"Es parte de mi militancia"
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Por Fernando D'Addario Cómodamente instalada en una suite de un hotel, Ana Belén dirige la mirada hacia el enorme ventanal con vista al Río de la Plata, marrón como siempre, y deja escapar un espontáneo "qué belleza de paisaje...". Evidentemente, el invierno ha sido crudo en Madrid, y dejó su huella en la actriz-cantante, que busca desesperadamente una señal bucólica en medio de tanta alienación urbana. Presa de su libertad artística, se queja de "tener que venir por sólo tres días y no poder coger las zapatillas y salir a andar por Buenos Aires, que tanto me gusta". Belén está aquí preludiando los shows en que presentará en vivo los temas de Lorquiana, dos discos de homenaje a Federico García Lorca, de cuyo nacimiento se cumplió este año un siglo. Uno de ellos, arreglado y dirigido por el notable pianista de jazz Chano Domínguez (que vino este año a Buenos Aires con Martirio) contiene canciones populares del escritor granadino asesinado en 1936. El otro (el más interesante en cuanto a diversidad estilística) incluye poemas de Lorca musicalizados por artistas como Joan Manuel Serrat, Leonard Cohen, Fito Páez, Víctor Manuel y Pedro Guerra, entre otros. No es su primera aproximación a la obra de Lorca. Participó hace muchos años en la puesta teatral de La casa de Bernarda Alba, y protagonizó la película homónima, dirigida por Mario Camus. --¿Cómo cree que ha logrado comunicarse mejor con el público: bajo la mirada de una cámara o a través de un micrófono? --Con la cámara, ya sea como actriz o como directora una tiene que esperar un tiempo los resultados, lo que implica un encuentro más frío con la gente. Cantando, la comunicación es mágica y al instante. Eso no se da ni siquiera en el teatro, porque allí sos sólo un vehículo entre el autor de la pieza y el público. Y hay otra diferencia: la gente se olvida pronto de las películas. En cambio las canciones, cuando gustan, quedan. --¿Grabar dos discos de homenaje a García Lorca implica un posicionamiento político o en su caso prevaleció la afinidad artística? --En mi caso se trata de ratificar un posicionamiento que desde hace tiempo está muy claro. Pero percibo que para mucha gente provoca una sensación de "Uy, otro homenaje a Lorca". No es ilógico: estamos saturados de homenajes a Lorca. Y el mío es uno más. --¿Esa proliferación de homenajes y recordatorios no producirá una banalización de su figura? --Puede ser pero, ¿quién tiene derecho a decir tú sí puedes homenajearlo y tú no...? Es un poco soberbio pensar que el tributo necesario es el que una le ha preparado. En ese sentido soy práctica: hice estos discos porque me dio la gana y nadie me ha subvencionado para hacerlos. Me los he pagado yo misma. Lo peligroso de esto no es este año plagado de eventos de rescate de la figura de Lorca, sino el año después. Ojalá no venga el silencio después de las explosiones. --¿Significa que no quiere que suceda como con el Che? --No, no me parece que esté de moda en ese sentido. Pero ahora que viene el tema, sería bueno recordar que también a Lorca lo asesinaron. Y lo asesinaron por algo. Hoy día en España intenta prevalecer la idea de que "aquí no ha pasado nada. Lorca es de todos, lo puede leer todo el mundo". Y sí, es verdad que lo puede leer todo el mundo, y ojalá que así suceda, porque Lorca no era de todos. Si hubiese sido de todos, no lo habrían matado. Dicen que se lo han cargado por su condición de homosexual, y en realidad sabemos que no fue así, que lo asesinaron porque era un tío libre, que estaba siempre del lado del más jodido, del más marginado, y que además era brillante, lo cual era subversivo en esos tiempos. --Lorca dijo alguna vez que el artista debía ser solamente artista y no político, e inclusive criticó a Rafael Alberti por su afiliación al PC. Sin embargo su vida estuvo signada por el compromiso. ¿Usted como cantante y actriz se planteó alguna vez esa dificultad para conciliar lo profesional y lo político? --Primero habría que aclarar algo: aquellos eran momentos muy difíciles, y mucha gente con buenas intenciones que, ante una posición muy jugada y peligrosa a lo mejor decía "y tú, ¿qué necesidad tenías de hacer esto o aquello?" Pero lo decían para proteger a algún amigo, porque en el fondo, con diferentes matices, querían lo mismo. Alberti y Lorca trabajaban para la misma causa, de manera diferente. La historia lo demostró, más allá de los matices. Y si tengo que hablar por mí, nunca tuve conflictos con respecto de lo que tenía que decir o hacer. Mi música, o mis trabajos como actriz, también eran y son parte de la militancia. --¿Una militancia distinta que aquella de los 70? --Sí, claro, pero yo jamás renegaría de lo que hice. No me arrepiento de aquella militancia absoluta, más radicalizada, quizás. Hice lo que debía. Luego llegó la democracia, y la derecha, cuando empezó a mirar hacia atrás dejó entrever la sensación de que toda nuestra actitud de compromiso había sido oportunista, como si hubiésemos querido posicionarnos. --¿Y fue así? --En absoluto. Ser militante del PC en los 70 no era oportunista. Te la estabas jugando, y mucho. No tuve tiempo de ponerme a pensar cómo me iba a posicionar eso en mi carrera. Y de hecho tuve menos trabajo, y sentí que en los años del franquismo quisieron aniquilarme artísticamente. Pero sabía que esa España no era un lecho de rosas, por eso es que luchábamos. --Siempre que se habla del compromiso termina aludiéndose al pasado. ¿Cómo es ser de izquierda hoy? --Para mí, seguir siendo de izquierda es hacer lo que tu corazón te indique, sin prejuicios ni presiones. Tener una actitud jugada ante la vida. Y si quieres salir a la calle porque el gobierno de turno ha hecho tal cosa, lo haces, y si no lo sientes, no. --Es decir, estar supeditada a las emociones y no a una doctrina. --Exacto. Y esto no tiene que ver sólo con la maduración personal sino con la evolución de la sociedad. Antes parte de la sociedad salía a la calle por una cuestión de autoafirmación. Eso hoy ya no tiene sentido. Hemos luchado contra el franquismo, pero también últimamente hemos salido para manifestar contra el terrorismo, y creo que la sociedad ha ganado en esta lucha, porque estamos viviendo un período de paz.
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