Por Raúl Kollmann
La iraní Nasrim
Mohtari negó todo. En el primer tramo de su declaración ante la Corte Suprema, la mujer
rechazó la versión dada por su amante, el taxiboy brasileño Wilson Dos Santos, quien
dijo que Mohtari le confesó que había participado en el atentado contra la Embajada de
Israel y además le exhibió una valija con tres millones de dólares destinados a un
nuevo ataque, esta vez contra la AMIA. Tras iniciar así su testimonio, Mohtari alegó que
estaba cansada y pidió continuar el lunes. Por la mañana temprano, las autoridades
argentinas dieron a conocer que la iraní fue detenida en Ezeiza cuando estaba en
tránsito a Montevideo, pero ya a la tarde, conscientes de la poca credibilidad de la
historia oficial, una fuente ligada a la investigación admitió ante este diario que
se trató de algo similar a lo de Enrique Gorriarán Merlo. En otras palabras
que, aparentemente, Mohtari fue detenida en Zurich, Suiza, y traída por la fuerza al
país (ver aparte).
Isabella, como se hacía llamar Mohtari, apareció tras cuatro años de búsqueda y
justito cuando también fue ubicado su ex amante, Dos Santos. Ambos son protagonistas de
una historia que siempre quisieron aclarar el secretario de la Corte Suprema, Esteban
Canevari, encargado de la investigación del atentado contra la Embajada de Israel, y el
juez Juan José Galeano, que se ocupa del caso AMIA. El punto clave es que a principios de
julio de 1994, Dos Santos se presentó en los consulados de Argentina, Brasil e Israel en
Milán y sostuvo que había peligro de que se produjera un segundo atentado contra un
blanco judío en el que se estaban haciendo refacciones. Quince días más tarde estalló
la AMIA.
La única vez que declaró, ante la División Protección del Orden Constitucional de la
Policía Federal, el brasileño explicó cómo supo que se venía el atentado contra la
AMIA: su amante, Nasrim, era una prostituta iraní que formó parte del grupo terrorista.
Según Wilson, Isabella le hizo la confesión cuando estaban juntos en Zurich, en 1993, y
le adelantó que volvería a Buenos Aires para una nueva operación. Ahí mismo le mostró
la valija con los tres millones de dólares, el pago del ataque contra el edificio de la
calle Pasteur. Hoy se sospecha que, en realidad, Dos Santos participó del primer
atentado, era parte del grupo terrorista, y aparentemente fue un arrepentido que avisó
del peligro del segundo ataque. También hay evidencia de que es un confidente de algún
servicio de seguridad brasileño, trabajito que realiza según parece desde
fines de 1994. Ahora, Wilson está bajo la custodia de las autoridades brasileñas y
declarará ante el juez Galeano la semana próxima.
Según coinciden distintas fuentes, Mohtari se mostró ayer muy agresiva y reticente a
declarar. Reclamó en algún momento la asistencia del consulado iraní, pero al final
aceptó a la defensora oficial, Sandra Yapur, mujer y árabe, tal cual lo había pedido.
Yapur contó que Mohtari ni siquiera reconoció a Dos Santos en una foto que le mostraron
y sólo dijo que cuando estuvo en Buenos Aires, entre el 87 y el 92, conoció
a un brasileño del cual no recordaba el nombre.
En principio, esta declaración es casi el equivalente a un boicot y, además, es
insostenible. En la causa judicial está absolutamente probado que Nasrim y Wilson
viajaron juntos a Europa y hay evidencias concretas de que estuvieron en varios hoteles
juntos. El gran problema que tendrán Canevari y Galeano no consiste en probar que se
conocían y que anduvieron juntos por el mundo, sino demostrar la vinculación de ambos
con los atentados. En esa materia, las evidencias son escasas: únicamente está la
declaración de Wilson contra Nasrim. Claro está que otra vez se puede producir una
confrontación entre los dos. Mohtari vuelve a declarar el lunes y Dos Santos tendrá que
hacerlo en los próximos diez días y el casoes que ahora los magistrados tienen la gran
posibilidad de cotejar las declaraciones, repreguntando a uno y otro.
¿Cómo es que se produce la repentina aparición de dos personas buscadas desde
hace cuatro años? le preguntó este diario a Luis Dobnievsky, el abogado de la
AMIA.
Ahora parece haber voluntad política respondió cauto el letrado.
