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Por Roque Casciero "Después de publicar muchos trabajos grupales o por encargo, necesitaba un espacio para mí", confiesa Lito Vitale, sentado frente a la consola de "La casita de mis viejos", su estudio de grabación. En ese ámbito, reencontró su "camino compositivo propio" y lo plasmó en el reciente Desde casa, el álbum instrumental que presentará --con el auspicio de Página/12-- mañana y el domingo en el teatro Coliseo, junto a un sexteto conformado especialmente para la oportunidad. El músico aprovechará para tocar también junto al trío que completan el guitarrista Lucho González y el flautista Rubén "Mono" Inzarrualde. En los últimos años, Vitale lanzó varios CD's con música incidental para dos series de televisión y una película ("Poliladron", "Sheik" y Patrón, en un disco llamado Pantallas), los juegos del Parque de la Costa y un ballet compuesto para Julio Bocca (Kuarahy), además de su trabajo junto al trío (Cuando el río suena). Como si no fuera suficiente, lleva grabados más de seiscientos micros de "Ese amigo del alma", el ciclo de trasnoche de canal 13. En medio de tanta actividad, al tecladista le "sonó la alarma", como dice entre risas: "Cuando la gente me pedía que le hiciera escuchar algo mío, terminaba poniendo cortinas de televisión. Entonces dije: Ya estoy desbandándome. Ahora, si quiero mostrar algo, pongo un tema de Desde casa, que es mi apuesta más personal. Ojo, me encanta hacer laburos por encargo, pero no son mi proyecto". --Con una producción que supera los treinta discos, ¿no teme repetirse? --Para cualquiera que ya lleva una cantidad de años haciendo música, el hecho de repetirse es, en algunos casos, inevitable. Porque en el momento en que descubrís un fraseo, o una forma de tocar y componer que intenta ser personal, a partir de eso sale toda la música. Obviamente, las reminiscencias siempre están, aunque sean cosas diferentes. --La familia Vitale es pionera en la independencia discográfica. Teniendo un sello propio, ¿por qué Desde casa salió por una multinacional? --Nosotros empezamos nuestra carrera en 1976, con Transparencias, y la independencia se transformó en una manera de trabajar. Para este último disco hicimos un acuerdo con EMI pero sólo por un álbum, tal como habíamos hecho con el del trío. Queríamos que tuvieran distribución internacional, cosa muy difícil con un sello independiente. Además, la compañía no se metió en los temas ni en la mezcla, no me impuso un productor ni me dijo cómo hacer el disco, sino que me pidió el master para editarlo. --¿No le gustaría trabajar con un productor? --Sí, con Santaolalla... O con Quincy Jones, pero por ahí no me da bola (risas). No estoy acostumbrado a trabajar con productores y sería un desafío interesante. Ultimamente estoy menos omnipotente, aprendí a respetar las ideas ajenas. El problema es que quienes producen en Argentina están más ligados al pop y al marketing. No hay una escuela de desarrollo artístico, sino una basada en vender un poco más. Y nadie sabe qué es lo que hay que hacer para vender más, de ahí los grandes chascos. --¿Cómo será para usted el año próximo? --Tal vez presente Desde casa en algunos lugares durante el verano. A fines de febrero y comienzo de marzo vamos a hacer una gira para mostrar El grito sagrado (el disco con nuevas versiones de canciones patrias, con varios invitados) que va a salir para el comienzo de las clases, a precio reducido y a beneficio. Después voy a grabar un disco con Baglietto que saldrá a mitad de año. Y creo que el programa va a seguir. --Por "Ese amigo del alma" pasó una gran cantidad de músicos populares. ¿Por qué esos mismos músicos no encuentran lugares para tocar? --Porque los lugares no existen, ya que a la gente no le interesa movilizarse para ir a ver un concierto. Por ahí compra discos, pero no se mueve para ir a una peña o para ver a un músico que nadie conoce. Hay razones económicas, pero también hay un desgano por escuchar cosas nuevas. --Existe una desmovilización general, también en lo político. --Ojalá la Alianza se dé cuenta de que tiene la posibilidad de volver a movilizar la cosa, porque la política cultural de Menem no existe. Todo cayó en un pozo. Sería bueno que los dirigentes de la Alianza se dieran cuenta de que pueden volver a despertar el interés cultural de la gente. --Por lo que dice, usted ve a la Alianza en el poder el año próximo. --Sin ser militante, me parece que es la única opción. Voy a votar a la Alianza, como seguramente todos los que están en mi entorno. Los radicales y el Frepaso deben darse cuenta de que estamos ante una bisagra importante y que esta vez tendrían que encontrar la manera de hacerla bien.
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