Por Carlos Rodríguez
Era
impresionante la cantidad de sangre que había en la cocina. El policía Daniel
Bogado apeló a una frase que apenas insinúa el horror del homicidio del que fue
víctima, el 27 de mayo de 1996, la joven Carolina Aló, de 17 años, a manos de su novio
Fabián Gerardo Tablado, que hoy tiene 22. Los forenses precisaron que Carolina sufrió
113 heridas cortantes o punzantes provocadas por tres cuchillos de cocina y
por un formón de carpintería. Además, el cuerpo presentaba 19 hematomas, muchas de las
cuales habrían sido producidas por golpes de puño o con un objeto duro y
romo. La escena de terror, dijeron los expertos, duró entre cinco y diez
minutos, una verdadera eternidad. En el juicio oral que comenzó ayer, Tablado,
autor confeso del hecho, podría ser condenado a prisión perpetua si se impone la postura
de la Fiscalía, que pretende una pena por homicidio calificado por ensañamiento y
alevosía, mientras que la defensa pedirá que se declare inimputable al
acusado (ver aparte).
Tablado, quien vestía jeans y una remera azul, permaneció en silencio, sin demostrar
sensación alguna, mientras escuchaba los relatos. La médica forense Gloria Pellegrini,
que realizó la autopsia, precisó ante los jueces de la Sala III de la Cámara de San
Martín que la joven tenía siete lesiones o cortes en su mano izquierda y muchos más en
los brazos, lo que indica su desesperación por tratar de salvar la vida evitando ser
herida en sus partes vitales. El ataque comenzó en la cocina, siguió en el living y
terminó cerca del garaje de la casa donde vivía Tablado con sus padres. La cuchillada
mortal la recibió en el cuello, donde tenía la herida más profunda, y el remate fue una
puñalada en el corazón. Provocó escalofríos el relato del subcomisario Daniel Brindo,
quien dijo que el cuerpo estaba hecho un bollito, en el piso, boca abajo, muy
cerca del fatídico formón. Las heridas en los brazos, el rostro, el cuero cabelludo y la
nariz sirvieron para disminuir la capacidad de defensa de Carolina. En
la cavidad torácica, a pesar de ser una parte cerrada del cuerpo, casi no había sangre
depositada, lo que significa que prácticamente se había desangrado por la herida en el
cuello, sostuvo Pellegrini. La agresión duró entre cinco y diez
minutos, coincidieron ella y el médico Héctor Di Salvo, pero el corte en el
cuello, sobre la cervical derecha, le produjo la muerte en dos o tres
segundos.
Conocidos los detalles del crimen, sorprendió que el testigo Marcelo Carlos Sierra,
cuñado de Tablado, quien fue el primero que vio el cadáver de Carolina, asegurara con
voz serena: No me dio impresión porque yo soy bombero y estoy acostumbrado.
El policía Bogado, para alimentar la hipótesis del fiscal Julio Novo, agregó incluso
una posible premeditación: Encontré un cuaderno (tamaño oficio que fue exhibido
en la sala) que en su última página tenía el dibujo de una mujer acostada en el piso,
boca arriba, al lado de una imagen que parecía egipcia, como si se tratara de un
sacrificio ritual. El cuaderno fue hallado sobre la mesa de la cocina, sin manchas
de sangre, y el autor de la ilustración es Tablado. Todo indica que el dibujo fue hecho
antes del crimen.
Luis María Vallejos, amigo de Tablado, admitió que el acusado le había confesado que
tenía ganas de matar a su novia. El comentario fue formulado poco antes del
crimen. Incluso le hizo una señal con las manos como diciendo esto no va
más. El testigo recordó también que Tablado estaba celoso porque pensaba
que su novia lo engañaba y que en varias oportunidades había hablado de
suicidarse y hasta propuso un pacto suicida entre él y yo.
Tras el homicidio, Tablado se dirigió al domicilio de Vallejos, a quien le pidió ayuda
para escapar. Quedaron en encontrarse en el puente Tedín, cerca del barrio del partido de
Tigre en el que vivían. Vallejos tenía queir en un remise y tocar tres veces la bocina,
para que Tablado saliera del escondite. En lugar de ir, Vallejos lo denunció a la
policía. Enviaron al oficial Julio Calderón, que pensaba que el prófugo sólo había
golpeado a su novia. Después de cumplir con la contraseña, Tablado salió de abajo del
puente y se produjo un diálogo surrealista. El policía le dijo: Vengo a detenerte
porque le pegaste a tu novia. Tablado contestó: No le pegué, la maté.
Dos padres frente a frente Edgardo Héctor Aló, padre de la joven asesinada, admitió ante la prensa
que todavía sigue pensando en la conveniencia de aplicar la pena de
muerte en la Argentina. Para Aló, que ayer también fue testigo en el juicio,
nunca va a haber justicia para la familia porque la única justicia es
que nos devuelvan la vida de Carolina y eso no va a poder ser. De todos modos,
sostuvo que espera la pena de prisión perpetua, porque de lo contrario la Justicia
nos estaría dando la cuchillada número 114, aludiendo a la forma en que fue
asesinada su hija.
Miguel Angel Tablado, padre del joven acusado, dijo que hace suyo el dolor inmenso
que vive la familia de Carolina. Pero también manifestó que su familia ha sufrido
la pérdida de Carolina, la pérdida de nuestro hijo y también vamos a perder
nuestra casa, que podría ser embargada para pagar la indemnización de casi un
millón de pesos que reclaman los Aló en el juicio civil por daños y perjuicios.
Al padre de Carolina siempre le importó la plata y mi hijo tenía problemas con
él, no con Carolina. |
Los argumentos de la defensa |
Mátenlo y que sienta la venida de la
muerte. La orden, pronunciada alguna vez por el emperador Calígula, fue citada ayer
por la defensa de Fabián Tablado para rechazar la pretensión de la Fiscalía de reclamar
para el acusado una condena a perpetua por homicidio agravado por ensañamiento y
alevosía. Según Omar Breglia Arias, defensor de Tablado, alevoso era
la que hacía Calígula, mientras que el crimen cometido por su joven representado fue el
resultado de un trastorno mental transitorio acompañado por un estado
de emoción violenta. Anticipó que pedirá que se lo declare
inimputable o en su defecto, que se tipifique el caso como homicidio
simple, cuya pena máxima es de 25 años.
El fiscal Julio Novo, en la del debate, anticipó que irá más allá del pedido de la
fiscal de primera instancia, Gabriela Baigún, que habló sólo de
ensañamiento. Novo sostuvo que también hubo alevosía en el
homicidio cometido por Tablado y que la prueba pericial colectada da por tierra con
la postura en favor de la inimputabilidad de los peritos de parte de la defensa,
Alberto Fernández Amayo y Mariano Castex. Para justificar el supuesto trastorno
mental de Tablado, el defensor Breglia Arias recordó que al conocerse el crimen
todo el mundo dijo: ¡Qué locura!. También citó, sin dar el nombre, a un
psiquiatra calificado que sostuvo que cuando dos personas están
enamoradas locamente, hay que llamar al médico. Los defensores afirmaron también
que las 113 puñaladas no pueden considerarse una alevosía y recordaron un
fallo de la Corte Suprema, del año 1935, que calificó de homicidio simple un
caso en el cual las cuchilladas fatales fueron 200. |
|