Para
él no deben existir ni el Banco Nación ni el Provincia. El es Pedro Pou,
presidente del Banco Central. Y quien lo criticó en duros términos fue Rodolfo Frigeri,
presidente del Grupo Banco Provincia. Pou tiene un problema ideológico y una seria
discrepancia con nosotros, insistió, agregando que en el mandamás del Central
hay un capricho y hay muy mala onda en ese punto. Frigeri, además, tiró una
soga a la Alianza para sumarla a la conducción del banco.
En una inusual embestida contra el cuestionado Pou, Frigeri cuestionó las constantes
trabas que le imponen desde el Central cada vez que pretende hacerse cargo de otras
entidades financieras. Para que la guerra asuma niveles más fuerte, casualmente ayer Pou
informó a un grupo de banqueros que técnicos del Central acaban de terminar un trabajo
centrado en el traspaso a la banca privada del Banco Nación, que preside Roque Maccarone.
Pou insiste con el proyecto pese a que Carlos Menem ya lo archivó.
Frigeri, que encabeza además la Asociación de Bancos Privados y Públicos de la
República Argentina (Abappra), no desaprovechó la oportunidad para detallar algunas de
las operaciones en las que consideró que la entidad provincial fue discriminada por el
Central. Cuando quisimos comprar el Caseros, a nuestro competidor le daban diez
años (a tasa Libo) para pagar los 100 millones de deuda que tenía, y a nosotros nos
pedían pagarla al contado. Otro caso que mencionó fue la venta del Banco de Santa
Fe que pasó finalmente a manos del Banco General de Negocios. Estábamos
expresamente prohibidos, acusó el jefe del Bapro, quien agregó en su descargo que
entonces no nos acusen de que hacemos oferta y no cumplimos. La alusión
también apuntaba a su fallido intento de participar en el desguace del Banco Mayo.
Precisamente, el también diputado del PJ destacó que cuando ofertamos por 24
sucursales del Mayo nos preguntaron si íbamos a respetar al personal en sus cargos y
dijimos que respetábamos el 100 por ciento del personal, aparte de tomar dos empleados de
la casa central por cada sucursal adjudicada. El resultado fue explicó
que no sólo nunca les avisaron que la oferta había caído sino que después se enteraron
por los diarios de que les daban dos casas que nunca habían solicitado. Esas
adjudicaciones fueron finalmente rechazadas por el Provincia aunque asumieron el personal
involucrado en ellas.
Pero Frigeri subió la apuesta y desafió a Pou, al afirmar que la expansión del Bapro es
incontenible y que tarde o temprano el banco va a estar en todo el país. Es un
hecho que ya estamos desde Tierra del Fuego a La Quiaca con nuestras empresas del Grupo
Bapro, pero también queremos estar como banco y lo vamos a lograr. Si tenemos que
dialogar más, lo haremos.
En esa estrategia, y ante el reclamo de la Alianza de participar en el Provincia, Frigeri
busca sumar a las principales fuerzas políticas. Me gustaría sentarme con la
Alianza para tratar de qué manera excluimos al Banco Provincia de la escena de la disputa
política. Me gustaría que gente de la Alianza se integrara al banco. No tenemos nada que
ocultar y demostraríamos madurez para trabajar juntos por la continuidad y la expansión
del Provincia.
INSISTENCIA OBSESIVA CON LA PRIVATIZACION DEL
NACION
Un ayatola habita en el Banco Central
El
titular del Banco Central, Pedro Pou, institucionalizó ayer un grupo asesor integrado por
14 entidades de primera línea destinado a extinguir incendios en el sistema financiero.
Entre los banqueros que serán consultados en forma permanente a fin de participar en el
desguace de entidades figuran desde el Galicia y el Río hasta el Bansud, el Suquía y el
Credicoop. Además, la entidad monetaria también resolvió estandarizar los complejos
contratos de transferencia utilizados en las operaciones de rescate.
Estas decisiones fueron consensuadas por Pou con un grupo de elite de la banca local. La
lista, dada a conocer ayer por el BC, se completa con los bancos General de Negocios,
BankBoston, Citibank, BBV-Francés, Roberts, del Lavoro, Quilmes, ABN-Amro y Lloyds.
Por otro lado, Pou confió a un grupo de banqueros que la idea es seguir avanzando
con la privatización del Banco Nación (ver nota principal). Les precisó que
se está trabajando sobre la base de un borrador del esquema de privatización y que
terminará fortalecimiento a la propia entidad. Luego, Pou se extendió ante los
banqueros sobre las trabas que tiene el Nación con una sensibilidad que asombra: A
mí me parece que se perjudica a la entidad con decisiones tales como no permitirles
llevar adelante ejecuciones a los productores que están afectados por situaciones de
emergencia o desastre. Este impedimento legal perjudica al Nación. Y para concluir
con su particular interpretación de las ventajas y desventajas del Nación, apuntó que
esa situación, a la vez, es un privilegio (para el banco oficial) porque, a
sabiendas de esto (que no habrá remates) los productores van a demandar créditos al
Nación en detrimento de la banca privada. Y concluyó: Si el Nación fuera
una entidad privada, podría ejecutar a sus deudores.
En tanto, en el Central negaron que la medida de crear una especie de hospital de bancos
con médicos dispuestos a operar implique que haya una pila de bancos con
problemas. Pou piensa que el año próximo va a haber más fusiones tanto entre
grandes entidades como entre chicas, proceso de concentración que es alentado por él
mismo adelantando futuras operaciones. Por caso, ayer le comentó al grupo de banqueros
que el Banco de Entre Ríos está en venta, y que los interesados son el Bisel y el
privatizado Banco de Santa Fe.
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