Por Adrián H. Mouján
La posibilidad de
que tribunales extranjeros enjuicien a ex dictadores argentinos no es precisamente el
mejor de los panoramas que Carlos Menem pudiera desear. Quizás motivado por eso, el
Presidente reiteró su respaldo al gobierno de Eduardo Frei en contra de la decisión de
la Cámara de los Lores británica de no conceder la inmunidad diplomática a Augusto
Pinochet. Curiosamente, los senadores oficialistas igual suscribieron una declaración de
condena al dictador chileno refrendada por toda la Cámara.
Horas después de concretar una operación en conjunto mediante el cual logró birlarle
dos bancas a la oposición, la Casa Rosada y la bancada oficialista en la Cámara alta
exhibieron posiciones encontradas respecto de la figura de Pinochet. Mientras el Gobierno
volvió a respaldar al presidente chileno Eduardo Frei en sus cuestionamientos a la
decisión británica, los senadores aprobaron por unanimidad una declaración repudiando
al senador vitalicio detenido en Londres.
Nuestra solidaridad es total con el gobierno chileno, con el que coincidimos en los
principios jurídicos genéricos y específicos sobre el caso Pinochet, fue la frase
con la que en la Casa Rosada dejaron en claro su apoyo al reclamo del gobierno chileno
para que Gran Bretaña respete el principio de territorialidad. La reacción
de la Cámara de Senadores se situó en la vereda opuesta: emitió una declaración en la
que consideró a Pinochet como un traidor a la causa latinoamericana.
Con la derrota que le asestaron los grupos defensores de los derechos humanos al conseguir
el arresto de los ex represores Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera, sumado a la
posibilidad de que esta situación se extienda al ex dictador Leopoldo Fortunato Galtieri
y al tucumano Antonio Domingo Bussi, el Gobierno utiliza el caso de Pinochet para
adelantar los argumentos que podría esgrimir si algún represor argentino es reclamado
desde el exterior. La defensa de la territorialidad, la irretroactividad y la figura
de la cosa juzgada, son los tres pilares en los que se apoya la estrategia oficial
luego de que los jueces españoles Baltasar Garzón y Manuel García Castellón iniciaran
la caza de ex dictadores latinoamericanos.
En su declaración, la Cámara alta hizo hincapié en la irrestricta defensa de los
derechos humanos y en el repudio a todos los que los han violado, entre ellos el general
Pinochet. Los senadores del oficialismo, que apoyaron la iniciativa, chocaron con la
posición que marca la Casa Rosada y que acató otro legislador, el titular del bloque de
diputados justicialistas, Humberto Roggero, quien señaló que si se acepta el
principio de extraterritorialidad se sentaría un mal precedente.
El diputado por el PJ cordobés rechazó el hecho de que Pinochet pueda ser juzgado en
España al señalar que es la Justicia chilena la que debe actuar, así como lo hizo
la argentina cuando los magistrados decidieron detener a Jorge Rafael Videla y Emilio
Massera, aunque olvidó las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, además del
posterior indulto decretado por Menem, que les permitió a los represores recuperar su
libertad hasta que los jueces argentinos sacaron a relucir las causas por apropiaciones de
bebés, un delito expresamente dejado de lado en las sucesivas leyes de perdón.
Lo que hace el juez Garzón, jurídica, política y moralmente es correcto. No hay
otro lugar en donde pueda estar Pinochet que no sea la cárcel. En el caso de violaciones
a los derechos humanos no se puede hablar de territorio o jurisdicción, los genocidas
tienen que estar en la cárcel, afirmó el riojano Jorge Yoma, fijando a la vez su
posición y defendiendo lo actuado por la Cámara.
Otros miembros del bloque oficialista explicaron que una cosa son los partidos y los
legisladores, y otra cosa es el Estado. El gobierno del presidente Menem, que en estos
momento representa al Estado, ha decididopor una cuestión política y geoestratégica
apoyar a Chile en su reclamo por el tema de la territorialidad, pero eso no quiere decir
que nosotros tengamos que pensar igual. Los senadores justicialistas explicaron que
esa declaración no es más que una forma de congratularnos por lo que le está
sucediendo a Pinochet y a otros dictadores o represores.
Yoma aseguró que el espíritu y la letra de la declaración la compartimos todos
los miembros del bloque. Aunque algunos colegas abrieron el paraguas sobre el tema de la
territorialidad. La pregunta es si los países del Tercer Mundo podremos
juzgar en algún momento a algún genocida francés, británico o norteamericano que haya
violado los derechos humanos en la guerra de la ex Yugoslavia o en Ruanda, por
ejemplo, dijeron los legisladores.
La iniciativa la presentó el radical riojano Raúl Galván antes del viaje de Menem a
Gran Bretaña pero acordó con el justicialismo dormirla hasta el regreso del
Presidente. En ese lapso, Galván arregló con sus pares justicialistas endurecer el
párrafo en el que se repudiaba a Pinochet por las violaciones a los derechos humanos. Es
que en sus primeras líneas, la declaración repudia las acciones desplegadas por el
ex dictador Augusto Pinochet Ugarte, en apoyo a las acciones armadas de Gran Bretaña en
la guerra de 1982 por las islas Malvinas. Por esa razón el Senado consideró a
Pinochet un traidor a la causa latinoamericana.
Con la clara intención de amortiguar el impacto de su respaldo a Pinochet, a quien Menem
dijo respetar, el Gobierno utilizó la pantalla de su entusiasta
apoyo a la creación de la Corte Internacional que comenzará a trabajar con la
imposibilidad de revisar muchos casos del pasado, excepto los casos de la ex Yugoslavia,
ya que algunos países europeos tienen pensado que el primer criminal que se siente en el
banquillo de los acusados sea el serbio Radovan Karadzic.
