Veinticuatro
horas después de lanzada, la fórmula presidencial de la Alianza quiere comportarse como
si ya fuera un actor del poder. El candidato a vicepresidente, Carlos Chacho
Alvarez, anticipó que la semana que viene se reunirá con grupos de empresarios para
analizar las consecuencias jurídicas y económicas que podrían ocasionar los
contratos que se realicen durante el último año de la gestión menemista. Las
declaraciones profundizan la línea de lo anticipado la semana pasada por la conducción
aliancista en cuanto a que revisarán todas las contrataciones que comprometan a su
gobierno, si es que llegan a la Rosada.
A un sector empresario que está interesado en la seguridad jurídica o en
políticas a largo plazo, no le va a convenir hacer contratos a las apuradas con un
gobierno que se va, sostuvo ayer Chacho en un tono que no llegaba a ser pero se
parecía bastante a una advertencia. Tiene que haber cierto sentido común, pero
esto no es esperable de un gobierno que está buscando negocios a cualquier precio para
terminar su mandato, pero sí, quizás, es esperable de algunos sectores empresarios con
los que hay que convivir si la Alianza es gobierno, agregó.
Las inquietudes que planteó ayer Alvarez vienen siendo recibidas desde hace un tiempo por
los encargados de llevar los temas económicos de la Alianza de parte de los sectores
empresarios que se sienten desplazados de los negocios que el menemismo prepara para su
último año. Pensaron que la competencia por las renegociaciones de los contratos
iba a ser más libre, explicaba ayer uno de los economistas de consulta de Alvarez.
Por eso, ayer Chacho dijo que el problema debería tratarse al nivel de una política de
Estado y que la coalición podría convocar a los precandidatos presidenciales del
justicialismo para consensuar una postura común, algo que parece poco probable. Desde
hace un par de semanas, además, el tema es una de las preocupaciones principales que se
discuten en la FADE, la fundación que conduce José Luis Machinea. Ahora las cabezas
políticas de la coalición se hicieron eco del problema planteándolo casi como la punta
de lanza de su temprana campaña y primer punto de choque con el Gobierno. La semana
próxima, entonces, con el justicialismo todavía con varios meses por delante hasta su
interna, Fernando de la Rúa y Alvarez estarán discutiendo con los empresarios qué
harán luego del 99 y aconsejándoles que no cierren negocios a largo plazo con el
menemismo.
La idea ya había sido esbozada la semana pasada por los diputados aliancistas durante la
discusión de la ley de Presupuesto en el Congreso y luego fue amplificada en un documento
que sacó la conducción de la coalición con el título La Alianza no admitirá el
vaciamiento, con un texto ideado por Machinea y Rodolfo Terragno. Allí se hablaba
de las renegociaciones inadmisibles que intentaba cerrar el Gobierno, poniendo
el acento en el proceso de trasnacionalización de YPF y las concesiones de
ferrocarriles, peajes y en PAMI.
El tema es irritativo para el Gobierno. Ayer lo demostró el jefe de Gabinete, Jorge
Rodríguez, quien salió a pedirle a De la Rúa que se ocupe de la basura, los
travestis y los baches de la ciudad en vez de andar aconsejando al Gobierno.
Los que componen la Alianza, desde el año 89, siempre han puesto palos en la
rueda: le han pedido al Gobierno que no haga cosas y han votado en contra de todas las
leyes de transformación. Así que no es ninguna novedad que nos pidan que no hagamos
nada, sostuvo.
Dos miradas sobre la interna opositora |
Cultura de coalición
Por Eduardo Sigal *
La contundencia con que se impuso Fernando de la Rúa no deja lugar a reparo alguno. No
fue el triunfo del aparato sobre la voluntad de la gente: el candidato radical
supo cosechar amplios apoyos de sectores independientes de nuestra sociedad, además del
aporte de una importante estructura partidaria. Tampoco es justo disgustarse con el
supuesto o real espíritu conservador del electorado; es la misma ciudadanía que
respaldó mayoritariamentre a Graciela y al Frepaso, de manera que no se puede acomodar el
juicio según la fortuna de nuestra fuerza. La parte de la sociedad argentina que fue a
votar el 29 de noviembre prefirió un candidato de centro, una expresión política
moderada y previsible. A partir de ese dato y de la ratificación de la Alianza por los
principales dirigentes es que el Frepaso debe definir su comportamiento. Las coaliciones
centroizquierdistas tienen diferentes protagonistas centrales en diferentes
países: la izquierda en Italia, el centro en Chile. En Argentina vivimos una realidad
análoga pero no idéntica. Mientras el radicalismo, partido de centro, tiene una
tradición identitaria, el Frepaso es un emergente reciente cuyo perfil se ha venido
constituyendo alrededor de una propuesta progresista, republicana, con un sentido de
equidad social y de fortalecimiento institucional. Esta diferencia política es la que no
ha terminado de construirse en plenitud. Ese valor agregado de confiabilidad y
previsibilidad para el cambio, para la reforma profunda, es el que no alcanzó a ponerse
en escena como para atraer a una importante franja de electores que acompaña al Frepaso
habitualmente, pero se abstuvo de participar en esta elección.
