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"Mi victoria no puede ser detenida por nadie ni por nada", declaró dramáticamente el ex golpista Hugo Chávez al concluir su campaña por la presidencia venezolana. Chávez tiene ahora cerca del 50 por ciento de la intención de voto, con lo que declaró a sus partidarios que "ya tenemos el poder". Su oponente, el independiente Henrique Salas Romer, perdió cerca del 10 por ciento de su apoyo por su unión con los partidos tradicionales de Venezuela, la Acción Democrática (AD) y el COPEI. En efecto, el máximo peligro para el ex golpista no es ahora Salas Romer y no se encuentra en los comicios: un miembro de la Comisión Nacional Electoral advirtió que "existen sectores políticos y económicos acariciando la idea de suspender las elecciones. Chávez es efectivamente muy sensible a esa posibilidad, y advirtió a sus correligionarios que "si no respetan el resultado, haremos que lo respeten". Chávez selló su campaña en el centro de Caracas, en un acto que convocó a más de 300.000 personas. "Todos los que quieran salvar a la patria síganme, como dijo Jesús", exhortó a la multitud que cubría las avenidas de la ciudad desde una grúa que lo alzó 20 metros por encima del pavimento. Chávez, acusado por sus oponentes de querer instaurar una dictadura, afirmó que "no sucumbiré a la tentación totalitaria", agregando que su objetivo era una "democracia verdadera" con un cuarto poder, "el poder moral". El ex golpista atacó duramente a la coalición liderada por Salas Romer contra él como "un sólo saco pestífero, hediondo, y nauseabundo". Chávez agregó que "Salas Romer me ha llamado de todo: cobarde, violento... Perdónalo Señor, no sabe lo que hace". El estilo mesiánico militar era compartido por sus seguidores, que sostenían pancartas con inscripciones tales como "Chávez nuestro que estás en el poder, santificado sea tu golpe". Por lo pronto, el adversario de Chávez cuenta con otra ventaja. Durante la semana el Consejo Nacional Electoral dictaminó que los votos que se hagan a favor del ex candidato de la AD y ahora independiente Lucio Alfaro Ucero se contarían a favor de Salas Romer, aliado a la AD. Chávez no perdió tiempo en denunciar esta maniobra, y llamó a "todos los patriotas a estar listos a declararse en estado de alerta. No vamos a dejar que nos roben las elecciones". Hay otro peligro para la victoria de Chávez. Con las cifras abrumadoramente a favor del ex golpista, empezaron a correr en Venezuela rumores de un golpe de estado por la "oligarquía" o el ejército para anular los comicios. Estas fueron azuzadas por una serie de encuentros durante la semana entre altos oficiales de las Fuerzas Armadas, las cuales tenían como propósito "estudiar" la propuesta más sensitiva de Chávez: el llamado a Asamblea Constituyente, vía referéndum popular y disolución del Parlamento, para renovar la Corte Suprema. Chávez descartó estás versiones afirmando que varios militares "están de acuerdo" con su propuesta, que tiene como objetivo sacar a todos los jueces de la Corte designados por las "cúpulas podridas" de los partidos reinantes. Si tiene razón, la última esperanza del establishment se deposita en Salas Romer, el hombre cuyo slogan de campaña es "entre el blanco de mi camisa y el negro de mi chaqueta, cabe un arco iris de ideas". Aunque la semana pasada las encuestas le daban el 37,7 por ciento de los votos, este pronóstico bajó ayer al 28 por ciento. La razón de un descenso tan abrupto es posiblemente su asociación reciente con el AD y el COPEI, en lo que sería similar a lo que le sucedió a la ex miss universo Irene Sáez, quien cayó del 35 al dos por ciento en intención de voto luego de unirse con el COPEI. En efecto, además del "efecto Sáez", Chávez se benefició de las frenéticas maniobras partidarias de la AD y el COPEI, que dejaron a eses partidos en un estado cercano a la disolución. Todo se les fue cuesta abajo desde que sus cúpulas partidarias decidieron expulsar a sus candidatos --Lucio Alfaro Ucero por el AD y Sáez por el COPEI-- para intentar encauzar hacia Salas Romer el apoyo de sus votantes. Ninguno de los candidatos se tomó bien su expulsión, --"conocí la maldad humana", afirmó Sáez--, y no dudaron en lanzarse como candidatos independientes para las elecciones, aumentando la diáspora de partidos "no alineados" en Venezuela. Estas maniobras de última hora generaron un caos que pudo haber dilapidado aún más el prestigio de Salas Romer, además de haber dispersado el voto o haberlo empujado hacia Chávez. En efecto, la gran mayoría en Venezuela parece concordar con él cuando declaró: "Aquí está ocurriendo un milagro: todos los corruptos están unidos y los vamos a barrer juntos".
UN PERIODISTA RENUNCIA EN VIVO Los televidentes peruanos presenciaron ayer el espectáculo de la renuncia en directo del periodista opositor César Hildebrandt. En plena transmisión de su programa "Enlace Global", y después de una insultante discusión en vivo con el dueño del canal, el peruano Genaro Delgado Parker --quien le hablaba por teléfono desde Miami--, Hildebrandt anunció que no trabajaría más en un medio donde corría peligro de ver censurada su opinión por "fuertes presiones políticas" del gobierno del presidente Alberto Fujimori. Desde su residencia en la Florida, el empresario Delgado Parker dijo al aire que el periodista era "paranoico" y que debía abandonar el periodismo e iniciar ya su carrera política. "El contrato que terminaba el 22 de diciembre lo acabamos esta noche", fue la nítida respuesta de Hildebrandt. Periodista y empresario se enfrentaban desde hacía meses sobre la línea editorial del canal ante el gobierno de Fujimori. Hildebrandt alegó que fueron presiones políticas las que provocaron la suspensión de la difusión de su programa diario el lunes y el martes último, y rechazó la versión de la empresa, según la cual fallas técnicas estuvieron en el origen de esos abruptos cortes. "Han sido testigos de algo extraordinario: por primera vez se ha ventilado ante el público el tema de la libertad de expresión entre un propietario y un empleado", fue la reflexión final de Hildebrandt, uno de los periodistas con mayor credibilidad en Perú.
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