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Por Adriana Meyer Uno de los ex directores de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) reconoció que, mientras ese centro clandestino estuvo bajo su mando, hubo sesenta o setenta detenidos, cifra que consideró baja porque era un momento de menor virulencia subversiva. El contraalmirante retirado José Antonio Suppicich afirmó que se confeccionaban fichas y legajos que quedaban en poder de Inteligencia Naval y que toda la cadena de mandos sabía de la existencia de ese centro. Pero negó que se hayan producido allí partos de las detenidas. Durante mi gestión no hubo absolutamente ningún nacimiento y mucho menos apropiación de menores, enfatizó. El represor quedó preso en la Unidad de Gendarmería de Campo de Mayo, tras declarar ayer como imputado ante el juez Adolfo Bagnasco en la causa que investiga si hubo una sustracción sistemática de los hijos de las desaparecidas. Cuando finalizó el interrogatorio, el marino retirado pidió que se agregue a su declaración una fotocopia del organigrama de la cadena de mandos en la Armada desde 1975 hasta 1981, y una copia de la directiva antisubversiva número 1 de 1975. Suppicich escuchó las imputaciones y las pruebas que hay en su contra en esa causa, y en su descargo hizo detalladas descripciones de la situación de los detenidos en la ESMA. Insistió en que durante su gestión había un contexto de menor virulencia subversiva porque los responsables principales habían huido al exterior dejando a sus subordinados en estado de cierta desmoralización. No tuvo contacto directo con los detenidos pero los vio. Además dijo que: En todos los casos se confeccionaba un acta o una ficha que era enviada a Inteligencia Naval y allí se hacía un legajo del detenido que contenía una síntesis de su declaración. Provenían de los patrullajes callejeros de los grupos de tareas y permanecían allí poco tiempo: si no había nada en su contra (sic) eran liberados de inmediato. En caso contrario, eran interrogados por el personal de inteligencia y luego alojados en el edificio de oficiales. Cuando se le preguntó cuáles eran los parámetros para determinar si alguien tenía algo que ver y con qué, se limitó a responder que era una unidad militar y se manejaba como tal. El tratamiento de los detenidos se hacía en base al Placintara, Plan de Capacidades de la Armada, implementado a raíz de la directiva antisubversiva 1 del año 1975. Si aparecían menores debían ser devueltos a sus padres o abuelos. Los detenidos realizaban lecturas de diarios y síntesis informativas. Por versiones extrainstitucionales se enteró que lo hacían para (Emilio) Massera. La situación de los detenidos era tratada por los comandantes, pero reconoció ser él quien determinaba su libertad. Su jefe como comandante de Operaciones Navales fue el vicealmirante Julio Torti, quien era informado de todo lo que pasaba. El jefe del Estado Mayor del Grupo de Tareas era el capitán de navío Horacio Estrada y el de Inteligencia era Luis DImperio. El prefecto Héctor Febres era el oficial de enlace con la Prefectura. Toda la escala de mandos, de comandante en jefe (Massera) para abajo, visitaba la ESMA. Y todos estaban informados por los partes que se enviaban sobre todo lo que sucedía. La existencia de un centro de detención era un dato importante que no podía dejar de conocerse por toda la escala de mandos, declaró. Suppicich fue procesado por 24 delitos en 1987 en la causa de la Escuela de Mecánica de la Armada y desprocesado por la aplicación de la Ley de Obediencia Debida. Reemplazó al almirante Rubén Chamorro en la dirección de la ESMA, desde mayo de 1979 hasta enero de 1980. En ese cargo acumulaba el de jefe del Grupo de Tareas 3.3. Fue agregado naval en Uruguay entre 1976 y 1977. Los defensores oficiales Perla de Buck y Horacio Michero pidieron el arresto domiciliario para el represor. Mientras tanto estará detenido en Campo de Mayo, junto a Antonio Vañek, que está en idéntica situación.
RECHAZARA LA ACORDADA DE LA CORTE Por I.H.
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