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EL FESTIVAL DE CINE DE MAR DEL PLATA REPARTE HOY SUS GALARDONES
El gran jurado anuncia su veredicto

Un fantasma recorría ayer los pasillos de la competencia: ¿que hará el jurado presidido por Abbas Kiarostami pero muy desparejamente integrado para poner justicia a la Muestra? En los otros de la era Mahárbiz, las decisiones fueron polémicas y resistidas.

La gran figura presente es el presidente del jurado Abbas Kiarostami, que llegó tarde pero trabajó.
Los premios serán divulgados temprano, pero la fiesta de entrega será por la noche y cantará Mercedes Sosa.

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Por Martín Pérez desde Mar del Plata

t.gif (67 bytes) Cada vez que se inicia la exhibición de un film, en Mar del Plata se repite la escena: en cuanto aparece el barco con el que comienza el spot oficial del Festival, el cine se llena de generosos aplausos. Un rito que –en las salas en que el aviso se prolonga incluyendo imágenes del cine argentino– continúa con justicieros aplausos hacia Pizza, Birra, Faso (la gran olvidada por el jurado oficial del año pasado), y una jocosa ovación de toque cult para “Un argentino en Nueva York”, con Guillermo Francella o Natalia Oreiro en pantalla. Aplausos tradicionales, justicieros y cult: habrá que ver cuáles son los que acompañarán la decisión del jurado oficial, que la dará a conocer hoy en una conferencia de prensa anunciada para las 12.30. Ocho horas más tarde, en el Auditorium, se realizará la ceremonia oficial de clausura, que incluirá números musicales y fuegos artificiales. Y, por supuesto, la entrega de los premios Ombu, así como los galardones de la OCIC (Organización Católica Internacional del Cine) y la Fipreci (Federación Internacional de Críticos Cinematográficos). Por último, se exhibirá el film alemán “Comedian Harmonists”, elegido para cerrar el Festival por el comité de selección oficial coordinado por Nicolás Sarquís.
Las dos ediciones anteriores del Festival en la era Mahárbiz han demostrado que siempre es difícil hacer predicciones sobre los premios oficiales. Es difícil olvidar, por ejemplo, que el año pasado la retrógrada y monárquica “Su majestad, la Sra. Brown” ganó un incomprensible premio especial del Jurado. Por lo que puede esperarse todo tipo de sorpresas. Sobre todo de parte de un jurado como el que le tocó presidir a Abbas Kiarostami, con dos Shirleys y una Cuccinotta. Se ha hablado mucho de las Shirleys en Mar del Plata –ellas son las británicas Ann Field y la “chica bond” Eaton–, en particular de su tendencia a no ver ni una película completa. Completan el jurado la directora alemana Helma Sanders Brahms, el productor brasilero Luiz Carlos Barretto y los argentinos José Martínez Suárez, Juan José Saer y Oscar Barney Finn.
Con respecto de la competencia oficial, cuando ya se han visto todos los films, puede decirse que se destacan claramente unos pocos. Por un lado está ¿la impremiable? Felicidad, de Todd Solondz, film sobre la soledad y la hipocresía suburbana que es uno de los más completos en competencia (si no el más), pero cuyo perfil “cult” no es el más premiable por lo que ha sido hasta ahora un jurado marplatense. Es más, de ganar algún premio sería una sorpresa excluyente. Dentro del mismo nivel de calidad, hay que incluir también a la iraní La nube y el sol naciente y la argentina –una sorpresa a la medida de Pizza, Birra, Faso– Mala época. El film de Mahmoud Kalari cuenta la historia de una filmación trunca en un perdido pueblo iraní, y construye una emotiva parábola sobre la verdad, el tiempo y el cine. Sin ser una obra maestra, es un ejemplo de muy buen cine, por lo que no sería ninguna sorpresa si el jurado presidido por un compatriota la incluye entre las premiadas. Mala época, dirigida por cuatro alumnos de la Fundación Universidad de Cine, es un largo dividido en cuatro episodios que no tiene desperdicio. No sería de buen gusto que el jurado la olvidase, en particular para no repetir el despropósito sucedido el año pasado con el film de Caetano y Stagnaro.
Obviamente, dentro de las premiables también habría que incluir a Tu Ridi, de los Hermanos Taviani; Inquietud, de Manuel de Oliveira y El evangelio de las maravilas, de Arturo Ripstein. La primera porque –basada en dos cuentos de Pirandello– es el mejor Taviani de los últimos tiempos; la segunda, por el mundo personal de un grande como Oliveira. Y la tercera porque –a pesar de que de alguna manera decepcionó– el universopostreligioso y cinéfilo de desclasados que construye Ripstein es demasiado hipnótico como para ignorarlo. Hasta aquí las favoritas. Pero a no ilusionarse. Los antecedentes no aseguran que no se mezclen entre las galardonadas –los premios incluyen mejor película, director, actor, actriz, guión y mejor película latinoamericana– algunos ejemplos impresentables, como La cara del ángel, de Pablo Torre o Amor & Cía. de Alvaro Ratton. Hoy será la hora de la verdad.

