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La producción, las ventas y las exportaciones automotrices se estrellaron en noviembre contra un paredón. Las cifras que presentaron ayer las terminales evidenciaron la gravedad de la crisis que afronta el sector. Lo que empezó en agosto como un estancamiento de la industria ahora ha empezado a deslizarse barranca abajo. Suspensiones, programas de retiros voluntarios y el reconocimiento de algunas empresas de que en 1999 realizarán despidos masivos son las consecuencias directas del parate para los trabajadores. La crisis alcanza, obviamente, a las autopartistas y demás proveedores de las terminales. Por ese motivo, todas los protagonistas del sector reclamaron el auxilio del Gobierno. El derrape más pronunciado en noviembre fue el de las exportaciones. La Asociación de Fábricas de Automóviles (Adefa) indicó que la menor demanda de Brasil produjo un descenso en las ventas al exterior del 34,7 por ciento con respecto a octubre, y del 29,5 en comparación con noviembre de 1997. Se exportaron 15.557 vehículos, 8253 menos que el mes anterior y 6499 por debajo a las del penúltimo mes del año pasado. El serio perjuicio que la abrupta caída supone para las terminales queda de manifiesto en el hecho de que, desde enero a noviembre, las empresas colocaron en mercados del exterior --básicamente Brasil-- el 52,8 por ciento de su producción. Fiat, que en noviembre ocupó el segundo puesto en el ranking de ventas locales, es la automotriz que más sufre por la merma de las exportaciones. La mitad de su producción está destinada al mercado brasileño (fundamentalmente los modelos Palio y Siena), por lo que no alcanza a compensar con las colocaciones domésticas sus menores ventas a ese país. La firma italiana dispuso para este mes la suspensión durante nueve días de los 3400 operarios de su planta en Córdoba. Además, desde octubre se desprendió de 100 empleados mediante un programa de retiros voluntarios, que seguirá abierto para sumar nuevos inscriptos. Lo mismo ocurre en Renault, empresa que redujo su plantel en 370 personas y planea achicarlo en 400 más en los próximos meses. General Motors, en tanto, despediría el próximo año a 200 de sus 400 operarios de la planta de Córdoba, según le anticipó a la comisión interna del sindicato de los mecánicos. La producción se derrumbó en noviembre un 30,3 por ciento en relación a igual mes del '97 y un 21,4 con respecto a octubre pasado. Se fabricaron 30.789 vehículos, contra los 45.187 de un año atrás y los 40.008 del mes anterior. Para amortiguar la caída, las terminales, las autopartistas y los gremialistas del sector plantearon al Gobierno que relance el Plan Canje y disponga la categoría del auto económico, a fin de abaratar los costos de venta de las unidades. Pero en Economía se niegan a otorgar incentivos fiscales, en momentos en que la recaudación impositiva también viene registrando importantes descensos. En cuanto a las ventas, en noviembre alcanzaron las 30.789 unidades, un 13,2 por ciento menos que las de igual mes del '97 (35.471) y un 3,9 por ciento inferiores a las de octubre último (32.006). Renault lideró el ranking, al colocar 5503 vehículos reteniendo un 21,7 por ciento de participación en el mercado. Le siguieron Fiat, con 5281 unidades (20,8); Volkswagen con 4129 (16,2); Ford con 3416 (13,4); Sevel-Peugeot con 2723 (10,7), y General Motors con 1925 (7,6).
DISPUTA DE YPF CON ECONOMIA Duró poco la paz entre el Ministerio de Economía y el directorio de YPF por las condiciones de venta de las acciones de la petrolera en poder estatal. Ayer la conducción de la empresa, encabezada por Roberto Monti, volvió a repudiar el propósito del Palacio de Hacienda de promover un cambio de estatuto para facilitar el cambio de control de YPF. Dicha intención volvió a ser manifestada en la carta de invitación girada a las principales petroleras del mundo por Economía, provocando la nueva reacción del management de YPF. Monti había ganado el primer round de la disputa, cuando consiguió que funcionarios de Economía se desdijeran públicamente de impulsar medidas que favorecieran el cambio de control de la empresa. La empresa española Repsol, principal interesada en comprar una participación determinante del capital de YPF, pretendía que se la facultara a ofertar en acciones de otras empresas como parte de pago del paquete que adquiriera. Y, además, que se la eximiera de la obligación de ofertar por el 100 por ciento de las acciones en caso de comprar en forma directa una porción mayor al 15 por ciento. El gobierno pondrá en oferta el 20,3 por ciento del paquete, que debería dividir en dos etapas (14,99 y 5,31 por ciento, respectivamente), en caso de no poder eludir aquella cláusula. Economía no se dio por vencido, y al cursar las invitaciones a participar en la licitación por las acciones habría vuelto a ofrecer aquellas mismas condiciones reclamadas por Repsol. Según señaló el directorio de YPF, en dicha carta el Palacio de Hacienda "repite que el gobierno aceptaría proponer al directorio ciertas modificaciones al estatuto". En respuesta, la cúpula de YPF subrayó que "no apoyará ninguna modificación al estatuto que permita utilizar otro medio de pago que no sea dinero en efectivo, o que implique utilizar un tratamiento diferencial entre los accionistas en el caso de una oferta pública de adquisición".
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