Allá, ahora es Gardel
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Por Martín Pérez Desde Montevideo Era cerca de la medianoche y la combi destinada a los periodistas se dirigía al hotel ubicado en el centro de Montevideo, cuando se escuchó una queja femenina. "Y ahora qué le digo a mi jefa cuando me exija la nota que me pidió: una entrevista con Sandra Mihanovich en la cubierta del barco ... ¡Yo qué culpa tengo si no vino Sandra Mihanovich y el barco no tenía cubierta!", era el hilarante final del monólogo de una integrante del equipo de "Indiscreciones". La suya era una de las tantas cámaras presentes en el lanzamiento oficial de Black, el nuevo disco de Rubén Rada realizado frente al tradicional Parque Rodó de la ciudad de Montevideo. Organizado por su flamante compañía discográfica, Polygram, el evento uruguayo se llenó de cámaras, productores y cronistas argentinos fletados vía marítima, muchos de ellos tentados por el anunciado acompañamiento de estrellas varias, entre los que se destacaba la mención de los integrantes de "Gasoleros", Fito Páez, y demás. Todos ausentes, y de ahí ciertas quejas indiscretas, así como la profusión de cazadores televisivos. "Nunca vi tantas cámaras en una presentación de un disco de un artista uruguayo", comentó sorprendido el licenciado Pettinati, una suerte de Pergolini local (con programas diarios en radio y TV). El comentario fue suscitado por el amplio conjunto de luces y aparatos apuntando al escenario cuando llegó el momento de ver a Rada presentar algunos temas del flamante disco en cuestión, acompañado por una megabanda de once integrantes. El Negro, recibiendo su disco de platino correspondiente a la venta previa del álbum en Uruguay de la mano del intendente de Montevideo y concentrando la atención de los cronistas de una y otra orilla, demostró que era la única estrella de la noche. La buena estrella de Rada en Uruguay comenzó hace un par de años, con el regreso del hijo pródigo con un gran disco bajo el brazo, grabado en Estados Unidos. A Montevideo --"un álbum de world music", según lo definió-- le siguió Miscelánea Negra, editado por un sello independiente local, y que tuvo muy buenas cifras de venta. Y si a su última discografía se le suman los ciclos de TV y Radio que tiene en Uruguay --con el agregado de su participación en la porteña "Gasoleros"--, se completa el panorama massmediático de Rada del otro lado del Río. Que también tiene un rol protagónico en el éxito de "El Chevrolé", la sensación cinematográfica del año en Uruguay. "El disco de platino que recibí por Black, en realidad es responsabilidad de mis discos anteriores. Porque éste recién salió a la calle, y la gente aún no lo ha escuchado", subrayó a Página/12. "Así que recién ahora comienza la historia", advirtió Rada, medido, mientras a su alrededor --en la exuberancia típica de toda fiesta de lanzamiento-- se multiplicaban los gritos de júbilo. "Vamos al Tabaré", gritaban algunos, refiriéndose a un café montevideano recomendado por músicos locales como Jorge Schellemberg. "¡Al cabaret!", aullaban confundidos algunos integrantes de la troupe porteña. Con producción de Carlos Villavicencio ("Hace tiempo que no tenía un productor en mis discos", confesó Rada) y acompañado por Ketama en el tema "Locos de amor", Black es un disco que refleja lo mejor del mundo musical del notable percusionista, cantante y compositor. En él se da el gusto de ser acompañado por Urbano Moraes, su compadre de la época del mítico grupo El Kinto, que ambos compartían con Eduardo Mateo. "Urbano es un genio popular, que acaba de editar un disco magnífico y merece que se lo celebre", dijo Rada, generoso, en medio de su fiesta. "No sea cuestión que pase como con Mateo, al que no le prestaron atención en vida, y recién transformaron en mito cuando murió." Además de Urbano, en el show hicieron acto de presencia otros cantautores uruguayos como el propio Jorge Drexler y Fernando Cabrera, ignorados por las cámaras argentinas. Preocupadas, eso sí, en retratar la auténtica fiesta rioplatense armada en honor de Rada frente al tan montevideano Parque Rodó, en un local llamado Montevideo Open Park. Que, como suele suceder en estos casos de tantas luces, tenía el leve inconveniente de que su línea telefónica había sido cortada por falta de pago. Con lo que los cronistas que no consiguieron el préstamo de algún celular, debieron recurrir al teléfono público de la pizzería ubicada entre algunos de los clásicos juegos del Parque, mientras que en el local la barra seguía libre, con toda la plana mayor de Polygram argentina no sólo celebrando el lanzamiento del álbum de Rada, sino también su triunfo final en la fusión discográfica con Universal. Con lo que los brindis con champagne, que comenzaron en el viaje de ida a Montevideo, tenían más de un significado. Como sucede, al fin y al cabo, en cualquier fiesta.
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