Nuestra diferenciación es perfectamente compatible con una plena lealtad ante nuestros
aliados. Aspiramos a compartir un gobierno de coalición en todos los niveles y no un mero
reparto de cargos. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, queremos una
distribución de poder que atienda a las realidades de cada distrito en materia política
pero que también, y sobre todo, garantice un buen gobierno provincial y buenos gobiernos
locales de la Alianza. Es necesario crear una cultura de coalición.Esta construcción de
la diferencia política puede utilizar a los medios de comunicación pero no puede
limitarse a ellos. No puede esquivarse el problema del déficit de institucionalización
del Frepaso, que no sólo abarca mecanismos para hacer eficaz el trabajo político, sino
sobre todo la creación de una mística que, asentada en ideas y en valores,
sirva de incentivo simbólico para los frepasistas.
* Senador provincial de Buenos Aires, Frepaso.
Acercarse al poder
Por Carlos Raimundi *
En pocos años, Chacho Alvarez libró con éxito una intensa batalla cultural a partir de
la cual es posible alcanzar altos niveles de gobierno habiendo partido por alejarse de una
fuerza de gobierno; diseñar una estructura política moderna a partir de la falta de
estructura; competir en niveles que en términos tradicionales requieren alto
financiamiento, sin contar con un fuerte aparato económico.
La otra gran batalla cultural era reconciliar la política con el altruismo. A menudo se
dice que hay tres dirigentes en la Argentina capaces de abrir, a partir de sus decisiones,
escenarios nuevos. Dos pertenecen a una misma generación, el otro a la siguiente: Raúl
Alfonsín, Carlos Menem y Carlos Chacho Alvarez. El valor agregado que éste
aporta como dato innovador es que los nuevos escenarios que resultan de su pensamiento
estratégico no necesariamente lo involucran, a título personal, en los más altos
niveles de protagonismo.
La gran batalla cultural vigente hoy es ser capaces de sembrar cultura de coalición y
desplegar liderazgo de articulación.
En 1997, cuando el Frepaso aparecía muy encima del radicalismo como la primera oposición
en dos distritos clave del país, previo a formarse la Alianza, teníamos una disyuntiva:
consolidar al Frepaso como la primera oposición y condenar al radicalismo a un largo
ostracismo, o discutirle el poder a Menem. Si tomábamos como referencia a la oposición,
quizá hoy seríamos la segunda fuerza y el radicalismo estaría muy debilitado. Pero el
menemismo, en sus distintas variantes, se mantendría en el poder. La Alianza no fue para
el Frepaso una conveniencia, sino el desafío histórico de interpelar al poder, aun a
costa de perder su condición de fuerza mimada de la política argentina.
Todo esto viene a cuento por la aceptación de la candidatura a la vicepresidencia por
parte de Alvarez. La pregunta podría ser: ¿por qué licuar el potencial transformador
del Frepaso en un lugar históricamente tan devaluado como la vicepresidencia? Pero sería
una pregunta que viene de una etapa anterior al Frepaso. Si hoy tenemos esta opción es
porque el Frepaso inició el camino de la transformación cultural de la política
argentina.
Lo que históricamente le faltó al progresismo es vocación de poder real. El mejor
escenario para Chacho será directamente proporcional al éxito de la nueva cultura
política que él contribuyó a crear. Es decir, que el progresismo se acerque lo más
posible al poder.
* Diputado nacional - Frepaso/Alianza. |
Yo también estoy duro y quiero una
interna
Enrique Japonés
García, intendente de Vicente López, quiere pelear en internas el cargo de
vicegobernador de Meijide.
Postura: Una interna es
lo más saludable y lo más prolijo que se puede realizar cuando dos bandos o más
se disputan el mismo cargo.
Para García, Melchor Posse se
lanzó antes de tiempo.
