|
Por Mario Wainfeld y José Natanson Si un improbable marciano sobreviviera al bochornoso calor porteño, entrara en la Casa del Frente y descubriera a Página/12 dialogando con Graciela Fernández Meijide no imaginaría jamás que está en presencia de una candidata que pocas horas antes perdió una elección crucial por un amplio margen. Todo a su alrededor y antes que todo ella misma irradia calma y control de la situación. No es que niegue la derrota, la reconoce y asume el dolor que le causó. Pero tampoco parece darse tiempo para quejarse mucho, ni aún para detenerse a elaborar el duelo. Al fin y al cabo, como le ocurre ininterrumpidamente desde hace cuatro años, está otra vez en campaña. Antes que recorrer los muchos motivos que la llevaron a la derrota elige hablar para adelante: exigirle la UCR la próxima decisión del candidato a vicegobernador en Provincia, dejar bien en claro que prefiere a Carlos Chacho Alvarez como candidato a Jefe de gobierno y no a vicepresidente. Y ocupar el espacio que mejor juega y que más le gusta: criticar al presidente Carlos Menem. ¿Por qué perdió? Creo que hubo más de un motivo. Uno es la diferencia del aparato radical en una sociedad que no fue a votar como hubiéramos querido. No fue gente joven y eso es algo que me preocupa. Porque no es coincidente que una posición de cambio no esté acompañada por los que, hasta biológicamente, necesitan ese cambio. Hay también una deuda fuerte de la política con la gente joven. Entonces, nos va a costar más tiempo recuperar ese sendero. Para eso hará falta mucha franqueza, mucha credibilidad y un mensaje muy directo. Para que la juventud pueda sentir de nuevo que se le está hablando en serio y no aporréandolos. ¿Cuándo dice influyó el aparato qué quiere significar? El aparato significa gente acostumbrada a votar en internas. Significa un señor en la puerta de cada escuela, que puntea y dice: de los que yo conozco faltan Fulano, Mengano y Zutano. Y va a buscarlos. Nosotros no lo tenemos. Donde hicimos un buen trabajo y donde no había una intendencia radical ganamos. Y después hubo sorpresas: nunca me imaginé que íbamos a perder en Rosario. Y que, en cambio, se iba a hacer proporcionalmente una mejor elección en el resto de Santa Fe. Algo falló. El PSP también tiene un aparato... Algunas cosas habrá que revisar. Lo malo de esta elección no voy a ser hipócrita es que yo haya perdido. Lo bueno de esta elección, más allá de que yo haya perdido, es que fue una elección de mucha gente. Mucha más que en la interna de (Carlos) Menem contra (Antonio) Cafiero. O sea: hay una tendencia a engrosar. Para mí no fue suficiente, obviamente, porque yo apostaba a que creciendo más se hacía más diferencia. Es bueno también que hayamos hecho una campaña no agresiva, aunque tal vez eso conspiró de alguna manera: la indiferenciación no te ayuda en una campaña en la que había que competir. Me alegro también que Fernando (De la Rúa), salga legitimado, no por un arreglo de cúpulas. Porque la gente ve siempre los arreglos como algo que le molesta, aunque después no vaya a votar. Hay una demanda cruzada: la sociedad pide que los candidatos no surjan a dedo y se fastidia si la interna tiene algún nivel de pimienta. En eso el gobierno fue muy hábil. Cada vez que nosotros teníamos algún tipo de discusión, que en cualquier otra interna hubiera sido signada como la cosa más normal de mundo, nos decían que se rompía la Alianza. En eso ha jugado mucho el gobierno a través de los medios. Seguramente, en el interior, el tema de una mujer y de una fuerza nueva todavía debe tener su efecto. Muchas más explicaciones no puedo dar. ¿Influyó el tema de los que no estaban empadronados? No sé. Es muy difícil saber cuántos fueron en total. Cuando nos dimos cuenta de que no era una golondrina de verano y empezamos a hacer listas, eran un montón. Lo que pasa es que tampoco había la posibilidad de revisartodos los padrones. Ahí hubo poco control en las afiliaciones de la Justicia Electoral, en los partidos