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Por Facundo Martínez Jorge Bermúdez, el patrón de la línea final de este Boca orgulloso de su invicto y de su valla menos vencida, es un hombre sobrio, sereno, de pocas palabras justas y nada explosivas. Fundamental en el andamiaje consolidado por Bianchi es, también, uno de los tres colombianos símbolos de Boca. --¿Cuando llegaste a Boca, te imaginabas este momento? --Mi imaginación pasaba por saber que Boca era un equipo grande, con mucha tradición, que siempre estaba para pelear el primer lugar.
--¿El fútbol argentino te tentó más que el fútbol portugués, o la tentación sólo fue el venir a Boca? --Estaba en el Benfica, tenía un contrato por dos años más y estaba tranquilo. Pero llegó un entrenador nuevo y yo no sentía lo que me pedía dentro del campo; tampoco estaba conforme con lo que hacía el equipo y resolví cambiar. Y ahí apareció Boca. Para mí siempre fue atractivo el fútbol argentino --por costumbre, por nombre, por su historia-- y me parecía un paso muy importante en mi carrera. Así vine y le doy gracias a Dios: estoy muy satisfecho de estar viviendo esto.
--Decís que sos una persona fría, pero en Boca no te faltan emociones... --Soy frío pero vivo las cosas con un temperamento muy particular, muy para mí. Los medios, la publicidad, lo que diga la opinión pública no me interesa y nunca me interesó ni el juego de palabras ni el juego de imágenes. Me comentaron sobre el furor que nosotros (Córdoba, Serna y yo) provocamos en Colombia desde que estamos en Boca, pero eso no me importa. A mí me interesa el equipo, el grupo, lo que digo en la cancha, eso sí lo vivo con mucha intensidad. El clima que hay alrededor de Boca, la gente, eso también. Después, todo es para mi familia. Ahí está mi vida.
--Ya hace unos cuatro años que estás afuera de Colombia. ¿Cómo ves tu país desde acá? --Siempre estoy pendiente de lo que pasa. Estoy orgulloso de ser colombiano porque sé que en ninguna parte me voy a sentir más cómodo. Vivo pendiente de mi familia, de mis hermanos, de mi mamá. A veces siento que estos cuatro años parecen cuarenta. --¿Qué características te convierten en el "patrón" de la defensa? --Lo primero que se me ocurre es la responsabilidad y la seriedad. Es como una doble dependencia: yo le entrego eso a Boca, y el trabajo vuelve a mí reflejado en el cariño de la gente. Y yo voy a entregarles, mientras esté en Boca, todo mi esfuerzo y mi sacrificio.
--¿Qué cambió en la defensa de Boca desde el principio del torneo? --Cuando empezó la temporada todavía no nos conocíamos muy bien. Nos faltaba el acople, el trabajo y los partidos. Nos hicieron demasiados goles y hubo preocupación, pero con el tiempo, con la dedicación, los resultados comenzaron a darse. Ahora yo digo que no somos insuperables ni invulnerables. Somos cuatro hombres entregando todo para tratar de sacar un cero en nuestro arco. Las claves son la confianza y el conocimiento de lo que hace cada uno, y el entendimiento de lo que el técnico pretende. --¿La llegada de Bianchi fue fundamental para este momento? --Claro, y es lógico. Su forma de ver el fútbol, de sentirlo y de transmitirlo ha sido primordial. El dio armonía al grupo y lo llenó de los principios que cree que tiene que tener un equipo para salir primero.
--¿Cómo te cae eso de que los defensores reciben a los rivales cansados por la presión de los delanteros en la salida y de los volantes en el medio? --A mí me llegan con todo... ¿Vos creés que llegan en una pata? Se han dicho muchas cosas de Boca, pero yo nunca vi que Palermo marcara a un delantero. Palermo aprieta a los defensas; los volantes, a los volantes, y nosotros tenemos la presión de los delanteros. Yo me ocupo de mi trabajo y la verdad es que no puedo ponerme a pensar si llegan cansados o no. Lo que te aseguro es que en la cancha vienen con todo.
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