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FERNANDO DE LA RUA PROMETIO BAJO PERFIL PARA SU FAMILIA SI GANA LA PRESIDENCIA

"Mis hijos no tendrán puestos públicos"

En un reportaje con Página/12, De la Rúa anunció que ofrecerá al Frepaso secretarías en el gobierno porteño (como la que manejará el desarrollo del sur), dijo que en la Alianza no quedaron heridas, definió criterios para una eventual presidencia y negó haber ganado por el aparato.

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Por Martín Granovsky y José Natanson


t.gif (67 bytes)  Un Fernando de la Rúa agotado pero sonriente accedió ayer a un reportaje con Página/12 después del triunfo en la interna de la Alianza, que lo convirtió en el candidato presidencial de la oposición para 1999. Aquí sus definiciones (y también sus indefiniciones).

--¿Cuándo empieza el gobierno de coalición en la ciudad?

--No hay cogobierno, ni gobierno de coalición. Sí lo habrá en el próximo mandato: lo acordado es que la jefatura de gobierno le corresponde al Frepaso y que habrá una integración de ambas fuerzas. Lo no hay ahora es veda para que pueda nombrar a gente del Frepaso. La responsabilidad es mía porque me la dio el pueblo antes de constituir la Alianza.

 

--¿No va a hacer un ensayo de Alianza en Buenos Aires?

--Como la pienso, la participación del Frepaso no significaría que habrá renuncias.

 

--Si no hay renuncias en el gabinete, ¿puede ser que dirigentes del Frepaso ocupen organismos de control vacantes?

--Estoy pensando en secretarías.

 

--¿Ampliando el gabinete?

--Es una posibilidad. Por favor, que este gesto de amplitud no signifique crisis de gabinete, porque todos están trabajando bien. Pero creo que la ciudad precisa un desarrollo particularizado en algunas áreas.

 

--Por ejemplo...

--Toda la corporación para el desarrollo del sur.

 

--¿Con Aníbal Ibarra no hay heridas?

--Después de la elección considero que se han cerrado todas las heridas y espero un tiempo de mejor funcionamiento de la Legislatura para destrabar algunos proyectos que la ciudad necesita, como el Código de Planeamiento Urbano.

 

--¿Su vice ideal es Chacho Alvarez?

--No hay que hacer nombres, no debo hacer nombres. Los sometería a un injusto desgaste. Alna02fo02.jpg (9325 bytes) Frepaso le propusimos un consenso para potenciar la fórmula. Yo hubiera querido a Graciela, pero ellos decidieron que la provincia de Buenos Aires era su mejor destino. Es cierto que ahí puede pelear muy bien y también la precisamos en esto. Por eso ayer levanté su mano.

 

--Si no es Chacho, ¿quién?

--Insisto: no quiero hacer nombres. Sobre eso escriban ustedes, que tienen libertad de opinión.

 

--¿Cuáles son para usted las virtudes políticas de Chacho?

--Es un gran constructor, un gran arquitecto político. Tuvimos algún choque. Salió con una posición de ataque, como en el ajedrez, y luego el ataque se revirtió. Llegamos a la elección sin heridas. La Alianza está unida, sin conflictos. Pasada la competencia interna, ahora es el momento de cerrar filas. Del acercamiento viene la confianza de la que surge la mística. El acto de ayer sirvió a ese propósito.

 

--La experiencia radical muestra una mística partidaria. ¿Cómo se crea una mística de la Alianza?

--Como dice un proverbio árabe: "Nada hace más amigo que la lucha en común".

 

--¿Por qué cree que perdió en la Capital Federal?

--En realidad, hicimos una gran elección en la capital y el conurbano porque las encuestas previas me daban una gran diferencia en contra. La redujimos al máximo y aun gané en el segundo y tercer cordón. Esta es la ciudad en donde se origina el Frepaso, que ha ganado en parroquias en las que consiguió más adhesiones después de la reforma de la Constitución. No lo siento como una derrota sino como una gran elección. Señalo que ganamos en todo el sur aunque hayan dicho que lo habíamos olvidado. Y no es así: el sur es uno de los principales objetivos de las políticas de mi gobierno. Esta elección se da en el marco de un gran triunfo nacional, donde importaba el conjunto de apoyo y de votos.

 

--¿A qué atribuye el radicalismo el margen amplio sobre el Frepaso? ¿Al aparato?