Lo cierto es que la tarea de Canevari y Galeano no será fácil. La clave está en saber
si Mohtari y Dos Santos chocan entre ellos, si se acusan mutuamente y sobre todo si echan
luz sobre la llamada conexión local: cómo consiguió el grupo terrorista la Trafic que
estaba en poder de Carlos Telleldín, quién suministró los explosivos, quién armó y
dónde se armó el coche bomba, cómo fue el trayecto final. Algunos de los jefes de la
investigación se muestran escépticos sobre las posibilidades de avanzar en este terreno,
otros consideran que si nos manejamos razonablemente bien, tenemos una buena
oportunidad de dar pasos significativos hacia adelante.
Como hicieron los servicios para atrapar a la irani
Al estilo Gorriarán Merlo
Por R.K.
La historia oficial tiene
escasa credibilidad: Nasrim Mohtari, supuestamente una brillante terrorista y agente
iraní, cometió un error incomprensible. Tomó un vuelo en París, usando su propio
nombre y un pasaporte argentino y de golpe apareció en Ezeiza. Las autoridades dicen que
en realidad iba a Uruguay, pero que su vuelo de Air France, el 416, hizo escala en Buenos
Aires y allí fue detenida. Falso. El vuelo no iba ni fue a Montevideo, según le
confirmaron a Página/12 fuentes de la compañía. Por la tarde, cuando este diario
insistió ante los investigadores para saber la verdad, apareció una versión muy
distinta: Fue una operación al estilo de la de Gorriarán Merlo e incluso actuó la
misma gente. Traducido, esto significa que Mohtari fue localizada en Zürich y
traída a la Argentina por los hombres de la SIDE.
Le aseguro que no está golpeada ni drogada, fue un arreglo entre los servicios de
inteligencia, explicó anoche uno de los jefes de la pesquisa a este diario. Según
parece, la Sala Patria de la SIDE ya había informado a la Corte Suprema que traería a
Mohtari en el vuelo de Air France, pero que el proceso debía ser inmediatamente
blanqueado ya que hasta ayer no había siquiera una orden de captura internacional contra
la mujer. Rápida, la Corte votó de inmediato el procesamiento de Mohtari por el
múltiple homicidio de la Embajada de Israel, de manera que cuando llegó el avión, la
Brigada Antiterrorista que dirige el comisario Jorge Palacios produjo instantáneamente la
detención oficial. Los agentes de la SIDE que la traían en el avión se hicieron humo.
Algunos hombres de la inteligencia argentina sugirieron a Página/12 que todo se hizo
mediante un ardid: un agente encubierto le propuso a Mohtari viajar a Uruguay y después
la engañó con un pasaje que en realidad no llegaba hasta Montevideo sino a Buenos Aires.
Tampoco parece una versión muy creíble: el pasaje que se le expidió a Nasrim era
ZürichBuenos Aires, no ZürichMontevideo, de manera que estaba claro que
venía a la Argentina, donde se la busca desde hace cuatro años, principalmente por el
atentado contra la Embajada de Israel. Difícilmente haya venido por su propia voluntad.
Según parece, todo el operativo de la SIDE comenzó hace casi un mes y ya a mediados de
noviembre hubo un informe oficial en el que se les indicaba a los dos jefes de la
investigación el secretario de la Corte, Esteban Canevari, y el juez federal Juan
José Galeano que Mohtari había sido localizada en Suiza. Después de eso, se
anudó el acuerdo con los servicios de inteligencia de dos países europeos.
Lo que se sabe de ella
Por R.K.
Los investigadores tendrán que probar que Nasrim Mohtari
efectivamente tuvo que ver con los atentados. Y no será cosa sencilla. Paralelamente, hay
cosas sobre la mujer iraní que ya están esclarecidas.
Llegó a la Argentina en 1987 y ejerció la prostitución de alto nivel. En su
legajo en la Policía Federal tiene varias entradas justamente por prostitución.
Como profesional del sexo, se relacionó con personajes de la política e
increíblemente consiguió un pasaporte a su nombre. Quien le proporcionó el documento
fue un diputado justicialista chaqueño, ya fallecido, Ferdinando Pedrini. Dicen los que
lo conocieron, que Pedrini quien llegó a ser jefe del bloque del PJ en 1973
era un amante del ambiente de la prostitución. Pedrini aparece recomendando a Mohtari en
la solicitud del pasaporte en 1990.
Mohtari se relacionó con otros iraníes, dos supuestos taxistas, y los
propietarios de una fiambrería en la calle Pasco 540. Según Wilson Dos Santos, todos
ellos participaban del grupo terrorista. Aunque los investigadores confirmaron la
existencia de esos individuos, nunca pudieron ser localizados. |
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