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Raptaron a los hijos de un testigo del caso Bru

Jorge Ruarte vio cómo mataron a Bru en una comisaría. El viernes secuestraron a sus hijos de 2 y 4 años durante cinco horas.

Desde que acusó a dos policías de torturar a Miguel Bru, Jorge Ruarte viene sufriendo aprietes.
La madre del estudiante desaparecido pidió que lo incluyan en el programa de protección de testigos.

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t.gif (67 bytes)  Los dos hijos de un testigo clave en el caso Bru –en el que está involucrado personal de la Policía Bonaerense– fueron secuestrados durante cinco horas por un grupo de hombres, según denunció la madre de los chicos. Los menores, que tienen 2 y 4 años, le fueron arrancados a la mujer a punta de pistola el viernes a la noche y luego abandonados en la puerta de la casa de la abuela materna alrededor de las 3 del sábado. Son los hijos de Jorge “Chavo” Ruarte, quien ya fue agredido y amenazado dos veces este año por policías de La Plata. El caso es investigado por el juez César Melazo. Por lo pronto, Rosa Schönfeld, la madre del estudiante Miguel Bru –desaparecido hace más de cinco años– pedirá hoy a la fiscalía de La Plata que incluya a Ruarte en el programa de protección a testigos que se implementó en la provincia de Buenos Aires hace tres semanas.
El hecho ocurrió el viernes alrededor de las 21, cuando la mujer de Ruarte volvía a su casa con sus hijos. En la esquina de 121 y 76, se le cruzó un automóvil Ford Falcon, sin patente, en el que viajaban al menos cuatro hombres. Uno de ellos se bajó y le apuntó con una pistola en el mentón. “A tu marido le gusta hablar demasiado”, le dijeron. Y le pidieron que le avise que lo esperaban a las dos de la mañana en la parte de atrás del cementerio de La Plata. “No le avisés a la policía porque ellos ya están al tanto”, le advirtieron. Los hombres cargaron a los dos chicos en el auto y desaparecieron.
Desesperada, la mujer le avisó a su esposo y pidió consejo a algunos amigos, hasta que decidió hacer la denuncia en la fiscalía de turno. Allí le sugirieron que no avise a la policía, tomaron declaración y luego dos funcionarios de la fiscalía y dos policías judiciales acompañaron a Rearte hasta el cementerio. Ya eran cerca de las 4 de la madrugada y, por supuesto, no había nadie.
Poco antes, habían aparecido los chicos en la casa de la suegra de Ruarte. “Los dejaron a eso de las tres, en la vereda. Los chicos lloraban y gritaban: ‘Abuela, abuela’”, relató a Página/12 Rosa Bru, quien acompañó a la pareja en la desventura.
Los problemas de Ruarte comenzaron a mediados de 1995, cuando declaró ante la Justicia que, mientras estaba detenido en la comisaría 9ª de La Plata, vio cómo torturaban hasta la muerte a Miguel Bru. A partir de entonces sufrió una serie de aprietes, que alcanzaron su punto máximo en febrero último, cuando fue levantado por un móvil de la comisaría 4ª. Sus ocupantes lo agredieron para luego abandonarlo maltrecho en 67 y 52. Ruarte hizo la denuncia del hecho, y luego fue intimidado por otro policía de civil –al que identificó con nombre y apellido– en la esquina de su casa.
Ruarte había estado preso por robo, y desde que fue intimidado, tenía miedo de que le inventaran una causa. No tardó en quedar detenido: meses después lo acusaron de ser el jefe de una banda, pero hace un mes, el juez Melazo lo sobreseyó por falta de mérito: ningún testigo logró reconocerlo.
El estudiante de periodismo Miguel Bru desapareció en agosto de 1993, después de ser detenido por efectivos de la comisaría 9ª. Según quedó acreditado en la causa –a cargo del juez Ricardo Szelagowski– el joven fue torturado hasta morir por efectivos de la seccional. Sus ropas fueron halladas cerca del río de la Plata, en las proximidades de Punta Lara. Pero su cuerpo nunca pudo ser encontrado.
Por la desaparición y homicidio del estudiante están procesados el ex comisario Walter Abrigo y el ex sargento Justo López. El primero está detenido, mientras que al segundo, la Cámara de Casación de La Plata le otorgó la excarcelación bajo palabra, hace dos semanas, porque ya llevaba más de tres años de detención sin sentencia. La causa está cerrada y sólo falta fijar fecha para el juicio oral y público, que tendrá a los dos policías como los únicos acusados.

 

Un programa a prueba

Desde el 11 de noviembre último, rige en la provincia de Buenos Aires un sistema de protección de testigos en situación de riesgo, que contempla el “traslado a un lugar seguro, la custodia y los medios necesarios para la subsistencia” de la persona que está en peligro y de sus familiares directos.
El programa fue puesto en vigencia por la Procuración General de la Suprema Corte bonaerense, y establece que los fiscales pueden pedir la protección cuando un testigo de una causa penal esté ante la “presunción de un peligro cierto”. El mecanismo tendrá vigencia al menos hasta que el testigo declare en el juicio oral y público. Durante ese lapso estará custodiado por miembros de un cuerpo especial, la Dirección de Seguridad Personal.

 

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