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VERSION DE LOS CHICOS Y LOS DUEÑOS DE LAS DISCOS
Cuando las trompadas van y vienen


na25fo02.jpg (11989 bytes)t.gif (67 bytes) La escena habitual de la batalla es que describe Pablo Berra, un chico de 17, que va a quinto año del colegio Cangallo. Habla de La Reina, un lugar de gente stone, sobre Sarmiento, donde tocan bandas como Catupecu Machu. "Había unas gatas en el lugar y uno borracho se zarpó. El patovica lo sacó bien, le dijo que no joda más. El flaco se volvió a zarpar, lo empujó mal. Saltó una barra de amigos. Eran 25 personas contra los patovicas y los amiguitos del patovica, mucha gente. Los patos pegan aunque quieren ser mediadores. Los demás reparten. Igual vi que bajaron a un pato de una trompada, lo pusieron muy bien. Todo esto duró quince minutos". Y fue hace dos semanas. La frecuencia de las peleas hacia el fin de año, cuando los egresados hacen fiestas de lunes a lunes, parece ser alta. "Vas a un lugar, te sentás un rato y vas a ver cómo se cagan a trompadas", recomienda la rubia Ana Miller, de la misma edad que Pablo y habitué de Caix, en la Costanera, donde se la ve de negro, sandalias y una estrecha musculosa. "En realidad es una cuestión de a ver quién la tiene más larga. En general es por boludeces y entre dos grupos grandes", explica Agustín Alvarez, un morocho altísimo de dieciséis. Peni Taranco, uno de los dueños de La Morocha, fue también encargado de Caix en otra época y tuvo que lidiar con quien considera más problemático para el equilibrio nocturno: los adolescentes y la manada del tacle. Ana Miller cuenta sobre el bardo adolescente de boliche. "Está la típica de un novio. Estaba en Scape con amigos y mi novio se calentó porque se puso celoso. '¡Juan pará! ¡Juan pará!', le dije y se calmó. A los quince minutos vi que lo estaba apurando a mi amigo y me metí, lo agarré a mi amigo para que se termine. Fue un apure. Son cosas muy rápidas. Fue una noche de mierda". El rugbier, altanero, presuntuoso de su potencia, acostumbrado a morir por su insignia, acostumbra a desatar la pelea con los otros clubes en la pista. "El rugby es ingobernable --dice Taranco--. Porque después de que se besan en el tercer tiempo viene el momento de golpearse en el cuarto. En Caix hemos tenido a 150 personas pegándose en una batahola incontrolable. Y los padres de eso chicos son los que dicen después si pasa algo, una cosa muy argentina: '¡Ay, mi nene!'. El nene, señora, es un hijo de puta, al nene lo paramos en la puerta y le sacamos una navaja, después adentro lo pescamos con una petaca, después de paso, como es un capo, le tocó el culo a dos chicas, y por si faltaba cuando lo echaron le escupió la cara a un patovica."

 

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