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Por Horacio Cecchi El 29 de septiembre pasado, Maximiliano Rodríguez desapareció mientras nadaba en el lago Regatas de Palermo. En la orilla lo esperaban ocho compañeros. La Policía Federal sostuvo públicamente que colaboró de inmediato en la búsqueda. El mismo jefe de la fuerza, Pablo Baltazar García, negó que los amigos de Maxi hubieran sido detenidos. Dos meses después, la versión oficial empieza a tropezar con sus propias sombras y torpezas: en otra causa, abierta por privación ilegal de la libertad, la Policía sorprende afirmando que los amigos de Maxi sí fueron detenidos, pero no en el lago sino frente al estadio de River, y en horas que contradicen la versión policial anterior. Como muestra gratis, al expediente policial le faltan folios, mientras que otros tienen su numeración adulterada. La primera versión policial ofrecida a Página/12 fue del comisario Juan Carlos Robles, a cargo de la seccional 51ª. Recibimos una denuncia por un grupo que molestaba a los deportistas. A las 17.30 se envió un patrullero, pero en ese momento no estaban haciendo nada, estaban un poco alcoholizados, pero no se los podía detener deslizó Robles. Al oficial que se les acercó le llamó la atención que uno de ellos tenía en la mano prendas de masculino. El joven respondió que eran de un amigo que se había arrojado a nadar, y que en ese momento lo habían perdido de vista. Lo que ocurrió debemos relacionarlo con un accidente fatal, dijo Robles en esos días. el oficial subrayó la inmediata colaboración policial en la búsqueda. A los muchachos los llevamos para pedirles datos sobre el amigo, explicó el comisario. Los ocho amigos de Maxi declararon lo contrario: La policía llegó a las 14.30, nos llevaron detenidos y no quisieron buscar a Maxi. Para refrendar la versión de Robles y calmar las dudas, Baltazar García afirmó más tarde que el juez competente (Alberto Baños) ordenó remitir a los amigos del joven a la comisaría para tomarles declaración y ahí se inició el sumario por desaparición de persona. En la seccional 51ª caratuló el caso como averiguación de accidente fatal, y se volcaron en el expediente las declaraciones de los amigos de Maxi. Pese a la urgencia en la búsqueda, esas declaraciones fueron tomadas según consta en la página 10 del informe policial a partir de las 21, es decir, que los ocho amigos fueron retenidos en la comisaría entre tres horas y media y seis horas, según se trate de la primera versión de Robles o la que él mismo asentó en el expediente: las 15 horas. Llamativamente, en el mismo expediente aparecen burdamente sobreescritos los números de folio del 10 al 17, o sea, los que corresponden a las declaraciones de los amigos de Maxi. El folio que aparece como 10, visiblemente era el 12, y así sucesivamente. Habría dos folios que terminaron en cualquier lado, menos en el expediente. Pero, además de la diferencia horaria, la policía tiene otra versión totalmente distinta, que no coincide con la ofrecida públicamente a los medios y que recorre los silenciosos pasillos de otro juzgado. Cuando aún buscaban a Maxi en el lago, sus amigos iniciaron una querella por privación ilegal de la libertad en el juzgado de Instrucción 37 de Silvia Ramond. En esa causa, la policía afirma que los muchachos habían sido detenidos por averiguación de antecedentes y que los dos expedientes obraban en el juzgado correccional 8, de Angela Braidot, de turno en aquel momento. José Console, abogado de los jóvenes, pretendió obtener esos expedientes, pero recién aparecieron un mes después. En ellos, la seccional 51ª declara que los jóvenes fueron detenidos, un grupo en Alcorta y Udaondo a las 15, y otro en el lago, frente al Golf, a las 14.40, a la misma hora en que Maxi se estaba ahogando, según se cansaron de sostener sus amigos. El oficial interviniente, Eduardo Soto, el mismo que aparece en todas las versiones de un mismo hecho, pero en horas ylugares diferentes, declara en esos expedientes que ambos grupos fueron palpados de armas antes de ser llevados a la comisaría. Un trámite rutinario antes de socorrer a un ahogado.
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