 

El Dogma de los daneses
Por M. P.
Desde Mar del Plata

Así como lo hizo este año en Cannes, el Dogma tomó ayer Mar del Plata por asalto. La Celebración y Los idiotas, los dos primeros films daneses realizados bajo las normas de un particular manifiesto firmado, antes que nadie, por el exitoso y controvertido Lars Von Trier, fueron la nota sobresaliente en la mañana de ayer, en la que las dos funciones programadas en el cine Colón agotaron rápidamente sus ubicaciones. Nadie quería quedarse sin ver la obra de los daneses, quienes aseguraron que llegaban “en una operación de rescate para contrarrestar ciertas tendencias del cine actual”. Entre las normas incluidas en el Voto de Castidad firmado por los adscriptos al Dogma, se incluye –entre otras cosas– la obligación de no filmar en escenarios artificiales, no cambiar de época, no hacer films de género, rodar con cámara al hombro y sonido directo y no utilizar iluminación ni música incidental, salvo la que se registre en el lugar del rodaje. De hecho, la exhibición de cada film comienza con la presentación de una suerte de sello de calidad, que asegura que las normas se cumplieron durante el rodaje. La prensa internacional, luego de su presentación en Cannes, trató a Von Trier y sus colegas poco menos que charlatanes. Pero, luego de la exhibición de los dos primeros films del Dogma en Mar del Plata, poco hay para reprocharles. La controvertida y movilizante Los idiotas, por ejemplo, es por lejos el mejor trabajo de Von Trier. Y La celebración –obra de Thomas Winterberg premiada en Cannes–, una suerte de cruza entre Bergman y X-Files, existencialismo familiar y cámara en mano, es un film inquietante y de impactante factura. “Es hora de oponerse al concepto de autor y a la previsibilidad dramatúrgica. Hay que hacer que la vida interior de los personajes justifique el guión”, dijeron los firmantes del Dogma en Cannes. Por lo que se vio en Mar del Plata, es hora de tomarlos más en serio. Para las paralelas de hoy, una noticia importante para quienes ya hayan armado su programa: ¿Sabés nadar? (anunciada para hoy a las 11) finalmente no será de la partida. Diego Kaplan explicó a Página/12 que no llegó a terminar el sonido, que recién estará listo para el martes, día en que el realizador viajará con su film para presentarlo en el Festival de Huelva.

 


 

ENTREVISTA AL CINEASTA ITALIANO VITTORIO TAVIANI, HERMANO DE PAOLO
“”Tu ridi” comenzó leyendo el diario”

