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Por Fernando Almirón Durante un almuerzo que Alberto Pierri compartió ayer con una veintena de legisladores se escucharon duros reproches contra Eduardo Duhalde, quien fue tildado por lo menos de traidor por no haber salido en defensa del caudillo de La Matanza a raíz de las declaraciones de Carlos Ruckauf que Página/12 publicó el domingo pasado, y que desataron un huracán que azota la interna del peronismo bonaerense. Los diputados acordaron otorgarle una semana más de plazo al gobernador para que se pronuncie a favor de convocar internas abiertas para elegir a su sucesor, en realidad el eje del enfrentamiento. Y amenazaron con volcarse a las huestes menemistas si, por el contrario, Ruckauf es designado a dedo para el cargo. Ante la repercusión de sus palabras, el vicepresidente ratificó ayer que quiere internas. Carlos Ruckauf le dijo a este diario el domingo pasado que (Alberto) Pierri es el adversario a derrotar, y que si quiere que al peronismo le vaya bien, tiene que dar un paso al costado y renunciar a competir por la gobernación de Buenos Aires. La respuesta llegó de inmediato. Duhalde es un hijo de puta y en esta oportunidad se va a tener que meter el dedo en el culo, bramó la diputada bonaerense Irma Roy durante el almuerzo que se sirvió ayer en la presidencia de la Cámara de Diputados. Se refería a la posible designación de Ruckauf como candidato del justicialismo a la gobernación de Buenos Aires por parte de Duhalde, sin convocar a internas partidarias. Duhalde ya nos traicionó una vez. A partir de ahora Alberto Pierri es nuestro único conductor, aseguró otra legisladora ofuscada. El matrimonio Duhalde está mostrando cada día su costado más hipócrita, dijo por su parte Angel Abasto, quien agregó: La hegemonía de la conducción duhaldista en Buenos Aires se rompió, y la rompió él mismo. El enojo de los legisladores bonaerenses se originó cuando las sospechas sobre la designación a dedo de vicepresidente de la Nación como candidato a gobernador del PJ comenzaron a confirmarse. En la entrevista que concedió a este diario, Ruckauf se despachó a gusto descalificando las condiciones políticas del presidente de la Cámara de Diputados. Declaraciones que, a entender de los pierristas, fueron consentidas a través del prolongado silencio de Duhalde, quien no salió en defensa de su antiguo socio, con el que compartió en el pasado sus sueños de poder. Pascual Rampi, Saúl Ubaldini, Irma Roy, Eduardo Camaño, Leticia Bianculli, Carlos Abasto, Alfredo Atanasof, Fernando Galmarini, Dulce Granados, Claudio Sebastiani, José Luis Castillo, Dámaso Larraburu, Telmo Pérez y Graciela Camaño, entre otros, no fueron los únicos en animarse a enfrentar el gobernador bonaerense. Recibieron la adhesión de los intendentes Federico Scarabino, de Quilmes; Baldomero Cacho Alvarez, de Avellaneda; y Manuel Quindimil, de Lanús. Otro dato inquietante para el mandatario bonaerense provino del Bloque Federal, expresión duhaldista creada en el Cámara de Diputados para aglutinar a unos 70 legisladores encolumnados detrás de su proyecto presidencial. Según sus voceros, el Bloque considera que todas las candidaturas deben ser dirimidas mediante elecciones internas partidarias, y no a través de acuerdos de cúpula. Y esto también vale para la provincia de Buenos Aires. En el Congreso temen que las declaraciones de Ruckauf generen una ruptura de la bancada oficialista. Y que esto derive en un repentino apoyo de buena parte del peronismo bonaerense a las pretensiones de Carlos Menem de conservar la jefatura del PJ hasta el 2002, lo que forma parte esencial de los planes del Presidente una vez que termine su mandato y motivo de su nueva interna con Duhalde. Será por eso que Ruckauf no se demoró en desmentir su designación a dedo, y en breves declaraciones a última hora de ayer lanzó un desafío a Pierri. Nos vamos a encontrar en las internas, dijo para calmar los ánimos después de la repercusión política que originaron sus declaraciones.
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