--Al aparato no. Tuvimos la misma proyección entre afiliados e independientes. La diferencia es por lo que la gente vio en cada candidato. Habrán visto que se trataba de la presidencia de la Nación y que yo podía representar mejor el proyecto común. Seguro que el mensaje social, el mensaje de esperanza, caló fuerte. Yo he planteado, frente al modelo menemista, el Nuevo Camino, con mayor equidad. La búsqueda de la igualdad es el sentido progresista del mensaje, porque la igualdad es lo que está en la base del progresismo. Todos iguales en su dignidad de personas, sin un Estado ausente o sumido en la indiferencia.

 

--¿Quién es, desde la Alianza, el mejor candidato peronista?

--No sé. Es algo que tienen que decidir ellos. Pero es evidente que ellos es el modelo y nosotros somos el Nuevo Camino. Su política social ha sido de asistencialismo; la mía es de integración.

--¿Qué significa?

--De reinserción laboral. No un regalo en vísperas electorales, no mantener una ayuda como método sino promover la participación. Quiere decir: solidaridad colectiva y responsabilidad individual. Darle a la gente posibilidades de participar con el trabajo y con su creatividad. Por eso la creación de empleos, fundamentalmente a través de las pymes, a las que hay que apuntalar, es la clave para un crecimiemto equitativo del país. Eso conlleva al desarrollo de las economías regionales, la asistencia tecnológica, el acceso al crédito, ayudar a abrir nuevos mercados. Hoy me reuní con el ministro de Comercio de Italia y analizamos la cuestión de las pequeñas y medianas empresas, las garantías solidarias para pedir un crédito, para que no sea solo el banco el que evalúa el proyecto y reclama la garantía individual. Pero la otra cuestión básica para que esto funcione es que el mercado, como herramienta de la economía, debe funcionar bien. El Estado tiene un rol fundamental: cuidar la competencia. Y hoy hay mucho manejos de monopolios, dumping, no se han aplicado las reglas de la Organización Mundial de Comercio, hay discriminación en el mercado. Por eso digo que debe haber una actitud de alianza del Estado con el quiere trabajar y producir: impulsarlo, ayudarlo.

 

na03fo04.jpg (9774 bytes)--¿Este esquema no es contradictorio con una figura como Ricardo López Murphy?

--De esto se hizo un globo, porque nunca dije que López Murphy iba a ser mi ministro.

 

--Tampoco dijo que no...

--¿Y por qué tengo que descalificar a alguien? Siento en esto algo medieval: quieren negar la inteligencia y la capacidad de uno de los mejores técnicos que hay. Yo sólo dije que quiero de ministro alguien que conozca la realidad del país, de la vida y de la pobreza. Ahora, tener la opinión de técnicos de primer nivel es muy importante. López Murphy es, además de un gran técnico, un militante político, como lo fue su padre. Sus opiniones han sido coincidentes con este camino de solidaridad social. Otra cosa es alguien que diga que hay gastar lo que no se tiene o que se emita o que se hagan cosas irresponsables. Entonces, acá hablamos de un manejo serio de la economía, con equilibrio fiscal, con más eficiencia en el aprovechamiento de los recursos y un cambio en el sentido de las prioridades. Yo conozco la realidad del país, he visto las necesidades de la gente. Y he visto una gran dignidad. He entrado a los ranchos de los pobres. Me han recibido con respeto y con alegría me mostraban su último hijo en una cuna que era una carretilla vieja.

--¿Cuál es su opinión sobre la declaración de Menem a favor del voto no obligatorio?

--Por ahí el presidente dice cosas y se olvida de la Constitución, como lo del Ministerio Público la vez pasada.

 

--¿Sería bueno el voto voluntario?

--No. Siempre dije que el voto era un derecho y un deber, que afirma la conciencia cívica de participación. Y en segundo lugar porque está consagrado en la Constitución. Queremos un país de alta participación democrática y no una democracia débil donde participe el 40 por ciento.

 

--Si la Alianza fuera gobierno hoy, ¿vetaría el la Ley de Fondo Educativo Docente?

--No. Si no dan las cuentas deben buscar otra fuente de recursos, pero ese problema requiere urgente solución. Es un conflicto muy negativo para el país y es justa la demanda de los docentes. Está planteado en términos de veto y de inexistencia de recursos, y no de búsqueda de nuevos recursos.

--¿Los recursos pueden obtenerse eliminando la corrupción?

--La austeridad, la lucha contra la corrupción y la transparencia en las contrataciones públicas generan recursos adicionales. En la ciudad de Buenos Aires yo ahorré en los grandes contratos de basura, comedores y alumbrado cien millones de pesos.

 

--A lo largo de la campaña, en las conversaciones con empresarios, ¿se planteó que para que exista un acto de corrupción el empresario tiene que estar dispuesto a pagar?