Por Horacio Bernades desde Mar del Plata

t.gif (862 bytes) ”Las películas las pensamos juntos, mientras paseamos, todas las mañanas, por una plaza. Cuando llega la hora del rodaje, filmamos una toma cada uno, mientras el otro observa por el monitor”, explica Vittorio Taviani. “Es una pregunta que nunca nos habían hecho”, responde, con gentil ironía, ante la inevitable cuestión: “¿Cómo hace para trabajar a dúo con su hermano Paolo?”. Y cierra su respuesta con un guiño cómplice. “Si a uno de los dos le parece que el otro está metiendo la pata, es suficiente con una tosecita, o un movimiento nervioso, para que se note. Nos conocemos hace tanto tiempo...”
Una tosecita irónica fue también el modo con que el mayor de los hermanos (nacido en San Miniato, cerca de Pisa, en 1929) eligió presentarse frente al periodismo en el Hotel Costa Galana, recién bajado del avión que lo trajo a Mar del Plata. Tan comunicativo como sus películas, Vittorio se toma todo el tiempo del mundo para contestar cada pregunta, aun la más obvia, mostrando una predisposición al diálogo que parece no saber de cansancios.
En su segunda visita a la Argentina (la primera había sido en 1984), Vittorio Taviani se llegó hasta Mar del Plata para acompañar la presentación de Tu ridi, el film más reciente de los hermanos, que viene de exhibirse en el Festival de Venecia. Basada en dos relatos de Pirandello es inevitable vincular a Tu ridi con Kaos, sin duda uno de los films más conocidos de los Taviani y basado en cuentos del narrador italiano. “Originalmente, no tuvimos la intención de volver a Pirandello”, aclara. “Lo que nos atrapó fue una noticia que leímos en el diario, sobre el trágico secuestro de un niño en Sicilia. Nos pareció que en ese suceso se encarnaba la que quizás sea la mayor tragedia del mundo actual, la violencia ejercida sobre los niños.
Estábamos trabajando sobre esa historia real cuando descubrimos que Pirandello había escrito un cuento sobre otro secuestro ocurrido en Sicilia, a fines del siglo XIX, y decidimos poner esas dos historias en paralelo, para ver de qué modo se reflejaban una en otra. Luego recordamos que había otro cuento de Pirandello en el que el tema era también la violencia, y resolvimos entonces filmar esos dos relatos, para estudiar a su vez las relaciones entre ambos.” El resultado devuelve a los Taviani a su mejor forma. Tanto, que el film suena entre los candidatos inevitables, a la hora de los ombúes marplatenses. De la mano de Tu ridi, los hermanos de Padre Padrone, La noche de San Lorenzo y Good Morning Babilonia volverán a la cartelera porteña. Terminado el festival, el film se estrenará en Buenos Aires.
–Ustedes habían tratado ya el tema de la violencia, sobre todo en Padre Padrone, y ahora vuelven sobre ella. ¿Les parece que esa violencia es reflejo del mundo contemporáneo?
–Basta con abrir los diarios para comprobarlo. De hecho, nuestra película empezó justamente así, con una noticia en el diario. En el segundo episodio de Tu ridi, comparamos dos secuestros: el de un niño, hijo de un “arrepentido” de las Brigadas Rojas, y el de un anciano profesor, raptado por unos vecinos analfabetos, en el siglo pasado. Nos parece que en el caso del profesor, hay todavía en esa violencia ciertos rasgos de humanidad; mientras que en el del niño, la violencia ya es más fría, más tecnológica. En cuanto al primer episodio de la película, transcurre en tiempos del fascismo, y gira alrededor de la agresión de unos “hombres fuertes” sobre un “débil”, por el solo hecho de que éste cojea al caminar. El fascismo es una forma de violencia que nosotros vivimos en carne propia, en nuestra infancia. Nuestro padre, un abogado honesto, era el único vecino que no había adheridoal fascismo, y gracias a él aprendimos el significado de la palabra “resistir”.
–La figura del padre es otro tema permanente en sus películas. En Tu ridi, esa figura parece representada por el anciano profesor, quien termina instruyendo a sus secuestradores.
–Sí, y aparece una segunda figura paterna, el verdadero padre de los secuestradores, quien reconoce el error cometido por sus hijos, aliándose de algún modo con el secuestrado. En el relato paralelo, que ocurre en la Sicilia contemporánea, es central la vinculación entre padre e hijo, y a la vez el propio secuestrador establece con el niño una relación paterno-filial. Como decían los antiguos, es necesario “enterrar” simbólicamente al padre para poder desarrollarse como hombre. Pero también para guardarlo en la memoria, y honrarlo.
–Usted y su hermano Paolo nunca dejaron de reconocer una deuda con el neorrealismo. En el curso del tiempo, parecen haber dejado atrás esa influencia. Como si también ustedes hubieran “enterrado” a un “padre” estético, el neorrealismo.
–Seguramente. Nosotros entramos al cine de la mano del neorrealismo, con las películas de Rossellini, De Sica, el primer Visconti. Esa fue nuestra formación. Pero vimos más tarde que el neorrealismo se iba convirtiendo en un “croniquismo” pequeñoburgués, bastante chato, sin vuelo. Así, comenzamos a incorporar en nuestras películas aquello que el neorrealismo había dejado afuera: el mundo de los sueños, la esfera de lo subjetivo, la imaginación. Pero, aun con cambios y mutaciones, las enseñanzas de aquel movimiento siguen formando parte de un sustrato cultural, como una memoria compartida. Hoy en día, no sólo nuestro cine sino el cine italiano en general, aun en su diversidad y aun en aquellos casos que parecerían más alejados del neorrealismo, sigue llevando esa marca de origen. Lo importante es actualizar esa marca, no caer en la nostalgia, porque la vida y el cine no ocurren ayer, sino hoy.

 

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