El sueño de Gabo
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Por Winston Manrique
El escritor colombiano Gabriel García Márquez empieza a verle el rostro a uno de sus sueños más buscados: volver a hacer periodismo y transformar un medio en una escuela. El nombre de esa terrenalización se llama Cambio, una revista colombiana cuyas conversaciones de compra "están avanzadas", según dijo el Premio Nobel que integra un grupo de cinco periodistas dispuestos a la inversión. "Estamos de novios y en trance de compromiso", fue, a su vez, la descripción de Patricia Lara Salive, actual dueña de la publicación. Gabo, como lo llaman en Colombia, ha preferido resguardarse en la prudencia, fiel al ritual de no contar los buenos sueños para no alterar su destino. Pero ¿podría olvidarse, por estos días, que su adultez comenzó trabajando como periodista en el diario El Universal de Cartagena de Indias, a los 21 años, en 1948? "No hay noticia todavía", atina a decir García Márquez desde su casa en Cartagena de Indias, lo que justifica con un "todavía no se ha firmado nada". Más optimista habla la directora y dueña de la publicación, que sin desconocer que cualquier cosa puede suceder en el proceso de legalización, considera que "todo va bien". Es más, que la formalización de la venta podría ser este 15 de enero, o antes, "si se escoge otra opción legal". Sobre el costo de la negociación se habló más de la cuenta, según Gabo. Lara Salive da como equivocadas las cifras que circulan en los mentideros colombianos, y prefiere esquivar el tema recordando un adagio de su padre: "A riqueza y santidad, la mitad de la mitad". La revista perteneció a la edición de Cambio 16 Colombia, una iniciativa original de la revista española del mismo nombre. A partir del 1º de agosto su dueña, que es amiga personal de García Márquez, quitó el 16 de la cabecera tras negociar con Cambio 16 España. El Nobel colombiano, que siempre se ha considerado periodista, ya tenía una participación simbólica en esta revista semanal, con sede en Bogotá. Aunque la idea de tener un medio de comunicación le ronda en la cabeza desde hace mucho tiempo, un año lleva el escritor de 71 años en la recta final. Fue con la conformación de un proyecto editorial en que lo secundan cinco colegas periodistas: Pilar Calderón, subdirectora de El Espectador, donde el Nobel trabajó varios años desde 1954; María Elvira Samper, ex directora del telediario "QAP"; Mauricio Vargas, director del telediario "CM&"; Roberto Pombo, columnista de la revista Semana y Ricardo Avila, asesor del secretario general de la Organización de Estados Americanos, OEA, y del ex presidente de Colombia, César Gaviria. La idea original, cuenta Calderón, fue crear un proyecto periodístico nuevo, hasta que a mediados del año apareció la posibilidad de adquirir Cambio. De cerrarse las negociaciones, 1999 significaría el regreso de García Márquez al periodismo. Y el cumplimiento de su interés por participar de forma directa y activa en la creación de un medio bajo su concepción. "Aunque no se han definido las funciones de cada uno, es claro que Gabo es un socio importantísimo y que ha expresado claramente que quiere volver a hacer periodismo", aseguró la subdirectora de El Espectador. Según Calderón, Cambio continuaría en la misma línea de información general-política. Si logra fraguarse este proyecto de la revista, el Nobel trataría de realizar su tercer sueño más entusiasta: convertir Cambio en una escuela para periodistas jóvenes. Un asomo a este ideal es lo que hace desde 1995 con la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, con sede en Cartagena de Indias. Ahora, además de la apuesta periodística, sus posibles nuevos dueños tendrán el reto de elevar la venta de la revista, para lo cual contarían con una de las más envidiables estrategias: la regularidad de las manos del periodista García Márquez sobre un teclado.
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