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UNA CAUSA EN LA QUE HACE MESES NO SE HACE PRACTICAMENTE NADA

Triste final para el caso Cabezas

El 22 de diciembre se cierra la causa, que casi seguramente pasará a juicio oral en julio, en plena campaña electoral. Como están las cosas, todos zafan: Yabrán está muerto, Prellezo ordenó "una paliza" y los horneros cometieron un asesinato "por accidente". Todos crímenes de baja pena.

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Por Raúl Kollmann


t.gif (67 bytes)  La causa Cabezas se cierra el 22 de diciembre. Así se lo deslizó el juez José Luis Macchi a uno de los abogados que actúan en el caso. "Hace meses que prácticamente no se hace nada. Llegaremos a esa instancia sin ninguna claridad sobre el móvil del crimen ni el arma utilizada ni quién fue el jefe del operativo en el que mataron al fotógrafo", razonó el letrado. Todo indica que el juicio oral se producirá en julio, en plena campaña presidencial, aunque siempre existe el peligro de que intenten postergar todo para después de las elecciones.

El riesgo mayor es que en ese juicio se instale la historia oficial que se viene preparando desde hace rato: Yabrán habría dado una orden tácita de que le den una paliza al fotógrafo que supuestamente lo acosaba; el oficial de la policía bonaerense Gustavo Prellezo instruyó a los "horneros" para que le peguen y éstos lo mataron sin querer. Yabrán está muerto, Prellezo no ordenó ningún crimen sino una paliza con lo que espera una pena baja y lo de los horneros fue un accidente, producto de que estaban alcoholizados y drogados. También les correspondería una pena baja. Este paquete, así atado, se contradice con la forma en la que ejecutaron al fotógrafo, esposado, con dos tiros en la nuca, quemando el cadáver con un combustible comprado antes del secuestro.

 

 

Peligro en el juicio

El cabo suelto, el volcán que puede provocar una gran erupción en el juicio oral son los ladrones de Los Hornos: hoy por hoy van camino a la cadena perpetua por haber matado a Cabezas y son la parte más débil de la historia oficial. Está casi comprobado que el fotógrafo fue asesinado en el auto, enseguida después de haber sido secuestrado por ellos, y todo indica que uno de los horneros le pegó el primer tiro en la nuca dentro del Ford Fiesta. El cuento de la cava es falso y más todavía en la forma en la que lo contaron ellos. Los ladrones dicen que hubo una especie de fusilamiento, pero esto de ninguna manera coincide con la forma en la que ingresaron los proyectiles en el cráneo y, además, no había rastros de sangre en la cava. Todo eso terminará comprometiéndolos aún más, especialmente a Horacio Braga, el presunto asesino.

El viernes declaró ante Macchi un remisero de apellido Carabutti, quien supuestamente vio a Prellezo a las 6.15 de la mañana del día del crimen en Valeria del Mar. Con esto los defensores de Prellezo pretenden probar que no estuvo en la cava y que recién a esa hora llegó a la Costa. En realidad, esa versión de los hechos no mejora mucho la situación del ex policía, ya que igualmente está probado que los horneros trabajaban para él, que los llevó y trajo de la Costa, les dio alojamiento y compartió las ganancias de los robos y la venta de droga. Todo indica que Prellezo no debería zafar de ser imputado como una especie de capataz del asesinato.

 

 

Un futuro venturoso

El cierre de la causa implica que deberá definirse la situación de algunos personajes que estuvieron imputados en la causa. Da toda la impresión de que Macchi los va a sobreseer:

 

* El ex comisario de Pinamar, Alberto Gómez: parece que el magistrado decidirá que no tuvo nada que ver, que no hubo zona liberada, recortando nítidamente la responsabilidad de los efectivos bonaerenses. La investigación fue tan pero tan mala que no se llegó a conclusión alguna sobre los llamados hechos a la comisaría denunciando que había movimientos raros ni se determinó por qué se cambiaron los turnos y las guardias esa noche.

 

* El ex oficial Jorge Cabezas: todo indica que también lo van a sobreseer, a pesar de haber sido identificado por vecinos de la casa de Andreani y de que se le imputa haber sido parte de la mafia policial de la Costa.

 

* Los pepitos: el curioso grupo marplatense seguramente también quedará sobreseído después del blooper y el armado policial de la pista falsa que condujo hacia ellos.

 

* Otros personajes sospechosos como los policías Juan Carlos Salvá y Carlos Stoghe también quedarán fuera de la causa. La mafia policial de la Costa nunca se investigó.

 

 

Cerremos aunque no sepamos

Tal vez lo más grave de la pesquisa que ahora pretende concluir el juez Macchi es que quedan un largo listado de temas sin aclarar:

 

* El móvil del crimen: es un aspecto fundamental para el esclarecimiento. En principio, Macchina03fo04.jpg (11958 bytes) tiene preso como autor intelectual a Gregorio Ríos, el jefe de la custodia de Yabrán. Esto de por sí ya parece extraño, porque si Ríos dio instrucciones para matar a Cabezas seguramente la orden provino del llamado papi-mafi. Lo cierto es que los elementos existentes contra Ríos-Yabrán demuestran nítidamente que el fallecido era jefe de una mafia, con un ejército de ex represores a su servicio, pero hay muy poca evidencia que los relacione con el crimen. Paralelamente, la banda de policías que probadamente participó del asesinato, los negocios de los uniformados y el poder detrás de esa mafia no han sido investigados.