Conflictos de soberanía El jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y precandidato presidencial
de la Alianza, Fernando de la Rúa, prefirió dar un paso más allá respecto de la
decisión de la Cámara de los Lores británica de no conceder la inmunidad diplomática
al ex dictador chileno Augusto Pinochet. Como hombre de la democracia, me alegro con
la detención de Pinochet. Pero la comunidad internacional tiene que resolver cómo se
solucionan jurídicamente estos temas, porque pueden haber conflictos con la
soberanía, afirmó De la Rúa, refiriéndose a la cuestión de la
extraterritorialidad en los juicios a los que cometieron crímenes de lesa humanidad. En
ese sentido, existe la avanzada internacional de crear un tribunal internacional que se
ocupe del enjuiciamiento a los que cometieron crímenes contra los derechos humanos (ver
nota central).
Concepción universalista
La precandidata presidencial de la Alianza y diputada por el
Frepaso, Graciela Fernández Meijide, afirmó que la detención y posible extradición a
España del ex dictador chileno Augusto Pinochet es una victoria para los derechos
humanos. Y utilizó la ironía imaginando la decepción del general al verse detenido en
un país que consideraba deudor con su persona por su accionar durante la guerra del
Atlántico Sur.
Yo me imagino la sorpresa de un Pinochet que se debe haber creído que lo
recibirían como un héroe nacional en Inglaterra, porque había ayudado a los ingleses en
la guerra por las islas Malvinas, y de repente se encuentra detenido. Esto es gracias a
esta tendencia que gana cada día más terreno en todo el mundo, que es la concepción
universalista de los derechos humanos, afirmó Fernández Meijide, en referencia a
los crímenes de lesa humanidad que podrían ser juzgados en un país distinto al que
fueron cometidos.
La diputada frepasista evaluó además que la prisión preventiva del ex dictador
argentino Eduardo Emilio Massera demuestra la inutilidad de los indultos dictados
por el presidente Carlos Menem. |
Mingo no quiere preso al dictador
El
ex ministro Domingo Cavallo se mostró como un defensor de la soberanía de los países
latinoamericanos al referirse a la detención del dictador chileno Augusto Pinochet en
Londres. Se está buscando un buen objetivo pero avasallando la soberanía de las
naciones, dijo el diputado.
¿Podrá Chile o Argentina llevar a los tribunales a algún líder europeo?,
se preguntó Cavallo en declaraciones al programa radial Punto de Encuentro.
El diputado se refirió al caso de la ex primera ministra británica, Margaret Thatcher,
quien durante la guerra de Malvinas violó las normas internacionales cuando dio la
orden de hundir el crucero General Belgrano que estaba en zona de
exclusión. ¿Cómo va a ser el ordenamiento jurídico internacional si
seguimos con estas prácticas?, se preguntó el ex ministro. Cavallo aseguró que
lo que necesitamos es un mundo con más juridicidad y más respeto por los derechos
humanos, pero también por las normas legales y dijo que la detención de Pinochet
le está creando un problema serio a Chile, porque está reabriendo
heridas que habían empezado a cerrarse. Y agregó: me duele por Chile, no me
duele nada por Pinochet. Sobre el encarcelamiento del ex almirante Emilio Eduardo
Massera, Cavallo opinó que el sistema está funcionando bien porque son los
jueces argentinos los que lo ordenaron.
Encuentros cercanos |
La relación entre el
presidente Carlos Menem y el ex dictador chileno Augusto Pinochet es anterior a la llegada
al poder del riojano y no sólo han sido cruces epistolares sino también varios
encuentros.
En 1988 cuando en Chile se realizaba el plebiscito para resolver la continuidad de
Pinochet en el gobierno, Menem, entonces candidato presidencial del PJ, le envió un
telegrama de felicitación al dictador y otro a la Concertación, que luego llevó a la
presidencia a Patricio Aylwin.
En marzo de 1990, Menem se reunió con Pinochet durante su viaje a Chile para
asistir a la asunción de Patricio Aylwin. No saludar a Pinochet sería faltarle el
respeto al 40 por ciento de los chilenos (el porcentaje obtenido por el candidato
pinochetista, Hernán Büchi en la contienda presidencial). Además, mal que mal, nos
guste o no, Pinochet ha sido un presidente que ha gobernado durante casi 17 años a
Chile.
En agosto de 1992, Menem viaja a Santiago de Chile para asistir a la firma de un
documento de parte de las autoridades chilenas sobre su respaldo al reclamo de soberanía
sobre las Islas Malvinas. Menem y Pinochet conversaron en una cena que se realizó en el
Palacio de la Moneda, sede del gobierno y triste escenario donde el ex dictador derrocó
al presidente Allende.
En septiembre de 1992, Pinochet viaja a la Argentina y Menem lo recibe en la Quinta
presidencial de Olivos acompañado por el Jefe del Ejército argentino, general Martín
Balza. Fue un encuentro protocolar, argumentaron, en ese entonces, en la Casa
Rosada.
En junio de 1993, Pinochet realiza otro viaje a la Argentina y es condecorado por
Balza, a pedido del presidente Menem.
En marzo de 1994, en su viaje a Chile para asistir a la asunción del presidente
Eduardo Frei, Menem conversó telefónicamente con Pinochet.
En febrero de 1997, con motivo del abandono de la jefatura del Ejército chileno
por parte de Pinochet, Menem le envía un saludo y una felicitación por su asunción como
senador vitalicio, un cargo que el dictador diseñó a su medida para asegurarse un retiro
impune. |
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