--Eso es evidente. Ni siquiera se ha planteado por obvio. Mi impresión es que el empresario prefiere un sistema transparente en donde no se vea coaccionado a compartir la corrupción. Por eso en mi gobierno nadie viene por izquierda. Quizás protesta el que pierde, pero las reglas son caras. Los precios son mejores y así se genera ahorro.

 

--Si la Alianza llega a la presidencia, ¿cuál va a ser el papel de la familia De la Rúa en la política y en el protocolo?

--Son todos de muy bajo perfil. Mi mujer no quiere salir en fotos ni dar entrevistas. Mi hija se dedica confeccionar ropa para bebés. Y los otros dos estudian Derecho. Los chicos, que fueron tan atacados, no tienen ni militancia. Me ayudan a mí. Ninguno tiene puestos públicos.

--¿No lo van a tener?

--No. Cuando yo gané en agosto de 1996, ¿quién me hubiera dicho algo por nombrar a alguno de mis hijos? Coincidimos todos en que no era bueno. Pero, a pesar de no estar nombrados, o quizás por eso, los atacaron. Nada más que porque era hijos míos.

 

--¿Cuál es el papel de Enrique Nosiglia?

--Ninguno en particular.

--Pero, ¿qué es? ¿un amigo? ¿un colaborador? ¿un operador?na03fo03.jpg (6638 bytes)

--No es operador. El encabeza un movimiento interno dentro del partido. Trae opiniones en nombre de ese grupo. Trabaja por el partido. No me ha pedido nada. Ni siquiera me ha pedido por algún amigo que pueda ser ayudado.

--¿Usted lo quiere cerca o prefiere que esté lejos?

--No me hagan hablar de las personas en esos términos. La pregunta entraña un juicio de valor. Sé que el que decide soy yo. no tengo influencias externas ni entornos que puedan perjudicar mis acciones. Todos los que están en el partido hacen un trabajo político en un partido grande como el nuestro.

 

--¿Nosiglia tuvo alguna negociación a su cargo?

--No.

--Antes de que se conociera su victoria en la provincia de Buenos Aires se hablaba de la posibilidad de repartir por mitades la listas de candidatos a diputados en ese distrito. ¿Qué va a pasar ahora?

--No es exactamente así. El deseo es que ambos partidos crezcan proporcionalmente. El espíritu de Alianza es no sacarse ventajas ni que un partido excluya a otro.

 

--¿Y en lo que hace a los cargos ejecutivos?

--Nosotros venimos a consolidar la Constitución, no a destruirla. Las designaciones las hará el Presidente, y en la ciudad el jefe de gobierno. Siempre con espíritu de alianza y buscando designar a personas provenientes de los distintos partidos, como se hace en todas las coaliciones. En Chile, el presidente designa ministros de ambas fuerzas políticas. Pero no se los imponen; él los nombra.

 

--¿Impulsaría la incorporación de dirigentes del socialismo en la conducción de la Alianza?

--Yo quería que se incorporaran al Grupo de los Cinco (el gobernador del Chacho, el radical) Angel Rozas y un representante del socialismo.

 

--¿Y quién no quiso?

--Es algo que ya pasó. Pero yo vi que alguien dijo que no lo habían hecho porque nos oponíamos nosotros. Y no es cierto.

 


Un candidato que ayer ascendió a teniente

De la Rúa subió de grado como reservista del Ejército. Crónica de una ceremonia en Patricios con Balza, Anzorreguy, Nosiglia de paso por ahí y hasta el propio Jorge Luis Borges.

 

Por M.G.

t.gif (862 bytes) --Cordón de honor, ¡buenas tardes!

--¡Buenas tardes señor jefe de Gobierno!

Ese fue, ayer por la tarde, el prólogo a la ceremonia en que Fernando de la Rúa fue ascendido al grado inmediato superior del Ejército, justo un día después de su triunfo en la interna de la Alianza. Era subteniente de reserva. Desde ayer es teniente. En cuanto al ping pong castrense del principio, forma parte de una tradición que incorporó en sus dos años de Gobierno: los Patricios pasaron a ser una especie de regimiento escolta, como los Granaderos para el Presidente.

