Por Victoria Ginzberg
El imputado
ha elogiado un proceder delictivo, que incluso justificó sobre la base de la ineficiencia
o imposibilidad de que la Justicia pudiera probar y sancionar las conductas delictivas que
las víctimas habrían cometido. Con estas palabras, la Cámara Federal confirmó el
procesamiento de Alfredo Astiz por apología del delito en la causa iniciada a raíz de la
entrevista al ex marino publicada por la revista trespuntos. El Cuervo será
juzgado por decir, entre otras cosas, que es el hombre mejor preparado para matar a
un político o a un periodista pero la Cámara rechazó que también sea procesado
por lo que hizo, tal como lo había solicitado el hijo de un desaparecido.
Los jueces Horacio Vigliani y Luisa Riva Aramayo consideraron que la periodista Gabriela
Cerruti realizó una entrevista periodística destinada a ser publicada y que
el imputado lo sabía. De esta manera confirmaron el procesamiento del ex
marino que el juez Claudio Bonadío dictó en mayo. La defensora oficial de Astiz, Perla
Martínez de Buck, argumentó en su apelación que Cerruti y Astiz habían tenido una
charla informal y privada y que su defendido no sabía que lo que conversaron
iba a ser publicado. Por estas razones, Martínez de Buck aseguró que las palabras de
Astiz no constituían apología, ya que para que exista este delito las declaraciones del
acusado deben ser públicas.
Los camaristas no creyeron en la ingenuidad del ángel rubio y consideraron
que el hecho de que Astiz sabía que su interlocutora era una periodista y
la multiplicidad de contactos que tuvieron en un período corto da cuenta de
que se propiciaba una entrevista que se insertaba en el particular interés público
que en ese momento existía en el país a raíz de la discusión acerca de la proyectada
demolición de la Escuela de Mecánica de la Armada. El mismo Aurelio
Zaza Martínez, quien funcionó como contacto entre Astiz y la periodista,
admitió haberle dicho a su compañero que aceptara la entrevista y aprovechara para
blanquear su imagen. Los jueces también consideraron que Cerruti no tuvo intención
de mentir ya que esto hubiera perjudicado, a corto o largo plazo, su fama
profesional.
El testimonio de la periodista ante Bonadío fue una prueba fundamental para
que los magistrados concluyeran que Astiz debe continuar procesado. En el momento de
dictar su resolución, el juez manifestó que después de haber escuchado a Astiz y
Cerruti durante el careo de ambos, la impresión general que me dejaron fue la mayor
seguridad de la periodista en cuanto a recordar con más puntillosidad los detalles de la
entrevista frente a la forma más dubitativa y confusa de responder de Astiz.
Soy el hombre mejor preparado técnicamente para matar a un político o a un
periodista. ¿Sabés por qué mata un milico? Por un montón de cosas: por
amor a la patria, por orgullo, por machismo, por obediencia, le dijo el ex marino a
Cerruti en enero. Sus declaraciones provocaron más de diez denuncias por amenazas y
apología del delito y le costaron al ángel rubio su grado y su salario.
Federico Gómez Miranda, hijo del desaparecido abogado mendocino Conrado Gómez, fue
aceptado por Bonadío como parte querellante y solicitó que el ex marino fuera procesado
no sólo por lo que dijo durante el reportaje sino por lo que hizo durante la última
dictadura militar. La Cámara rechazó su pedido, y además lo apartó de la causa. Lo
mismo hizo con la Asociación de Abogacía Preventiva, que también era parte querellante.
Para justificar su solicitud, Gómez presentó pruebas idénticas a las que le sirvieron
al juez español Baltasar Garzón para ordenar la captura internacional del ex almirante
Emilio Massera y otros oficiales de la ESMA. Si alguien confiesa un delito el juez
debe investigarlo. Y Astiz lo hizo, por eso pedimos que se lo procese por genocidio,
aseguró el abogado Eduardo Barcesat.
Luego de que el fiscal Carlos Cearras presente la acusación, la causa será elevada a
juicio oral, a menos que la defensa pida la suspensión delproceso y solicite
probation, es decir, el cumplimiento de ciertas pautas de conducta. De
cualquier manera, la pena máxima por apología del delito es de un año, por lo tanto
Astiz no irá a prisión. Pero deberá mantener su boca cerrada.
La Noche de los Lápices en la Cámara
platense
En el último testimonio del
juicio para saber el destino de los desaparecidos, Pablo Díaz nombró a los
responsables por su secuestro.
Un sobreviviente de la Noche de
los Lápices declaró en la Cámara Federal de La Plata.
Pablo Díaz narró detalles sobre su cautiverio en dos centros clandestinos de
detención. |
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Pablo Díaz,
sobreviviente de la Noche de los Lápices, narró ayer en la Cámara Federal de La Plata
los detalles sobre su cautiverio en dos centros clandestinos de detención durante la
dictadura militar. En la última audiencia del año en el juicio que intenta develar cuál
fue el destino de más de dos mil desaparecidos, Díaz dio nombres de militares, civiles y
religiosos responsables de su secuestro y de la desaparición de otros estudiantes,
relató que vio embarazadas y que llegó a escuchar el llanto de un bebé que le fue
sustraído a su madre.
