Por Gustavo Veiga
El ex comisario
tomó una pastilla de Lexotanil y se metió en la cama. Estaba aturdido. No entendía
cómo había sido posible su destitución. Apenas recordaba una frase tranquilizadora de
Julio Grondona que lo sumía en la confusión una y otra vez: Nadie te va
tocar.... Como una cinta sinfín, las cuatro palabras del presidente de la AFA
repiqueteaban en su cabeza. No podía concebir, entonces, la determinación del
gobernador. Le había pedido la renuncia a un cargo que ejercía desde el 29 de diciembre
de 1993. Mario Gallina, director de Seguridad Deportiva Bonaerense, nunca fue apercibido
por Eduardo Duhalde, ni por el ministro de Gobierno José María Díaz Bancalari, ni por
su superior inmediato, el mayor (R) Víctor Sergio Groupierre. Nada debía temer, pero...
¿Qué había ocurrido? Durante la semana del 9 al 15 el sindicalista gastronómico Luis
Barrionuevo visitó la gobernación en La Plata. Durante un encuentro con Duhalde le
formuló un increíble pedido: Quiero la cabeza de Gallina, habría dicho el
presidente de Chacarita, según coinciden varias de las fuentes consultadas por Líbero.
Todavía restaba que sucediera lo más insólito. El gobernador aceptó la solicitud del
dirigente ultramenemista devenido ahora en duhaldista. ¿Por qué y para qué? Las razones
son tan obvias como políticas.
Los potenciales votos que el gremialista está en condiciones de aportar en la interna
justicialista resultaron vitales. Y colocaron en flagrante contradicción al gobernador.
¿Acaso su declamada preocupación por la seguridad en el territorio bonaerense no incluye
la violencia en el fútbol? Su acto de gobierno induce a pensar que no.
Yo jamás clausuré la cancha de Chacarita, se dijo Gallina. Intentó buscar
otras respuestas, pero no las halló. Sí se persuadió de que era un estorbo para los
intereses de la televisión. Aunque no creyó que Barrionuevo llegaría tan lejos. El ex
comisario, en menos de lo que dura una exhalación, adivinó las siluetas de un ex
árbitro y un juez girando a su alrededor.
El monstruo que me volteó a mí y a Castrilli puede terminar también con
Perrotta, razonó cuando recién comenzaba a despojarse de los efectos del Lexotanil
y atendía a Líbero. El sheriff ya no dirige, él no controla más algunos peligrosos
estadios del conurbano y el magistrado está agotado por una causa que le provoca
continuas tribulaciones.
Pese a todo, el ahora ex funcionario no se da por vencido. Todavía no ha sido notificado
oficialmente de su forzado alejamiento y por el momento goza de una breve licencia.
Además, quedó gratificado por la posición que adoptó la prensa con matices, su
desempeño gozaba de respaldo y cuando computa todos estos elementos piensa que
quizá cambie su suerte.
Gallina no ignora que en la columna del debe están las declaraciones formuladas por
Duhalde la noche del último miércoles. Cumplió una importante misión, pero es
hora de hacer cambios..., afirmó durante una cena por los festejos de un nuevo
aniversario platense. Y, como se argumenta en el entorno del gobernador, el Negro no
es de los que dan un paso atrás.
Al ex oficial de policía lo aguardan varios destinos posibles. Quedaría a resguardo en
su puesto como responsable de la seguridad en los Torneos Juveniles Bonaerenses, cuyas
finales se disputarán en Mar del Plata el domingo próximo. O tal vez acepte una
propuesta verbal que le hizo llegar Miguel Angel Toma, el secretario de Seguridad
Interior, para que sea su asesor. De todos modos, la situación de Gallina era más que
precaria. Jaqueado por políticos como Barrionuevo y con una pequeña infraestructura
disponible para efectuar sus operativos en las canchas cuatro empleados y dos
computadoras, su situación ya era delicada. Acá le pagan una
miseria..., confió uno de sus laderos.
Lo que viene Vaya paradoja la del ex comisario y árbitro retirado de
primera división. Su último acto administrativo fue firmar la habilitación del estadio
de Chacarita, que le permitió a este equipo jugar contra Arsenal ayer por la mañana en
San Martín. Sin embargo, Gallina no había ponderado las consecuencias que generaría el
envío de un informe que le hizo al Tribunal de Disciplina de la AFA la semana anterior.
Su escrito contenía declaraciones altisonantes de Barrionuevo en su contra. Y perseguía
que el organismo juzgara al gastronómico por hablar de más. Esa solicitud condicionó su
futuro laboral.
Al mismo tiempo que el funcionario empezaba a quedar en la picota, surgieron los nombres
de los candidatos a reemplazarlo. El polifuncional Guillermo Marconi quedó en la primera
línea, acaso impulsado por el propio Barrionuevo, quien ya lo había colocado en un
puesto clave del Ministerio de Trabajo durante la gestión de otro sindicalista de
posición desahogada, el plástico Jorge Triaca. Su difundida postulación, por ahora, se
desvaneció como una bocanada de humo.
En el peronismo que se ocupa de aspectos relativos a la política deportiva circuló el
nombre de Aníbal Domingo Fernández como un eventual sucesor. La versión suena un tanto
descabellada. Este ex intendente de Quilmes y actual secretario general del club homónimo
tiene un importante cargo en el Ministerio de Gobierno bonaerense. Dos altos dirigentes de
esta institución futbolística desestimaron el rumor. Se basaron en un razonamiento
lógico: la incompatibilidad de funciones que implicaría ser directivo y funcionario de
seguridad en forma simultánea.