El se postula como candidato porque me lo pide la gente. |
|
Por Santiago Rodríguez
Si todos
hubiéramos esperado para reunirnos y hablar, sin antes lanzar candidaturas, sería más
fácil encontrar una salida consensuada, dice el intendente de Vicente López y
titular del radicalismo bonaerense, Enrique Japonés García, acerca de la
disputa abierta en ese partido por la designación del compañero de fórmula de Graciela
Fernández Meijide, en la cual también está anotado. El destinatario de sus palabras es
su vecino de San Isidro, Melchor Posse, a quien el Japonés reprocha haberse lanzado antes
de tiempo y está dispuesto a enfrentar en una interna.
¿A quién imagina como candidato a vicegobernador bonaerense?
Hay una disputa por este cargo que se instaló duramente después del 29 de
noviembre, porque ya estaba instalada la candidatura de Melchor Posse, a pesar de que el
Comité y la Convención provincial habían resuelto trabajar por la postulación de
Fernando de la Rúa y buscar después de la interna de la Alianza los candidatos en la
provincia. Ahora aparecen otras candidaturas, entre ellas la mía, que tengo un fuerte
respaldo de la UCR bonaerense. Estamos en conversaciones y mi idea es que, si no hay un
final feliz, esto tiene que desembocar en unas elecciones internas.
O sea que coincide con Posse en celebrar una interna para elegir al candidato...
Coincido en eso porque el consenso pasa por una amplitud de todos los sectores
internos y cuando hay disputa no se puede alcanzar.
¿Consensuar un candidato es, por lo tanto, imposible?
Hay dos posiciones que será muy difícil acercar. Hace ocho meses el doctor (Raúl)
Alfonsín nos invitó a almorzar a mí y a Posse y ahí le expliqué a Melchor que él era
un candidato que ya había salido sin que el partido se pronunciara, pero que, en caso de
que hubiera otra candidatura, iba a tener internas en la provincia.
La posición de Posse de ir a una interna parece irreductible, ¿la suya también?
Yo también quiero la interna porque es lo más saludable y lo más prolijo que se
puede realizar cuando dos bandos o más se disputan el mismo cargo. Acá hay que dejar al
partido integrado totalmente; el que tenga más va como candidato y el que pierde
acompaña al que ganó.
¿No resulta más conveniente designar un candidato por consenso?
¿Pero cómo logramos el consenso? Si todos hubiéramos esperado hasta el 29 de
noviembre para reunirnos y hablar, sin antes lanzar candidaturas, por ahí sería más
fácil encontrar una salida consensuada.
¿Por qué se postula como candidato?
Porque me lo pide la gente de la provincia. Soy intendente de Vicente López por
tercera vez consecutiva, tengo una administración sana y sin deudas, he hecho importantes
obras en el partido, tengo un 77 por ciento de imagen positiva y, después de ser dos
veces presidente de radicalismo bonaerense, creo que puedo aspirar a ese cargo.
Los sectores liderados por Federico Storani y Leopoldo Moreau impulsan un candidato
del interior de la provincia...
Mi opinión personal es que Moreau y Storani no van a obstaculizar la postulación
del presidente del Comité provincia para ese cargo.
Ambos argumentan, sin embargo, que un candidato del interior complementaría la
buena performance de Graciela Fernández Meijide en el conurbano...
No hay nada descartado, pero debe haber otros procedimientos para alcanzar esa
voluntad porque, de lo contrario y tal como están las cosas hoy, puede pasar que haya una
interna en la que se presente un candidato del interior de la provincia.
¿A qué procedimientos se refiere?
Presentar todos un renunciamiento y dar de vuelta. Pero si la posición está
dura... y bueno, yo también estoy duro y quiero una interna.
Es decir que usted estaría dispuesto a ese renunciamiento... No, no, no...,
yo no renuncio a nada. Primero tiene que haber un renunciamiento del que fue candidato en
el momento que no debía ser y después yo haré lo que tenga que hacer.
Entonces, ¿el obstáculo para el consenso es Posse?
Posse tiene sus simpatizantes, ha sido intendente en reiteradas ocasiones, lo que
quiere decir que tiene un gran reconocimiento de su gente. Eso lo reconozco totalmente
pero creo que hubo procedimientos anticipados que nos han hecho llegar a este límite que
hoy padecemos.
¿Qué desenlace palpita para esta disputa?
Voy a ser yo el candidato a vicegobernador porque si hay interna tengo la seguridad
de que me respalda la mayoría del partido.
|