chicos. Mirando en perspectiva, ¿no convenía consensuar la fórmula? La gente hubiera sospechado. Además, nadie hubiera convencido al otro de bajarse. ¿Hubiera servido para ahorrar desgaste? Mirando para atrás es fácil. Yo creo que estuvo bien, fue un esfuerzo que había que hacer. Pero todavía no paramos a hacer una evaluación. Sé que hicimos todo lo que pudimos. ¿Hay facturas internas en el Frepaso? Creo que no. Puede ser que haya en alguna provincia entre la gente del lugar. Pero gruesas no tengo. Me parece que se hizo un esfuerzo muy grande, que la mayor parte de la gente, hasta donde yo vi, trabajó mucho. ¿El hecho de que haya ganado De la Rúa implica que la Alianza va a tener un perfil más conservador? Yo no podría decirlo así, taxativamente, porque no es poca cosa que las primeras declaraciones de De la Rúa hayan sido en el sentido de lo social. Si esto es un centroizquierda, uno podría decir que De la Rúa es centro. Pero como yo me imagino que el peronismo va a ir un grado y medio, dos grados o tres, hacia la izquierda, esto se va a convertir también en una discusión hacia ese lado. ¿Quién va a dar la discusión por la derecha? Cavallo... Puede ser, se diferenciará, pero tampoco mucho. No puede hacer como que llora por los jubilados, porque va a tener que juntar los votos. Y, mientras tanto, habrá que seguir construyendo un proyecto. Plantear un proyecto que marque fuerte lo que es ciudad de Buenos Aires y la provincia, con todas sus contradicciones en el área metropolitana, que se pueden resolver teniendo el mismo signo Alianza, es algo que me parece muy bueno. Es un fuerte desafío en el que se pueden hacer muchas cosas buenas. Mirando en perspectiva la campaña interna, ¿qué haría de nuevo? Mucho más que lo que hicimos no podíamos hacer. Recorrí el país: iba buscando el conocimiento de lo que pasaba, el voto. Pero además íbamos organizando. Son realidades que nos permiten percibir por qué nos fue bien en Tierra del Fuego, por ejemplo, donde antes era una lágrima. Yo hubiera, de haber tenido la capacidad, chequeado si todos nuestros compañeros en los que confiamos eran tan eficientes como decían que eran. ¿En cuanto a la fiscalización? Sí. Y en cuanto al movimiento. Había lugares en donde uno esperaba otro tipo de resultado y no había lógica para que no fuera así. En el gran Buenos Aires, en una circunscripción al lado de otra, que tienen siempre el mismo tipo de voto, nos fue bien en una y más o menos en otra. Entonces algo nos pasó. Pero ¿cómo hacer para saberlo antes de que pase? ¿Se respetará el acuerdo de proporcionalidad para armar las listas? No había proporciones exactas. También está que ganamos en algunos lugares. Así como en otros no vamos a discutir nada porque fue muy fuerte la diferencia. ¿Qué va a pasar en la provincia de Buenos Aires con las listas a diputados nacionales, provinciales y concejales? Es algo que van a tener que discutir otros. No es un tema para mí, al menos en este momento. Primero quiero que me digan qué vice voy a tener. ¿Cuándo se va a anunciar? Espero que pronto. Si nosotros tenemos que decir quién va a ser el vice para que De la Rúa haga campaña, yo quiero saber quién va a ser mi vicegobernador. ¿Lo van a anunciar simultáneamente? Eso espero. ¿Chacho Alvarez va a ser candidato a jefe de gobierno porteño? Yo quiero a Chacho en la Capital. ¿Y el vicepresidente? No voy a hacer nombres. ¿Cuando se va definir esta situación? Esperemos que en dos o tres días. Nunca en la Argentina el vice fue central. Pero ahora se plantea un problema: en este caso, tiene que haber una marca fuerte del Frepaso en la fórmula presidencial. Hay otros nombres. Pero lo que va dar más marca Frepaso es De la Rúa flanqueado por Graciela en la provincia y Chacho en la Capital. No hay más marca Frepaso que eso. Porque no sólo encolumna sino también garantiza ganar. Porque una vicepresidencia no garantiza ganar. Garantiza que están, pero no ganar. Entonces, si uno tiene los dos distritos más importantes con