 

* El arma: fue, desde el principio, un drama de enredos. Las pericias dicen que es la pistola que mató a Cabezas, pero nadie puede explicar cómo apareció en Mar del Plata (ver aparte). Algunos letrados sostienen que a veces se esclarecen delitos sin que se encuentre el arma con el que se cometieron.

 

* El combustible: está claro que se compró la noche del crimen, antes del secuestro. Además, los horneros actuaron a cara descubierta. Estos dos elementos demuestran, en concreto, que estaba planificado el asesinato. Por otra parte, los criminales no trataron de ocultar el cuerpo ni aparentar un accidente: dejaron las esposas puestas y quemaron el cuerpo, como para dejar un mensaje bien claro. Todos estos elementos contradicen la historia oficial.

 

* Los otros participantes: hay evidencia nítida de que otras personas, posiblemente policías, también participaron del crimen. Existen, por ejemplo, testimonios e incluso identikits de los tres tripulantes de una camioneta que fue vista en la cava a la hora del asesinato. Además, sigue sin aclararse la cuestión de la zona liberada y los individuos que hicieron todo el trabajo previo frente a la casa de Oscar Andreani.

En síntesis, cuando se cumplen casi dos años del asesinato del fotógrafo, la Justicia da por concluida la investigación. La esperanza está puesta ahora en el juicio oral y más concretamente en que las audiencias produzcan una verdadera sucesión de escándalos, acusaciones cruzadas, testigos truchos puestos al descubierto que obliguen a que se investigue de verdad.

 


La disputa por la sede

 

t.gif (862 bytes) El juicio oral y público por el caso Cabezas será motivo de disputa. La lógica indica que debería actuar la Cámara de Dolores, que ya intervino en varias ocasiones durante el proceso. Ese tribunal se mostró firme y ecuánime. Ordenó al juez que profundizara la pista policial y después también insistió en que debía seguirse el hilo de la participación de Alfredo Yabrán. La Cámara desmontó asimismo el armado trucho de la pista de Los Pepitos, cuando ya el juez Macchi había procesado a Pepita la Pistolera como autora intelectual, llegando al punto de imputarle a Cabezas el haber participado de una extorsión.

La Cámara de Dolores fue recusada por Yabrán, que incluso acusó a uno de sus miembros de haberle pedido una coima. Sobre esta base, alguna de las partes intentaría evitar que ese tribunal encabece el juicio oral. Paralelamente, en fuentes judiciales se dice que la gobernación bonaerense quiere llevar todo a La Plata y se basaría en que uno de los Horneros tiene una causa anterior que justamente se sustancia en la capital provincial. El juicio oral se hará en plena campaña electoral, de manera que habrá un verdadero tira y afloje por la designación del tribunal.


Segundo tiro

 

Por R.K.

t.gif (862 bytes) Hace dos meses, Página/12 reveló algunas de las claves para entender el asesinato de Cabezas: todo indica que al fotógrafo lo mataron dentro del auto, con un tiro en la nuca, y posteriormente un policía bonaerense le pegó el segundo tiro, quedándose con el arma. Esa pistola, usada en el segundo disparo, es la que se colocó después en la casa del marplatense Luis Martínez Maidana, para implicarlo y dar por resuelto el caso. Por esa razón, las pericias dieron positivas.

El gran interrogante es dónde está la pistola con la que se hizo el primer disparo, es decir el arma que realmente mató al fotógrafo. Una de las expectativas es que Prellezo o los horneros entreguen esa arma y la utilicen como prueba contra alguien. En la cárcel, Prellezo dice que sabe dónde está la pistola, pero no da indicio alguno. Parece que quiere usar esa arma para negociar. "Si él dice que el crimen lo ordenó la Bonaerense, voltea la campaña electoral de Duhalde. Si dice que la orden vino de Yabrán, lo deja preso para siempre a Ríos y además puede salpicar a la Casa Rosada. El lo que quiere es negociar la pena", sostiene un hombre muy cercano al ex policía.


"No da para más"

t.gif (862 bytes) Oscar Pellicori, abogado de la hija de Cabezas, Candela, y de la revista Noticias, es uno de los profesionales que actuó con mayor seriedad y rigurosidad en el caso. Esta es su opinión: "Yo creo que la instrucción ya no da para más. Es necesario ir al juicio oral para ver qué es lo que se esclarece allí. Sin dudas la versión de los horneros es lo más débil y veremos si sale la verdad. Ellos dijeron que lo secuestraron a Cabezas sin hacerle nada, pero la autopsia dice que le pegaron. Sostuvieron que a José Luis lo mató Prellezo disparándole desde unos metros, pero también la autopsia demuestra que las balas entraron de otra manera. Yo espero que muchas cosas salgan a la luz en el juicio oral. Tal vez no logremos aclarar absolutamente todo, pero hay crímenes en los cuales las evidencias son tan grandes, tan contundentes, que son suficientes para una condena, más allá de que algunos elementos no se esclarezcan. En el cierre de la causa, una de las cosas que me preocupan y que vería con más dudas es un eventual sobreseimiento del comisario Gómez. Yo creo que hay fuertes indicios de que hubo una zona liberada".


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