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Por Cristian Alarcón En una protesta más contra el proyecto de penalización de la prostitución callejera ayer las prostitutas agremiadas discutieron con algunos empleados del gobierno porteño. Reunidas frente a la oficina del candidato presidencial Fernando de la Rúa gritaban: ¡Queremos trabajar! Vayan a pedirle trabajo a Menem les disparó cerca de la afonía un empleado de gobierno. El proyecto no es de Menem. Es de De la Rúa que se deja correr le retrucó la presidenta de la Asociación de Meretrices Argentinas, AMAR, Elena Reynaga. AMAR decidió salir a la calle ante la posibilidad de que en la sesión de hoy de la Legislatura porteña sea tratado el proyecto del jefe de gobierno que insiste con prohibir el comercio sexual en la vía pública. Aunque finalmente no se acordó el tratamiento para la idea delarruista, los bloques de la Alianza intentan consensuar una sesión especial para el 23 o el 29 de diciembre, la última del período, donde se discutan y voten algunas modificaciones al Código de Convivencia Urbana, según informó anoche a Página/12 la presidenta del bloque radical Gabriela González Gass. En el interior de los bloques de la Alianza, la idea de penalizar aún no encuentra el eco suficiente. Todo esto sigue siendo una puesta en escena para conformar a la opinión pública, le dijo a este diario un legislador del Frepaso. Un alto funcionario del área política del gobierno lo definió a su manera: A nosotros nos dicen que sí y después van al bloque y no se animan. La situación ha variado desde la sanción del artículo 71 que pone límites a la actividad de las trabajadoras sexuales pero no la prohíbe. Quizá lo único que permanece tal cual es el interés de los máximos dirigentes de la Alianza para que el tema se diluya de una vez por todas. Ni Fernando ni Chacho quieren que este sea tema de campaña, que es lo único que quiere el menemismo, le dijo ayer a Página/12 un funcionario porteño. Por su parte, la mayoría de los diputados consultados por este diario acordaron en que quienes hacen alarde de su interés por penalizar no están dispuestos a encarar una reforma de lo que se votó en julio. En todo caso se analizará cómo aplicar con mayor rigor el Código tal cual está, que no se paren más de tres juntas, que no estén en las cercanías de viviendas, iglesias, escuelas, dijo el radical Facundo Suárez Lastra, quien nunca acordó con la prohibición. Precavidas, las mujeres de AMAR protestaron ayer y lo harán hoy en la Legislatura. Fue allí donde ayer se reunieron con González Gass. Nos dijo que estaba presionada y que los vecinos ya le habían hecho tres escraches en su casa, le contó Reynaga a este diario. La legisladora admitió que habló de presiones. Bueno, hay un proyecto que refleja la posición histórica del jefe de gobierno de la ciudad sostuvo, más las presiones de los vecinos, algunos medios que parecen hacer campaña. Les dijimos que nosotros no vamos a tratar el tema hasta tanto no haya despachos de comisión. Y en todo caso se hará en la sesión especial que acordaremos para ver varios puntos del Código. Enrique Mathov, secretario de Gobierno y creador de uno de los proyectos que penalizan la oferta de sexo callejero, prefirió mostrarse optimista. Nosotros partimos de la idea de que los legisladores no pueden hacer oídos sordos a la situación, que deben abandonar el fundamentalismo, ser más realistas. Si no lo tratan mañana, lo harán el 23, pero lo van a tratar, arriesgó. Otro alto funcionario dijo protegido en el off the record: Los menemistas nos siguen teniendo atrapados con un tema que nos pone a la derecha y que no es fundamental. Hay consenso en los dirigentes de la Alianza para terminar con esto. Deben entender que no estamos en la facultad, esto es la política. Nosotras creemos que acá hay muchos que van a querer quedar bien con el próximo presidente de los argentinos sostiene Elena Reynaga. Y que novan a mantener sus posiciones. Sería ridículo. Estarían dándole la razón a los que creen que el problema de la seguridad es culpa de las que tenemos que trabajar en la calle. Cuando a la gente la matan por diez pesos porque hay hambre y ése es el problema, no el sexo.
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