Por Carlos Rodríguez
¡Yo quiero que me
dejen hablar! No quiero justificar lo que hizo Fabián, que fue terrible y doloroso.
Contrariando la estrategia de la defensa de su hijo, Miguel Angel Tablado, 48 años, el
padre de Fabián Gerardo Tablado (22) quien podría ser condenado a cadena perpetua
por haber asesinado de 113 puñaladas a su novia Carolina Aló (17), más que apelar
por clemencia sólo dijo: Yo también quiero justicia (ver aparte). Antes, en
el juicio oral que se realiza en los tribunales de San Isidro, cuatro peritos neurólogos
habían terminado virtualmente de cerrar la posibilidad de que el acusado pueda ser
declarado inimputable, como solicita la defensa. Si alguien mata a puñaladas
durante un ataque de epilepsia es imposible que pueda cambiar de arma, porque su arma es
el mango, dijo el neurólogo José Víctor Graber, aludiendo a que un paciente no
estaría en condiciones de evaluar en plena crisis que debe cambiar de cuchillo para poder
matar, como sí hizo en tres oportunidades Tablado cuando asesinó a Carolina.
La epilepsia sostuvo Garber es una crisis reiterada, es una reiteración
de la crisis, de manera que el síntoma tiene que obedecer a una falla estructural
en el organismo de la persona que atraviesa por una situación de esas características.
Tanto Garber como los neurólogos Carlos Alberto Romero, Francisco José Meli y Félix
Becerra confirmaron que en los estudios realizados al acusado (electroencefalogramas,
resonancia magnética, entre otros) quedó confirmado que no padece ninguna
anormalidad que indique que pueda haber sufrido un ataque de epilepsia.
También en la audiencia, el médico Edgardo Piaggio, que realizó la pericia
psiquiátrica, sostuvo que Tablado sufría fantasías homicidas y que también
sentía placer, se sentía bien cuando cometía una situación de venganza.
Piaggio no tuvo dudas en cuanto a que muchos aspectos de sus vivencias megalómanas
estaban relacionados con matar. Piaggio, junto con las psicólogas Dolores Lojo y
María del Carmen Ogando y la psicoanalista Esther Romano, coincidieron al testimoniar en
la noche del lunes con diferentes argumentaciones en cuanto a que Tablado era
totalmente consciente de las acciones que realizaba.
Los defensores siguen aferrados a la teoría basada en el supuesto de que el acusado
sufrió un trastorno mental temporal provocado porque sufre desde chico
una patología que se denomina borderline y que provoca un desarrollo
mental deficiente que lo lleva a establecer vínculos afectivos muy fuertes. Tal
sería el que mantenía con Carolina Aló. Los abogados Omar Breglia Arias y Adrián Tenca
sostuvieron que son vínculos anacríticos donde el afectado busca respaldo,
sostén, apoyo. Dijeron que, ante la posibilidad de una ruptura del noviazgo con
Carolina, apareció la locura por su afán de aferrarse al vínculo. Según
ellos, esta situación derivó en los actos bizarros que terminaron con la
vida de Carolina. Un grupo de amigos de Carolina y de Tablado, abonó parcialmente la
hipótesis del vínculo enfermizo. Varios testigos aseguraron que ambos se
pegaban, aunque todos remarcaron que era como un juego, donde no había
violencia. De todos modos, en la audiencia, el fiscal Julio Novo demostró, incluso
a través de un informe de los peritos de la Suprema Corte de la provincia de Buenos
Aires, no sólo que Tablado estaba en condiciones de comprender la criminalidad de
sus actos sino que también había protagonizado hechos de violencia desde la
niñez. En la adolescencia, fue echado dos veces de otras tantas escuelas secundarias por
mal comportamiento.
Anoche, en una sesión maratónica, el tribunal compuesto por los doctores Fernando
Mancini, Celia Vázquez y Fernando Maroto, terminó de recibir la prueba testimonial y
comenzó a escuchar los alegatos del fiscal y los defensores. El titular del ministerio
público solicitó que el delito sea calificado como homicidio agravado por
ensañamiento y alevosía y pidió la pena de prisión perpetua para Tablado.
La forma de matar del acusado fue insidiosa y con mano cruel, fue uno de los
argumentos expuestos porel fiscal. La sentencia podría ser dada a conocer hoy o en su
defecto el lunes de la próxima semana.
TESTIMONIO DEL PAPA DEL HOMICIDA
Nos destrozó la vida
Por C.R.
Más que formar parte de
una declaración testimonial, las palabras del carpintero Miguel Angel Tablado ante el
Tribunal de San Isidro sonaron a confesión íntima, a una sesión de terapia abierta al
público. No quiero que me hagan preguntas y que me interrumpan, yo he venido para
hablar, para sacar todo lo que tengo adentro, les dijo con fuerza a los defensores
de su hijo, Fabián Tablado, cuando quisieron orientarlo como parte de la estrategia
exculpatoria. El presidente del Tribunal, Fernando Mancini, había advertido que un padre
no puede acusar a su hijo, pero Miguel Angel Tablado tampoco estaba allí para
justificar un crimen.
Carolina (Aló) vivía mucho tiempo en nuestra casa, nos alegramos mucho, al
comienzo, por el noviazgo con Fabián, por eso cuando pasó lo que pasó, nosotros
también perdimos a Carolina, perdimos a nuestro hijo y ahora estamos a punto de perder
nuestra casa por un juicio indemnizatorio que inició la familia de la víctima. Esa
casa es, precisamente, la ubicada en Albarellos 348, donde se produjo la tragedia.
La libertad se había convertido en libertinaje, aseguró Tablado padre en un
momento. Lo dijo en relación con las interminables horas que Carolina y Fabián pasaban
encerrados en la habitación del joven, sin que nadie pudiera atreverse siquiera a
golpearles la puerta para saber qué estaba pasando. No aclaró si lo suyo era una simple
reserva moralista o si sospechaba que la relación había tomado rumbos tenebrosos.
Como padre yo lo retaba, trataba de que fueran a estudiar los dos (Carolina y
Fabián iban a la misma escuela), pero nunca pude imponerme, sostuvo Tablado padre.
También lanzó dardos hacia el padre de la víctima, Edgardo Aló. Lo acusó de
obligar a Carolina a un aborto indeseado y de tentar con dinero a
su hijo Fabián, para que dejara de trabajar con él en la carpintería.
Mientras Aló padre, aparentemente tranquilo, mascaba un chicle, el padre del acusado se
largó a llorar desconsoladamente en varios pasajes de su declaración. Sin hacer una sola
mención en favor de su hijo, Tablado, al final, pidió abrazarlo. Cuando lo hicieron,
ambos lloraron sin control. Y el carpintero se fue buscando todavía las respuestas a un
hecho que, dijo: Nos ha destrozado la vida.
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