El desplazamiento de Gallina podría tener otra lectura. No se descarta que Duhalde le dé
una entidad mayor a la dirección que ocupaba el ex comisario. Y que haya pergeñado una
estrategia aún no difundida. Mientras tanto, Barrionuevo es temido y resistido en voz
baja por sus pares del fútbol, que perciben en su estilo para manejarse los vicios más
añejos de la política. Esta vez se salió con la suya, el gobernador privilegió su
interna partidaria y el ex comisario tuvo que tomar sedantes para calmar su ansiedad.
Noli, el interino
Rubén Noli egresó de la ex Escuela Superior de Periodismo de La Plata -hoy
facultad en 1983. Tuvo que cumplir con el servicio militar obligatorio y no pudo
concluir la tesis de su licenciatura. Por entonces, ya revistaba en la Policía
Bonaerense, en la que aspira a un ascenso antes de que concluya 1998. El próximo escalón
en su carrera es el de oficial principal. Además de estar activo en el organismo de
seguridad y de haber ejercido la docencia, a los 35 años Noli cree que aún tiene mucho
para dar en el arbitraje. Es juez de divisiones inferiores en la AFA y línea en los
torneos de Primera B Nacional y Primera B Metropolitana.
Este ex colaborador de Mario Gallina quedó transitoriamente a cargo de la Dirección de
Seguridad Deportiva que manejaba el ex comisario. El 20 de noviembre de 1995 pasó en
comisión de la Policía al ente que depende de un militar retirado, Víctor Sergio
Groupierre. Y allí trabajó hasta hoy junto a quien reivindica como un funcionario que
no se casaba con nadie.
A Noli le tocó debutar en el puesto este fin de semana. La responsabilidad que le dieron
tiene carácter provisorio, aunque si se prolonga de manera indefinida la sucesión
de Gallina podría convertirlo en un periodista muy peculiar. El primero que
supervisa las inspecciones en las canchas de nuestro fútbol a lo largo del territorio
más extenso del país. Una función que, cumplida con celo, suele causarles traumas a los
dirigentes. |
Todo se hace muy
brumoso... Casi todas las señales que
le enviaron los directivos del fútbol al juez Víctor Perrotta lo colocaron en una
situación incómoda. Lo que acaso no esperaba era que un dirigente político como Eduardo
Duhalde tomara una decisión conflictiva en relación con el tema de la seguridad en el
fútbol. Es una muy mala señal, le dijo el magistrado a Líbero la semana
última. Y de inmediato trazó un paralelo entre su pasado como autoridad judicial y este
presente impregnado de olor a pólvora.
Uno llega a la conclusión de que no tiene garantizada la vida. No le veo sentido a
ser mártir. Ya vimos lo que ocurrió con los mártires en las décadas que dejamos
atrás, expresó el juez con tono de sentencia. A Perrotta no le cayó bien la
renuncia que le solicitaron a Mario Gallina y, al menos por esta vez, coincidió con
algunos representantes de los clubes. No fue el único que se mostró disconforme con la
medida del gobernador bonaerense; desde Miguel Angel Toma hasta los integrantes del
Comité de Seguridad Deportiva que encabezan Juan Carlos Blanco y Carlos De los Santos
difundieron su oposición al desplazamiento del ex comisario.
Perrotta disertó el miércoles 18 en un seminario organizado por la Policía Federal
relativo a la seguridad en las instalaciones deportivas. Describió que en su causa
todo se hace brumoso porque hay muchos intereses económicos en juego.
Similares intereses, pero políticos, derrumbaron al ex comisario cuya cabeza fue pedida
desde las entrañas del poder. |
El Sheriff sigue sacando tarjetas
Evaporados los ecos de sus denuncias públicas contra la conducción
del fútbol argentino, Javier Castrilli, pese a ello, no cede en su cruzada. El ex
árbitro no vive una situación floreciente. Aún continúa rechazando propuestas que le
acercan distintos políticos y se reprocha en la intimidad un acto que sus amigos definen
como ingenuidad. Un ex juez como él le confió a Líbero que creyó a
ciegas en sus compañeros y se equivocó. Ahora quedó en una posición delicada, ya que
alquila la vivienda donde vive y todavía no terminó de pagar las cuotas del auto que
compró.
El sheriff escribe columnas en la revista XXI y la sigue emprendiendo contra la AFA, Julio
Grondona y los dirigentes que lo rodean. Durante los últimos días también tuvo tiempo
para ser solidario con el ex colega caído en desgracia: Mario Gallina. Escogió la
fórmula de un llamado telefónico. Discó el número del Instituto Bonaerense del Deporte
en la ciudad de La Plata y le dijo al mayor Groupierre que si despedían de su cargo al ex
comisario no dirigiría la final de fútbol en los Torneos Juveniles Bonaerenses. Resta
saber si hasta el 29 de noviembre cambia de parecer. Su trayectoria, condimentada de
posiciones a menudo intransigentes, hace pensar que Castrilli no cederá un ápice en su
mensaje. De ahí que los organizadores del megacertamen duhaldista tendrán que ir
previendo quien dirige el partido decisivo entre los pibes de la provincia. |
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