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A falta de jueces que le crean, Luque hace campaña en Internet

Crónica de una injusticia. Así se denomina el sitio que los Luque instalaron en la red para pregonar la inocencia del primogénito. Y hablar pestes de la hermana Martha Pelloni.

El sitio web de “El caso Luque” incluye un libro de visitas.
Varios amigos dejaron mensajes de solidaridad para Guillermo.

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Por Andrés Osojnik

t.gif (67 bytes) La carátula no descolla por su creatividad. Un dibujo simple de una balanza que pesa las palabras “Justicia” e “Injusticia”. El fiel está volcado hacia la última. Y el título, otro lugar común, es “Crónica de una injusticia”. Con una y otra batalla jurídica perdidas, los Luque sucumbieron a los tiempos que corren y se subieron a Internet, para proclamar desde allí la inocencia de Guillermo Daniel, el vástago condenado a 21 años de cárcel. Para los autores de la página web, ya no se trata más del caso María Soledad. En su interpretación, ahora el país está ante –tal el nombre del sitio virtual– El caso Luque.
Aunque sin muchas pretensiones de originalidad, el espacio cibernético del luquismo catamarqueño (con dirección en www.casoluque.com.ar) tiene, como contrapartida, una información periodística abundante sobre los momentos más destacados del caso desde que la estudiante catamarqueña apareció muerta al costado de una ruta de la capital provincial, el 10 de setiembre de 1990. Los Luque tienen de dónde sacar los recortes: desde que Guillermo fue involucrado en el asesinato, la familia entera trabaja en un archivo propio de todo lo que se publica, dice o muestra en torno del tema.
El comandante en jefe del operativo es –quién si no– el pater familiae. Angel Luque ha llegado a diseñar un mapa enorme con todos los protagonistas de la historia, incluidos los actores de reparto, para hacer el seguimiento exhaustivo de las declaraciones, tanto judiciales como periodísticas, de cada uno. La secreta esperanza era emprender una serie de querellas contra todos quienes acusaron a su hijo si el fallo de la Justicia resultaba favorable. En rigor, la ilusión aún se mantiene: todavía falta la instancia de la Corte Suprema de la Nación.
Mientras tanto, y para que el archivo domiciliario sirva al menos para hacer campaña, la página en Internet ofrece parte de ese material a quien se anime a hurgar en ella. Allí encontrará desde la sentencia completa del tribunal oral que mandó a la cárcel a Guillermo y a quien fue sindicado como cómplice, Luis Tula, hasta viejas notas periodísticas –de principios de la década– en contra de la hermana Martha Pelloni, por ejemplo.
La monja aparece en una sección que se denomina “Personajes”. Curiosamente, o no, sólo hay material sobre cuatro de ellos: Pelloni, Juan Carlos Balverdi (que fue saadista pero tras la caída de Ramoncito se pasó de bando y ahora es diputado del Frente Cívico), Miguel Marcolli (uno de los más acérrimos enemigos del luquismo en Catamarca) y Lila Zafe, la polémica ex abogada de los Morales. Los cuatro tienen en común haber provocado más de un dolor de cabeza a los Luque.
Las notas que aparecen en esa sección tienen un sesgo particular: casi todas cuestionan o dejan mal parados a los “personajes” que se incluyen. Con la monja hay un ensañamiento especial: los hacedores del sitio en Internet rescataron hasta una solicitada del año ‘91 contra la promotora de las Marchas del Silencio. El 28 de febrero de ese año, el diario El Ancasti publicaba una carta firmada por “Jóvenes catamarqueños que les preocupa su presente y quieren un mejor futuro”. Está dirigida a la “Comunidad Catamarqueña” y ataca a la religiosa porque su misión “dejó de ser evangelizadora para convertirse en discurso político”. Otra solicitada, de mayo de 1992, habla de su “chismografía insidiosa”.
En la sección que corresponde a los “Jueces”, aparecen como estrellas también cuatro figuras: Edgardo Alvarez (un juez detestado por todo lo que sea saadismo y/o luquismo), José Luis Ventimiglia, Manuel Zeballos, y el juez que renunció a seguir juzgando a Guillermo Luque para enrolarse como dirigente en las filas del justicialismo local: Alejandro Ortiz Iramaín. En la vida política no le fue muy bien al magistrado que se hizo famoso intimidando a los testigos que declaraban en contra de Luque en el primer juicio. Pero al menos logró resultar favorecido en la selección de las notas que aparecen en la página de Internet. “Ortiz Iramaín hizo trizas el silencio con duras acusaciones al gobernador y al Frente Cívico”, “Ortiz Iramaín sigue pegando”, son algunos de los títulos elegidos. Y una carta de lectores con “Felicitaciones al frustrado tribunal”.
La cibercampaña del primogénito incluye además una encuesta: un libro de visitas donde es posible dejar una opinión en el espacio virtual. Allí hay mensajes de solidaridad y de repudio. Y una pregunta varias veces repetida: “¿Quién financia la página de Guillermo Luque en Internet?”.

 


 

LUQUE RECIBE A SU FAMILIA; TULA ESTUDIA DERECHO
Los días en la cárcel de Catamarca

Por A.O.

t.gif (862 bytes) Ambos, Guillermo Luque y Luis Tula habían estado ya tras las rejas. Los dos habían estado presos en distintos momentos de la investigación del caso Morales. Y en la misma prisión en la que están ahora. Por eso, cuando el 27 de febrero entraron nuevamente en la cárcel de Catamarca como condenados, lo hicieron con humildad, pese a tener más de estrellas que de reos. Lo hicieron tanto ante los guardiacárceles como ante sus nuevos compañeros: ambos conocían los códigos internos. Esa actitud les valió que ahora puedan vivir sus días en prisión sin mayores sobresaltos.
Al principio estuvieron alojados en la misma celda: fue un gesto de Tula para que Luque sobrellevara mejor la depresión inicial. Pero luego terminaron pidiendo la separación. Y, como en toda separación, hay versiones contrapuestas. Una señala que Tula ya no toleraba más las tardes de cartas y bromas que Luque organizaba en el lugar. Otra indica en cambio que Tula prefirió apartarse para dejar a su compañero la posibilidad de estar tranquilo con las visitas de su familia.
Es que hasta la celda que ocupa Luque llega todas las tardes su esposa, Florencia, con su hijo, Tomás. Los padres de Guillermo suelen verlo los fines de semana. Tula en cambio recibe como visitas a algunos amigos, a compañeros de Obras Sanitarias, donde trabajaba hasta ser condenado, y de su novia, que durante el juicio se encargó de ocultar ante la prensa.
Tula, acostumbrado a los trabajos de mantenimiento en Obras Sanitarias, también gasta sus horas en dar una mano para hacer reparaciones en otros sectores de la prisión. Pero su actividad es el estudio: Tula está empeñado en catalizar lo aprendido en los ocho años que lleva el caso. Y cursa Derecho: ya rindió con éxito la primera materia, Introducción al Derecho. Sacó un siete. Luque también se había inscripto, convencido por Tula, pero no logró disciplinarse con los libros.
En rigor, sí lo hizo, pero como trabajo: junto a Tula, ocupa el turno mañana en la biblioteca de la unidad. Allí, ambos ordenan los ejemplares y organizan los pedidos de los otros internos. A Luque la tarea no le es ajena: en los últimos años trabajó en la Biblioteca del Congreso Nacional.

 

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