Poco antes del grito de ida y el grito de vuelta había terminado el reportaje que De la Rúana02fo01.jpg (9807 bytes) concedió a Página/12. La primera parte de la entrevista se realizó en el salón de acuerdos de la jefatura de Gobierno, que tiene un balcón desde donde se ve la Casa Rosada. Mientras contestaba las primeras preguntas y miraba al otro lado de Plaza de Mayo, De la Rúa pareció subir las comisuras de los labios en una sonrisa que, en su caso, debe ser leída como euforia. La última parte de la entrevista transcurrió en el auto, camino al Regimiento de Patricios, y fue extendiéndose gracias al insoportable tráfico de Libertador a las seis de la tarde. Comprobación asombrosa: De la Rúa contesta igual --o sea medido, cauto, sin hacer nombres-- en un auto que en un salón de conferencias. Solo se pone un poco más cortante cuando responde, justamente, por nombres de políticos sobre los que no quiere abundar. Durante la entrevista, por ejemplo, parecieron tensarlo las preguntas sobre Chacho Alvarez, Ricardo López Murphy y Enrique Nosiglia.

En el medio pareció sentir pudor ante Martín Balza, el jefe del Ejército que lo esperaba en Patricios.

--¿Se quedan a ver la ceremonia? Van a creer que traigo prensa --dijo espantado, y bajó solo del auto acomodándose maquinalmente el saco azul.

Después de la entrevista, en cambio, volvió a su posición natural de político acostumbrado al saludo, a la sonrisa, a la foto, con cualquiera y a cualquier hora.

Primer saludado entre los más conocidos, después de los gritos con el cordón de honor, el general Balza.

Segundo saludado, Hugo Anzorreguy, jefe de los espías nativos y, como De la Rúa, ex estudiante del Liceo Militar. Además, amigo personal del candidato de la Alianza desde antes de 1989.

Después, la ceremonia en primera fila, bajo el calor de los focos, en un enorme salón del regimiento. Aunque por momentos pareció forzar los párpados para soportar el relax después de un día dedicado a explicar su triunfo, De la Rúa no se inmutó ni dio signos de impaciencia durante todo el acto destinado a entregar diplomas de ascenso a un centenar de reservistas.

Había elementos para prestar atención. A la derecha, en un balcón, tocaba la Banda Militar Tacuarí. Detrás suyo, en otro balcón, seguían la ceremonia las mujeres de los ascendidos, ubicadas en sitio aparte como en un templo ortodoxo judío.

Un coronel leyó el decreto de Carlos Menem ascendiendo a los reservistas. Otro recitó la resolución de Balza. El capellán, Mario Liborio, bendijo los diplomas sin el integrismo de otras épocas.

De la Rúa se levantó, dio cinco pasos al frente, saludó, sonrió y volvió al banco con el rollito atado con la cinta celeste y blanca.

Anzorreguy hizo lo mismo.

Lo repitió Andrés D'Alessio, el decano de la Facultad de Derecho que hace 13 años integró la Cámara Federal que condenó a los ex comandantes. Y después susurró:

--Soy más que De la Rúa. Me ascendieron a teniente primero. Lo que no entiendo es cómo: si yo era subteniente...

--Lo deben haber ascendido antes a teniente y usted no se enteró --le dijo un general sentado a su derecha.

--Ah.

Habló Balza. Dijo que el hombre es la medida de todas las cosas (en cita de Protágoras), recordó a los Patricios de las invasiones inglesas de 1806 y 1807, afirmó que todos ustedes, los reservistas, tienen una mochila a disposición de la Argentina, definió a "lo militar" como "solo un aspecto de la defensa nacional" y admitió que "en el pasado ocurrieron cosas que harían difícil la reconciliación con la sociedad". Luego recitó la estrofa del himno de los ascendidos: "De pie reservistas/ que si un día jurásteis morir por la patria en la guerra/ es preciso en la paz por la patria vivir". También citó a Jorge Luis Borges: "Nadie es la patria/ pero todos lo somos". Y cerró pidiendo al maestro de la banda una diana y la canción del Ejército Argentina. El maestro cumplió y sin que se lo pidieran tocó como bis el Himno a la Alegría de la Novena de Beethoven, buen fondo para una desconcentración angelical.

 

--¿Usted también es reservista? --preguntó Página/12 a un señor más joven que el resto, de cuarentaitantos o cincuenta frescos.

--No.

 

--¿Lo invitó De la Rúa?

--No.

 

--¿Y por qué está aquí?

--Me invitó un amigo. Y me pareció educado venir --dijo Enrique Nosiglia antes de dar media vuelta y partir rumbo al pelotón de ascendidos, que ya agradecía felicitaciones.

De la Rúa lo vio --y naturalmente lo saludó-- cuando huía de los saladitos rumbo al Colón. Tenía que entregar un premio a los médicos más destacados del año y respetar la premisa esencial de un político, que es sobrevivir a su propia agenda.

 

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