El 21 de setiembre de 1976 a las cuatro de la mañana, un grupo de tareas integrado por
efectivos del Ejército y de la policía bonaerense irrumpió en la casa de Pablo Díaz.
Aunque estaba durmiendo, comprendió de inmediato cuál era el fin del procedimiento, ya
que desde hacía días, varios adolescentes de La Plata que participaban de los centros de
estudiantes de los colegios secundarios estaban siendo secuestrados por fuerzas de
seguridad. De todas las personas que intervinieron en el procedimiento, sólo reconoció
al comisario Héctor Bides, que actuó a cara descubierta. Díaz fue llevado al centro
clandestino de detención de Arana y luego de seis días fue trasladado al Pozo de
Banfield, donde tomó contacto con otros estudiantes. El abogado de la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos de La Plata, Jaime Glüzmann, aseguró a Página/12 que
según se desprende de esta declaración existieron dos centros Arana,
el llamado Pozo de Arana o Cuatrerismo que era una dependencia de
la policía provincial y otro donde estuvo Díaz que estaba en una vieja
estancia del Ejército.
El médico Jorge Bergés, el arzobispo de La Plata, monseñor Antonio Plaza, el ex titular
del primer cuerpo Carlos Suárez Mason, el ex comisario Héctor Lobo Vides,
Carlos el Indio Castillo y el ex director de Investigaciones de la policía
bonaerense, Miguel Osvaldo Etchecolatz fueron algunos de los señalados como responsables
de la desaparición de estudiantes. Al último, Díaz le imputó haber solicitado al
comisario Alfredo Fernández un memorándum sobre las actividades de los jóvenes y ser
quien decidió sobre el destino final de los estudiantes desaparecidos.
Díaz relató que fue sometido a torturas y detalló que fue víctima de un intento de
violación y un simulacro de fusilamiento. Entre las embarazadas que vio recordó a
Cristina Narvaja de Santucho. También contó que fue testigo del trabajo de preparto de
Gabriela Carriquiriborde y que alcanzó a escuchar el llanto del bebé que
finalmente le fue sustraído a la madre. Este testimonio se produjo a raíz del caso
de Claudia Falcone, secuestrada el 16 de setiembre de 1976. Díaz aseguró que antes que
lo pasaran a Unidad Penitenciaria Número 9 de La Plata mantuvo una conversación con la
joven quien le confesó que había sido golpeada y maltratada. Ante una
pregunta de los abogados de la APDH, el testigo manifestó que en Arana hubo
entierros pero que como el cementerio se encontraba cerca los cuerpos pudieron haber
sido depositados allí. A raíz de la declaración de otra testigo, Adelina de Alaye, hoy
se realizará una inspección ocular en el cementerio de La Plata, donde se presume que
hay cientos de cuerpos NN que pertenecen a desaparecidos.
SOBRE LOS MENORES SECUESTRADOS
Un pedido de información
Los
representantes de seis Abuelas de Plaza de Mayo en la causa que investiga si hubo un plan
para apropiarse de sus nietos durante la dictadura pidieron al juez Adolfo Bagnasco que
haga un llamamiento público para que todo aquel que posea o conozca alguna
información sobre menores que pudieron haber sido víctimas de sustracción lo haga saber
a ese juzgado por el medio confiable que estime necesario.
Los abogados Alberto Pedroncini y David Baigún solicitaron que el juez convoque a una
conferencia de prensa a tal efecto. Los letrados basaron su petición en la desaparición
de expedientes y otros documentos bajo el estado de derecho. Valioso material para este
proceso se extravió o fue sustraído del Ministerio del Interior, de Defensa, de las
Fuerzas Armadas, de un juzgado federal, otro de primera instancia y la Cámara Federal.
Las fuentes de información de que normalmente disponen los miembros de toda
comunidad civilizada se encuentran virtualmente suprimidas por la clandestinidad del
sistema descripto en la sentencia dictada en el juicio a las Juntas Militares de 1985, y
por la destrucción sistemática de documentación producida en aquel régimen, dice
el escrito.
Pedroncini y Baigún consideran que nuestra Justicia mostraría un valioso
enriquecimiento de las posibilidades del Derecho, si un juez con jurisdicción plena (como
la que ejerce Bagnasco en este proceso) añadiese una forma de búsqueda humanitaria de la
verdad, dirigiéndose para ello al pueblo argentino.
PEDIRA PAPELES SOBRE PINOCHET
De Servini a Garzón
La jueza
federal María Servini de Cubría solicitará al juez español Baltasar Garzón toda la
documentación que posea sobre el Plan Cóndor. A la magistrada le interesa especialmente
lo referido a Chile, para incorporarlo a la causa en la que investiga el asesinato del
general chileno Carlos Prats. El pedido lo hizo el fiscal Felipe Di Lello, pero Página/12
pudo saber que Servini lo hará suyo. Di Lello también pidió que la jueza le tome
declaración indagatoria al dictador Augusto Pinochet, pero antes de tomar esa decisión
Servini espera recibir desde el país trasandino la llamada causa del
Melocotón la única abierta en su contra para determinar si el caso
Prats está prescripto. Apenas se conoció la noticia de la detención de Pinochet en
Londres, Servini había manifestado a este diario su interés en escuchar al dictador
chileno.
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