El test de Rodríguez Saa
Por Martín Granovsky
El diálogo comienza con esta pregunta:
¿Tiene algún amigo periodista?
El muchacho, un mulato o un negro que escucha cabizbajo al militar mientras lo interroga,
responde que no.
¿Tiene algún contacto en el arzobispado?
No.
¿Tiene alguna relación en las altas esferas?
No.
¿Goza de algún apoyo en el extranjero?
No.
Ah... dice el militar mientras levanta el sable frente al pelotón de
fusilamiento, si todos los casos fueran así, ¡cuánto más fáciles serían las
cosas!
La historieta del humorista Plantu está incluida en el último boletín de información
del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, dedicado a los 50 años de la
Declaración Universal de Derechos Humanos.
El mensaje es claro: a mayor desprotección personal, mayor debilidad frente al poder.
Y quizás haya otro mensaje más: a mayor debilidad frente al poder, mayor necesidad de
protección personal.
Hoy, en San Luis, el gobernador Adolfo Rodríguez Saa se propone demostrar que ninguno de
esos dos mensajes sirve para nada. Que frente a su poder todos son débiles. Que ningún
nivel de protección social puede compensar su voluntad. Para su teorema, el gobernador
eligió bien. Alentó un jury para quitarse de encima a una jueza molesta. El jury contra
la jueza del Crimen de Villa Mercedes Ana María Careaga empezará a funcionar esta misma
mañana.
El nudo del juicio se desató cuando el intendente de Villa Mercedes, Alberto Cangiano,
fue denunciado por un grupo de concejales porque presuntamente no cumplió con la carta
orgánica municipal cuando contrató sin aprobación del Concejo Deliberante los servicios
de una empresa de estacionamiento medido.
Ante la denuncia, la jueza pidió más documentación.
Cangiano la acusó de militancia política: la doctora Careaga había firmado
una carta de adhesión al Colegio de Abogados compartiendo la preocupación por el estado
(lamentable) de la Justicia en San Luis.
También dijo que él tenía fueros, y que la jueza lo ignoraba.
Cangiano no tiene fueros. En San Luis, los intendentes carecen de inmunidad.
En cambio, el alcalde sí tiene militancia política. Es hombre de Rodríguez Saa, uno de
los gobernadores que más se preocupó en los últimos años por la Justicia. Lo prueban
tres ejemplos:
* Desde el gobierno disolvió los colegios de abogados, puso en crisis al Superior
Tribunal de Justicia y redujo el sueldo de los jueces.
* A principios de noviembre removió a la jueza Adriana Gallo mediante un jury de
enjuiciamiento que integró entre otros Carlos Sergnese, otro abogado de confianza de
Rodríguez Saa.
* Y hace dos semanas, aunque la Constitución prohíbe ser al mismo tiempo
gobernador y senador, anunció que ocuparía una banca en la Cámara alta, sin duda un
capítulo de la legendaria lucha del hombre por su inmunidad.
Rodríguez Saa tiene a su favor la indiferencia de los políticos de alcance nacional,
para quienes San Luis oscila entre una causa sin sentido y una causa perdida. En algo
tienen razón. Si entre hoy y mañana otra jueza es expulsada arbitrariamente ante el
silencio de Fernando de la Rúa, Graciela Fernández Meijide, Domingo Cavallo, Chacho
Alvarez o Eduardo Duhalde, la profecía se habrá autocumplido. Después del test San Luis
será, de nuevo, una causa perdida. Y Rodríguez Saa podrá decir, como el personaje de
Plantu:
Ah... Si todos los casos fueran así, ¡cuánto más fáciles serían las cosas!
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