figuras importantes del Frepaso para pelearlos, y la figura de De la Rúa que es la que salió elegida con mayor respaldo a nivel nacional, no creo que haya nada más fuerte que eso. ¿Para eso habría que adelantar las elecciones en la Capital? La cláusula transitoria cuarta de la Constitución de la ciudad se hizo con ese fin, para emparejar las elecciones en el momento adecuado. Entonces se puede modificar. ¿Qué expectativas tiene el Frepaso en el gobierno de la ciudad en cuanto a la posibilidad de que haya cogobierno? Ahora se puede participar perfectamente. Nosotros nos negamos a cogobernar antes. Yo decía que íbamos a confrontar después, que era exigirle a muchos de nuestros compañeros que fueran leales al gobierno de la ciudad, lo que corresponde, y al mismo tiempo que nos acompañaran en una confrontación. Era exigir mucho. Ahora es distinto: se puede compartir lo que haya que compartir. De hecho, si yo llego a la gobernación, mi gobierno va a ser de la Alianza. ¿Cómo imagina la campaña en la provincia de Buenos Aires? Me veo igual, porque ya la hice el año pasado, y con los radicales. Ahora lo que tienen que definir ellos es quién a va a ser el candidato a vicegobernador. Parece que hay varios que aspiran, pero no me voy a meter, así como no vamos a permitir que se metan en la discusión nuestra. No va a haber veto. Todo el mundo sabe que todos queremos ganar y nadie va a poner gente que juegue en contra. Un dato que me reconforta: (el economista radical, Adalberto) Rodríguez Giavarini me llamó hoy y me dijo: Graciela, quiero trabajar en tu equipo en la provincia porque hay mucho para hacer. ¿Qué cree que va a hacer Carlos Menem de acá al 99? Siempre va a tratar de usar el factor sorpresa, apareciendo con cosas que siempre apuntan a lo mismo, porque esta historieta del voto no obligatorio es para ver si puede meter alguna duda y así modificar la Constitución. Esto es una gansada por varios motivos: nadie se cree que a Menem le preocupe el tema de los derechos o las obligatoriedades. Es un provocador que va a seguir intentando romper la Alianza y va a tratar de armar una estructura del PJ para ver si pueden ganar. ¿Cree que van a consensuar la fórmula? No sé. La lógica indicaría que tendrían que hacer eso. ¿Qué va a pasar con Gustavo Beliz? Se había hablado de alguna posibilidad de que pudiera ingresar a la Alianza, en algún momento hubo conversaciones, pero por ahora no... Hoy corrió una versión que indicaba que podía ir de vicepresidente. ¿Quién la tiró? ¿Beliz? ¿Qué destino ve para Angel Rozas? Nosotros queríamos incorporarlo al Grupo de los Cinco, para incorporar más federalismo a la conducción de la Alianza. ¿Por qué no se concretó? Porque los radicales no tenían límite para decir quién sí y quién no. A nosotros nos satisface la posibilidad de representar a otros partidos, como el socialismo, los demócratas cristianos. Para nosotros era bueno. ¿Dónde le gustaría ver a Raúl Alfonsín? Más allá de que lo designen para ser presidente de la UCR, que creo que es algo que él quiere y en lo que no meto, yo me lo imagino siempre enun lugar de asesoría permanente, de consulta. Si quiere ir a algún lugar de función, yo creo que está capacitado.
Ellos están eligiendo sus candidatos a dedo
Bajó
del avión, seguido por Zulemita y el resto de la delegación, puso sus pies sobre la
alfombra roja, extendida sobre la pista del aeropuerto de Tokio a donde llegó en visita
oficial, y avanzó. Pero fiel a su estilo, el presidente Carlos Menem avanzó con todo y
cargó contra la Alianza. Ahora la oposición está eligiendo los candidatos, no
como los elige el PJ, sino a dedo; ésta fue la frase con la que el Presidente
cuestionó la designación del candidato a vicepresidente que debe acompañar a Fernando
de la Rúa en la fórmula de la coalición opositora. A miles de kilómetros, en Santiago
de Chile, el precandidato presidencial por el PJ, Eduardo Duhalde, imaginó otro argumento
para descalificar a la oposición: consideró que De la Rúa no es el cambio. |