaron entrar a la escuela. No fue por un acto de indisciplina
imperdonable en el reglamento, sino por una cuestión de look. El mechón teñido de
amarillo sobre la frente, al estilo del jugador xeneixe Martín Palermo, resultó un acto
de transgresión sin perdón para la directora del establecimiento. Que, ajeno al
superclásico, lleva de nombre Chilavert.
Iván exhibía, divertido, su look rapado con el mechón rubio ante los flashes de la
televisión. Aprendió cómo ser popular en un día. Pero el tema no lo llevó a quebrar
su rutina. A la tarde se calzó los botines y los cortos y se fue, como todas los días, a
hacer lo que más le gusta: jugar al fútbol y reventar la pelota en el travesaño.
Orgulloso por la pasión que pone el chico, su padre descuenta que no podría ser de otro
modo: Yo me crié en un potrero y jugué en Ferro hasta la cuarta, mi padre estuvo
en la primera de Almagro desde el 73 hasta el 85 y mi cuñadito se entrena en
Racing.
En esa familia la pelota se coló por la puerta principal, aunque la hinchada está
polarizada. Mamá y Daiana, de 8 años, son de River. Los hombres, en cambio, levantan la
bandera de la azul y oro. Papá Norberto, además, arbitra campeonatos de las ligas
infantiles.
La discusión por el mechón de pelo platinado explotó ayer, aunque Iván lo luce desde
hace una semana. Al principio, dice el papá, las intimidaciones de las autoridades se
cruzaban en los pasillos de la escuela. Si no te desteñís ese mechón, te vamos a
echar, cuenta que lo amenazaban. Unos días después, Iván volvió a casa con una
nota en el cuaderno. Era el principio del fin de la alegría de sentirse Palermito. Ayer
se cumplió una semana desde que la mamá le decoloró el mechón. Como todos los días,
el papá lo llevó a la escuela, pero esta vez la dueña le prohibió ingresar.
Me dijo que tenía que respetar el reglamento y que, para ella, usar arito y
teñirse el pelo estaba fuera de lo normal, que si lo permitía, después todos iban a
querer copiarse, cuenta Norberto. Consultado por este diario, un empleado del
colegio también mencionó el supuesto reglamento a la hora de interpretar lo sucedido,
aunque el papá asegura que nunca firmó ni leyó ningún papel.
Las opiniones siguen divididas. La directora exige que el chico se presente el lunes sin
el mechón dorado. Iván duda entre sacárselo o volver a teñírselo más platinado
porque la tintura ya está perdiendo intensidad, pero tiene miedo de que lo echen de la
escuela. Y los padres dicen que van a respetar su decisión y que no le pueden prohibir
usar el pelo del color que más le gusta, aunque aseguran que el año que viene lo cambian
de escuela. Es más, están pensando en recorrer los Tribunales si la discriminación
continúa.
Nadie sabe aún qué pasará el lunes a la mañana, cuando Palermito intente ingresar
nuevamente a su escuela. Lo que sí se sabe es lo que hará el chico el domingo, si su
ídolo vuelve a los goles: abrir la ventana para festejar a los gritos.
|