|
|
|
|
|
|
|
|
Gimnasia empató de puro compromiso
|
Por Ariel Greco El sueño se
había acabado. Ya ni las matemáticas le daban una mano, por lo que para Gimnasia el
partido no era importante en sí mismo. De Boca ya no se hablaba, ni siquiera había
radios con la información al momento de lo que pasaba en La Bombonera. Los comentarios
pasaban por el aplastante triunfo de Héctor Domínguez en las elecciones del sábado, la
continuidad o no de Carlos Griguol como entrenador y el descubrimiento de un cartel con la
denominación de "Fierro" en la nueva tribuna de cemento, del que ni siquiera
los dirigentes estaban enterados. Antes del partido, el encargado de la voz del estadio recibió un mensaje de los integrantes de La 22, como se autodenomina la barra. La comunicación pedía que anuncie el nuevo nombre que le colocaron a la cabecera del Bosque cuando los "muchachos" quitaran el trapo que cubría el cartel que dice "Sector Fierro. Marcelo Amuchástegui." Amuchástegui, a quien apodaban el Loco Fierro, fue el líder de la hinchada hasta que murió en un tiroteo con la policía de Rosario. Enterado de las intenciones, el presidente saliente, Héctor Delmar, se negó al pedido, aunque les mandó a decir que eleven un petitorio a la nueva comisión directiva para que evalúe el tema. Lo llamativo es que la pancarta ya estaba colocada en el estadio ante el asombro del resto de los presentes. El partido no daba para mucho. Y los hinchas estaban más preocupados por el calor que por lo que pasaba en el campo. "Tiren agua o matamos un bombero" era la amenaza que cantaban. Adentro, la falta de luces de los dirigidos por Timoteo se encargaba de apagar el poco entusiasmo reinante. Para colmo, cuando a alguno se le caía alguna idea, aparecía Buljubasich para dejar todo como al principio. El arranque del segundo tiempo sirvió para cambiar. Un zig zag de Carracedo entre los defensores locales significó, además del gol, un incentivo para que Gimnasia modificará su actitud. Claro que los hinchas seguían en otra cosa. Primero una bomba de estruendo cayó al lado de arquero visitante, que cayó aturdido. A pesar del mareo y de tener el pantalón agujereado por la quemadura, Buljubasich se levantó y prefirió continuar, con lo que se ganó una ovación. "Parecen Pinchas", fue el grito de todo el estadio para condenar la agresión. Llegó el gol de Gatti, y por un instante, renació la esperanza. Pero no pasó de eso. De inmediato volvieron a la realidad. Para el final quedaba la cuestión personal que mantienen Fabián Madorrán y los hinchas desde los encuentros con Vélez y con San Lorenzo. Cuanto más fuertes eran los insultos, el árbitro más se equivocaba. Así, terminó como responsable para la gente de un título que no fue.
|
