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Es un ministro de Economía de cuarta. No de tercera. De cuarta. Domingo Cavallo redobló la apuesta en el cruce que viene manteniendo desde hace tres días con Roque Fernández. Y no se detuvo allí. El ex jefe del Palacio de Hacienda trató ayer a su sucesor de pobre tipo, que dice estupideces y se deja manosear por el sector político. La historia de esta nueva confrontación comenzó cuando Cavallo acusó a Fernández de poner en riesgo la convertibilidad con los errores que está cometiendo en su gestión. Anteayer, Roque contestó el golpe, al afirmar que fue él quien corrigió los desaciertos del actual diputado y sostener que la estabilidad estaba en peligro antes de su arribo a Economía. Roque le mojó la oreja y no se la bancó, fue la interpretación de los colaboradores del ministro ante el ataque de Cavallo. Necesita prensa, porque desde que se instalaron los temas de Massera, Pinochet, la interna de la Alianza y los conflictos en el Senado nadie se acuerda de él, insistieron, consultados por este diario. El ministro leyó las declaraciones que Cavallo había formulado por la mañana a la FM Señal Económica y decidió no contestar. Es un provocador y no tiene sentido seguirle el juego, afirmaron en Economía, aunque señalaron que si en los próximos días algún periodista lo consulta a Roque por esta polémica, cuando asista a un acto público, se defenderá. Ayer, como suele hacer los viernes, el ministro se fue después del mediodía a su campo en Entre Ríos. La verdad es que el pobre Fernández no sabe qué estupideces decir. Está sujeto a grandes presiones y no tiene un gobierno que lo respalde, había disparado Cavallo en la entrevista radial. Desde que abandonó el Palacio de Hacienda, sólo había utilizado expresiones duras para referirse a Carlos Menem, primero cuando los jueces lo citaban para interrogarlo por diversas causas y luego en contra de los afanes reeleccionistas del jefe de Estado. El otro blanco de sus embestidas era Alfredo Yabrán. Pero ayer utilizó un tono más subido para con su ex compañero de equipo, por quien nunca profesó demasiada simpatía. Lo que pasa es que él se dejó manosear y dejó manosear el Ministerio de Economía. Cuando asumió, dejó que lo sacaran a Caro Figueroa, un ministro de Trabajo que contribuía en la lucha contra la desocupación de manera coherente con la política económica, y dejó que lo nombraran a Erman González, que trabajó para que los sindicatos volvieran a apoyar a Menem en su afán reeleccionista, se explayó Cavallo. Y continuó: Roque debilitó tanto el Ministerio de Economía que se transformó en una Secretaría de Hacienda sin poder. Ahora está pagando las consecuencias. Por la tarde, el ex ministro estuvo en Mendoza y allí siguió su arremetida contra Roque. Se refirió a su debilidad frente a Carlos Corach y el ala política del Gobierno, y dijo que a Fernández obviamente lo maneja Menem. Los problemas que existían en la economía cuando él asumió, en gran medida tuvieron que ver con su mal desempeño como presidente del Banco Central en el 95. Si superamos el efecto Tequila, fue porque (Roque) Maccarone y (Horacio) Liendo, desde la cartera que yo conducía, supieron cómo enfrentar la crisis de las entidades financieras. Pero bueno, pobre Roque, ya no sabe qué decir, insistió Cavallo. En el extenso reportaje radial, el presidente de Acción por la República también se refirió al tema que inició este conflicto: las complicaciones fiscales surgidas por la caída de la recaudación impositiva. Si resolver el déficit fuera una cuestión de anticipar el pago de impuestos o diferir gastos, sería muy fácil manejar la economía, sostuvo en referencia al adelanto del gravamen a las Ganancias y el desdoblamiento en la liquidación de aguinaldos a jubilados y empleados públicos. Todo este lío que está haciendo Fernández es porque se maneja con un criterio anacrónico, denominado de caja. Dice que bajó el déficit fiscal, pero es porque no paga los reembolsos de IVA a los exportadores. Pero, en definitiva, está acumulando deuda, y esa deuda es déficit, enfatizó. En la época que yo era ministro no hacíamos artilugios contables, dijo sin ruborizarse, cuando es conocido que aplicaba cualquier tipo de manejos para cerrar las cuentas. Me preocupaba porque lo que había que pagar se pagara, apuntó, en una afirmación que difícilmente vaya a ser avalada por los jubilados. Y si había déficit, que se pusiera de manifiesto. De esa manera, conseguía que el Congreso se diera cuenta de que tenía que apoyar las medidas que proponíamos desde Economía, como los pactos fiscales con las provincias y las reformas de fondo que resolvieran los problemas. Por eso digo, Fernández es un ministro de Economía de cuarta. No de tercera. De cuarta, concluyó Cavallo.
HISTORIA DE UNA RELACION DE INDIFERENCIA Y
RENCORES Los
cruces de Domingo Cavallo y Roque Fernández se fueron intensificando cada vez más a lo
largo de este año. Cuando el mediterráneo fue despedido de Economía, adoptó una
actitud prudente con su sucesor, para evitar ruidos en la transición. Pero esa postura
fue lentamente dejada de lado hasta el estallido descalificador de ayer. Aquí van los
contrapuntos más jugosos de esa relación durante los últimos dos años.
RECLAMOS DE LAS TERMINALES Y LOS SINDICALISTAS El sector
automotor volvió a hacer sonar las alarmas. Atentos a la crisis sectorial ante la fuerte
contracción de la demanda, empresarios y sindicalistas se unieron ayer para reclamarle al
Gobierno la implementación de urgentes medidas para evitar perjuicios al
país. Horacio Losoviz, presidente de Adefa, la entidad que nuclea a los
fabricantes, dijo que la industria atraviesa por un período de inseguridad
cuyo futuro es incierto.
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