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Denuncian grupos armados por el ex golpista Chávez

El candidato que condensa el miedo al ex golpista Hugo Chávez denunció que hay grupos armados listos para tomar las calles el lunes si su líder no se impone en las elecciones de mañana.

Soldados venezolanos ante los lugares de votación.
"Las FF.AA. cumplirán su responsabilidad", dijo Salas.

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Por Juan Jesús Aznárez enviado especial a Caracas

t.gif (862 bytes) Grupos adscriptos al ex teniente coronel golpista Hugo Chávez, favorito en las encuestas, han repartido armas para ser utilizadas este lunes en el caso de que pierda las elecciones de mañana, denunció ayer el candidato independiente de centroderecha a la presidencia de Venezuela, Henrique Salas Römer, segundo en las sondeos. Con el país definitivamente polarizado entre dos opciones antagónicas, Salas Römer, fundador de Proyecto Venezuela, anticipó que de ganar la jefatura de Estado, y en el supuesto de irrumpir una violenta protesta "chavista", convocaría a la resistencia.

"La calle será mía" --prometió--. "Nunca he retrocedido. Tuve que derrotar a las peores mafias políticas de este país, que estaban acostumbradas, como está acostumbrado mi adversario, a utilizar bandas armadas y a atropellar a los demás. Yo no cedo". El ex gobernador de Carabobo, plataforma de su lanzamiento a la presidencia, dijo estar seguro de que, con la ley de su lado y habiendo triunfado, las fuerzas armadas cumplirán con su responsabilidad, "independientemente de que nosotros, desde el punto de vista político, llamemos a la población a unirse de tal forma que la victoria se consolide".

Salas Römer, que arrancó la campaña como candidato apartidario, aceptó hace una semana el apoyo de los dos partidos tradicionales, Acción Democrática (AD), socialdemócrata, y de Copei, democristiano, que renunciaron a sus propios aspirantes porque las encuestas anticipaban un bajísimo porcentaje de votos, menos del 7 por ciento. Esas dos formaciones, que el propio Salas había denunciado como exponentes de un sistema caduco y corrompido, instaron a la militancia a votar por él. Salas aceptó el respaldo y asegura no haber comprometido favores a cambio. Casado, con cuatro hijos, uno de ellos gobernador electo de Carabobo, Salas ha moderado sus ataques a AD y Copei. Evitó definir como corrupción a gran escala el desvío de fondos públicos durante las sucesivas administraciones de estas dos formaciones, miles de millones de dólares en fraudes bancarios, compras amañadas y sobornos, para hablar sólo de "descuidos grandes". Llamó a Chávez "engendro maléfico" y admitió que en el seno de las fuerzas armadas "hay fuertes cuestionamientos con relación a este candidato. No solamente porque violó el código militar, la Constitución y las leyes sino porque tampoco fue un líder cuando pertenecía a esas fuerzas".

La denuncia sobre la inminencia de desórdenes públicos si pierde el militar que encabezó el golpe del 4 de febrero de 1992 contra la presidencia del entonces "adeco" Carlos Andrés Pérez, fue planteada en estos términos: "Hay gente armada preparada para salir a la calle si el triunfo no los favorece. Eso nos preocupa porque nos hace ver que no se trata (Chávez) de una persona con mentalidad democrática. Se aprovecha de las reglas del juego pero no está dispuesta a aceptarlas".

¿No le parece grave esa acusación?, se le preguntó. "Las armas fueron repartidas desde el 4 de febrero, y el 27 de noviembre. Tengo información de que ha habido ese reparto. No me sorprendería en absoluto que a partir del lunes próximo tuviésemos situaciones que por supuesto las fuerzas armadas están en plena capacidad de frenar. Yo vi cómo (los seguidores del golpe de 1992) asesinaron a policías con armas que les fueron entregadas a estudiantes de la Universidad de Carabobo el 4 de febrero". Según el político venezolano, que procede de las filas de Copei y cuya candidatura aglutina en gran medida el miedo a Chávez, las acusaciones de posible fraude lanzadas por éste tienen como objetivo "legitimar las acciones armadas que pudieran ser propiciadas a partir del lunes (...) Las fuerzas armadas tienen no solamente la voluntad sino las fuerza para garantizar el orden público y la institucionalidad democrática".

 


 

EL GENERAL NO VA A LA CARCEL
Oviedo es más que la ley

t.gif (862 bytes) El general Lino Oviedo contraataca. "El gobierno del pueblo está por encima de la Constitución", dijo en una manifestación ante sus partidarios. "No les vamos a dar el gusto. Todavía tenemos cinco años", afirmó por su parte el presidente paraguayo Raúl Cubas, dando a entender que no se doblegaría ante la orden de arresto que emitió la Corte Suprema para su mentor ex golpista. Si desobedece el fallo, sin embargo, el presidente se arriesga a la destitución ya que tendría que hacerlo en abierto desafío tanto al Poder Judicial (la Corte) como al Legislativo (el Parlamento, dominado por antioviedistas). Eso es, si decide hacerlo obedeciendo la letra de la ley: Cubas admitió que "tengo que meter la mano en el avispero. Las abejas van a picar (...) pero tengo que aguantar".

La analogía del avispero es apta. Desde su elección por una abrumadora mayoría popular, Cubas se ha enfrentado a duras maniobras de los hombres del ex presidente Juan Carlos Wasmosy --a quien Oviedo declaró que enjuiciaría por "vaciar el Estado"-- que permanecen en el poder. Estos están bajo sentencia suspendida desde que los comicios de mayo demostraron que el ex general cuenta ampliamente con el apoyo popular para cumplir su promesa electoral de realizar una operación "mani pulite" en el Estado paraguayo. Ayer, la Corte Suprema notificó oficialmente a Cubas de su fallo (inapelable) que anula la conmutación de la pena de prisión de Oviedo al calificar de inconstitucional el decreto presidencial que lo liberó. La mayoría antioviedista paraguaya en el Parlamento, asimismo, advirtió varias veces al presidente que le iniciaría un juicio político (que podría llevar a la destitución) si intenta ignorar el fallo de la Corte. Una destitución llevaría al poder al vicepresidente Luis María Argaña, un wasmosista que fue derrotado por Cubas en la interna de su partido bajo la virtual consigna de "Cubas al gobierno. Oviedo al poder". Con esta falange de los poderes Legislativo y Judicial alineada contra él, Cubas está en una posición insostenible para salvaguardar a su mentor. A menos, esto es, que intente flanquearla usando su única ventaja: el apoyo popular del ex general. Este es intransigente en su negativa a permitir que los wasmosistas lo encierren otra vez, y abandonó toda actitud conciliatoria. "Quieren distorsionar esta democracia", declaró en una convocatoria de sus partidarios, "(pero) la mentira tiene patas cortas, no nos van a vencer". En efecto, ayer algunos de sus correligionarios amenazaron con concentrar en la capital de Asunción a miles de los simpatizantes rurales de Oviedo para evitar su arresto. Dicha acción, sin embargo, podría provocar una intervención del ejército, cuya reacción corporativa es absolutamente impredecible luego de su pasado reciente de abruptas purgas pro y antiOviedo. La posición de Cubas no es envidiable. "Me quieren hacer pisar el palito, pero no lo voy a hacer." Ahora, sin embargo, la pregunta para él parece ser de dónde va a pisarlo ya que "lamentablemente no vivimos en un país justo".

 

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