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El Ejército israelí entregó ayer a la policía palestina seis poblaciones y un campamento de refugiados, como fin de la primera fase de retirada del 13 por ciento de Cisjordania. Las cercanías de la población palestina de Tulkarem fueron una fiesta, pero el acuerdo de paz firmado en Washington sigue teniendo dificultades para abrirse paso. Las autoridades israelíes se negaron a liberar 150 presos políticos palestinos, como lo pidió la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Mientras tanto, el movimiento de colonos judíos ocupó ayer tierras palestinas para ampliar sus asentamientos en Cisjordania, lo que hace crecer la polémica sobre el destino de los fondos que Estados Unidos se comprometió a entregar tanto a palestinos como a israelíes para colaborar con la retirada. El ministro de Finanzas israelí, Jacob Neeman, viajó ayer a Washington para convencer a los congresistas norteamericanos de que ayuden a financiar la retirada israelí de Cisjordania. Estos fondos, que podría ser de 1200, 1400 o 1600 millones de dólares, según dijo una fuente del ministerio, podrían ser condicionados por Estados Unidos a la interrupción de la política de ocupación de territorios por parte del movimiento de colonos judíos. Las autoridades norteamericanas han manifestado que no es improbable que el dinero destinado supuestamente a una retirada vaya a parar a los asentamientos de los colonos, que fueron reimpulsados con fuerza por el gobierno del premier israelí Benjamin Netanyahu. Y los colonos, precisamente, exigieron a Netanyahu un plan de seguridad para las poblaciones que quedaron enclavadas en los territorios entregados entre el viernes y ayer. Exigimos que cada colonia cuente con una pista para recibir helicópteros y un generador eléctrico automático, además de disponer de un arsenal con armas automáticas y granadas lacrimógenas, dijo ayer el portavoz de los colonos, Schlomo Filber. También queremos autobuses blindados a prueba de balas. El sistema defensivo que nos propone el Ejército israelí nos parece pasado de moda, agregó Filber. El Ejército israelí tiene un plan, que costará 11 millones de dólares, para cavar trincheras antitanques y construir puestos militares y barreras electrificadas alrededor de los asentamientos. La paradoja de ceder territorios y al mismo tiempo militarizar parte de ellos se repite en el esquema político del premier israelí. Los partidos derechistas que sostienen a la coalición gobernante se oponen al acuerdo que Netanyahu firmó con el líder palestino Yasser Arafat en Washington, por lo cual el premier se alió con la oposición laborista para hacer aprobar el documento en el Knesset (Parlamento israelí). El diario israelí Maariv dijo ayer que el canciller Ariel Sharon inició contactos con el líder laborista Ehud Barak para formar un gobierno de unidad nacional, algo que el mismo Netanyahu negó. Otro de los asuntos centrales que volvieron a la primera plana por la primera fase del acuerdo de Wye Plantation fue el de los 3500 presos palestinos que están en cárceles israelíes. El gobierno israelí liberó a 150 presidiarios comunes, lo que fue objetado por los palestinos que reclaman la liberación de otros 150 presos, pero políticos. Israel no se comprometió jamás a liberar a prisioneros que tengan sangre de judíos en las manos, dijo ayer Netanyahu a través de un comunicado. Esos a los que Israel llama terroristas son soldados palestinos que fueron enviados a luchar por la causa de su pueblo, respondió Abdel Hisam Rezak, encargado del departamento de prisioneros de la ANP.
IRAK VUELVE A CRITICAR LAS INSPECCIONES DE LA
ONU El
Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá hoy para tratar lo que ya está cansado de
tratar: la negativa número 500.000 de Saddam Hussein a cooperar con la Comisión Especial
de Desarme de la ONU (Unscom). Esta vez, el asunto problemático es una serie de
documentos que Bagdad se niega a entregar por juzgar que se pide lo imposible,
como dijo el canciller iraquí Mohamed Said al-Sahaf. A sólo una semana de la crisis que
por muy poco no desembocó en un ataque aéreo sobre Irak, este planteo puede traducirse
en cuestión de horas en un bombardeo, ya que las fuerzas anglonorteamericanas que se
desplegaron en el Golfo Pérsico siguen allí.
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