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Por Fernando Cibeira "Vamos a
hacer lo que sea mejor para la Alianza y mejor para la gente. Nosotros nunca pensamos qué
era lo mejor para nosotros en términos personales." Carlos "Chacho"
Alvarez repitió la frase no menos de tres veces al momento de aceptar la derrota del
Frepaso en el Hotel Castelar. Para sus colaboradores fue un indicio más que firme de que finalmente aceptará ser el candidato a vicepresidente de Fernando de la Rúa. Un dirigente del Frepaso, con la voz cansada, confirmaba cerca de la medianoche a Página/12 que "seguramente" en los próximos días se anunciará la confirmación del binomio, que se complementará con la candidatura de Aníbal Ibarra a jefe de gobierno porteño, en elecciones adelantadas para el mismo día de los comicios presidenciales del '99. Con todo, ayer no hubo anuncio formal y los negociadores de las dos fuerzas acordaron ponerse un plazo de siete días para resolver la vacante que dejó Graciela Fernández Meijide al correrse a la candidatura a gobernadora bonaerense. "Ayer era el día Fernando y Graciela, los votaron dos millones de personas; si en la conferencia de prensa nos poníamos a hablar de otra cosa confundíamos todo." Así explicaba un hombre cercano a Chacho Alvarez por qué no habían avanzado en la conformación de la fórmula. "Siempre sostuvimos que en la fórmula debía ir una figura de significación nacional y el Frepaso sólo tiene dos: Graciela y Chacho", reiteraba ayer un transpirado Rafael Pascual, jefe de la campaña delarruista, en la esquina del Comité Capital mientras esperaba la combi azul que trasladaba a la delegación frepasista para la conferencia de prensa conjunta. Ya durante las agobiantes negociaciones por la ingeniería electoral de la coalición, el propio De la Rúa había sostenido que si Graciela no era su vice, en el Frepaso no quedaba otro que Alvarez para ocupar el casillero. Sensibilizados por el triunfo, los radicales practicaban anoche un inusual lenguaje diplomático. "Pero no necesariamente tiene que hacerse lo que nosotros queremos", remataba Pascual, que hoy se reunirá con el operador frepasista Alberto Flamarique para iniciar la negociación residual por la fórmula. Sin embargo, si se escarbaba un poco, parecía que no existían posiciones encontradas que hicieran necesaria una negociación. "La fórmula De la Rúa-Chacho es la más sólida que podemos ofrecer", coincidían en uno y otro lado. Dos meses atrás, pensar en una fórmula así hubiera sonado ridículo. Por entonces, Alvarez denunciaba la existencia de "una red de corrupción del delarruismo" al calor de las alternativas judiciales que planteaba el caso del escribano Gómez. El jefe de gobierno porteño respondía entonces que sus aliados estaban "nerviosos" porque las encuestas ya los daban abajo. Pero ya en los días finales de la campaña Chacho había mostrado cierta disposición a aceptar el lugar del vice con frases parecidas a las que utilizó ayer. "Iré a donde sea mejor para la Alianza", había dicho. Ahora que la competencia interna terminó con un resultado concluyente, la unión imposible es posible. "Es la fórmula homogeneizadora. Cierra todas las heridas que pudieran haber quedado abiertas durante la campaña interna", analizaba un operador frepasista. Pero no todos pensaban exactamente lo mismo. "Tenemos un solo candidato para dos cargos", resumía en tono lastimoso otro dirigente del Frepaso. La referencia era para Chacho y la vicepresidencia y la jefatura de gobierno porteño. Justamente, el interrogante de un nombre para dos casilleros parecía resolverse con el adelantamiento de la elección capitalina para el '99, una alternativa que esta semana había sido desechada por De la Rúa. El ahora candidato presidencial no tiene muchas ganas de ceder tan pronto el poder en su administración municipal. Pero un importante legislador porteño del Frepaso aseguraba anoche que la semana próxima quedaría aprobado el adelantamiento de los comicios capitalinos y que Ibarra sería el candidato que propondría la Alianza. "Vamos hacia eso", sostenía. Así, Ibarra recibiría la ayudita de la tracción que podría depararle la fórmula presidencial y de la lista de candidatos a diputados en una elección que, si fuera separada e Ibarra tuviera que salir a pelearla solo, podría complicarse.
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