|
Por Fernando Almirón El presidente Carlos Menem anunció ayer desde Córdoba que en Navidad, Año Nuevo, Reyes o el año que viene podría firmar el decreto de indulto que en principio beneficiaría al carapintada Mohamed Alí Seineldín y al guerrillero Enrique Gorriarán Merlo, pero que también podría abarcar a la veintena de militantes del Movimiento Todos Por la Patria (MTP) que participaron del copamiento del cuartel de La Tablada en enero de 1989. Ya estuvieron nueve años en la cárcel, argumentó Menem quien destacó la efectividad de los indultos ya firmados por él en el pasado y que beneficiaron, entre otros, a los ex dictadores Jorge Videla y Eduardo Massera. Mientras los hombres de su gabinete trataban de bajarle decibeles al anuncio, el más preciso de los muchos que emitió el Gobierno sobre este punto, Eduardo Duhalde se pronunció en contra. Menem suele decir que para hacer política es necesario manejar información, secreto y sorpresa. El indulto, una facultad personal y exclusiva del Presidente le permite usar a discreción esos recursos. Muchas veces el Gobierno ha lanzado como globo de ensayo la posibilidad de los indultos y luego ha retrocedido. Sin embargo, esta vez parece estar más cerca de tomar la decisión. Esta es la primera vez que es el propio presidente el que lanza la noticia, aun desconcertando a sus colaboradores más cercanos. Fue el jueves, durante una conferencia de prensa en Río de Janeiro, después de la cumbre de presidentes del Mercosur. Ante los micrófonos aseguró que los indultos estaban otra vez en estudio. El ministro del Interior, Carlos Corach, y el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, no atinaron a dar respuestas aclaratorias respecto del anuncio presidencial. El ministro Raúl Granillo Ocampo se limitó a mascullar que no tiene ningún decreto en preparación. Ayer, en Córdoba, el Presidente fue aún más preciso y elocuente. En primer lugar fundamentó su lógica política y luego explicitó quiénes serían sus beneficiarios. Seguido por una nube de movileros y demostrando gran disposición a explayarse sobre el tema, Menem justificó su posible decisión tomando en cuenta el tiempo de condena ya cumplido por los potenciales indultados. Bueno, ya estuvieron nueve años en la cárcel, argumentó Menem quien agregó: Pero claro, hay que intentar conformar a todas las partes, porque los familiares de los soldados que cayeron en La Tablada no quieren saber nada con los indultos, pero por otra parte hay sectores de la comunidad uniformada que piden lo mismo (los indultos para los carapintadas). Pero bueno, hay que tratar de compatibilizar, concluyó el primer mandatario al cierre de un acto de apoyo a la fórmula José Manuel De la Sota-Gerardo Kammerath, que el domingo 20 competirán por la gobernación de Córdoba contra el radical Ramón Mestre. Luego, demostrando que el tema le interesa, el Presidente explicó que el probable decreto de perdón podría incluir el nombre de unos quince militantes del MTP detenidos por el asalto al cuartel de La Tablada. Una larga historia El anunciado y hasta ahora nunca concretado indulto a Seineldín, condenado por la sangrienta rebelión carapintada de diciembre de 1990, y a Gorriarán Merlo, encontrado responsable de dirigir el ataque al cuartel de La Tablada en enero de 1989, ya es un clásico de fin de año. Desde 1991, en cada víspera de Navidad, el presidente Menem deja trascender que estaría estudiando poner su firma en un decreto de perdón para el militar fundamentalista y ex dirigente del ERP y el MTP. Pero antes de que expire diciembre, después de desatada la polémica entre los que están en contra y favor de la medida, cerró abruptamente el tema: No hay ninguna posibilidad de decretar esos indultos, aseguró Menem un año atrás, cuando todos pensaban en la inminente libertad de Seineldín y Gorriarán Merlo. Los primeros indicios de las negociaciones que podrían concluir finalmente en un indulto compartido por carapintadas y activistas del MTP surgieron cuando uno de los negociadores más veteranos del Presidente, el diputado César Arias, fue sorprendido en la cárcel de Devoto momentos antes de reunirse con el ex líder guerrillero Enrique Gorriarán Merlo. En esa oportunidad, Arias no negó después del encuentro que la conversación giró en torno de un posible indulto. Y se supo que el mítico ex dirigente del ERP había condicionado aceptar su perdón si la medida también alcanzaba al resto de los integrantes de su organización condenados por los hechos de 1989, entre ellos su esposa, Ana María Sívori. Mohamed Alí Seineldín, quien ya fue beneficiado por un indulto en 1989 después de haber apoyado la rebelión carapintada que lideró Aldo Rico contra Raúl Alfonsín, habría reclamado un acuerdo en similares términos. Es decir que el indulto no se limitara únicamente a los líderes de las sublevaciones, sino que se extendiera a sus subalternos con los que comparte la prisión. De todos modos el jefe militar ya venía gozando de cierta elasticidad en sus condiciones de detención. Pudo pasar la Navidad pasada junto a su familia, y desde hace unos meses cuenta con un permiso especial otorgado para trabajar medio tiempo en una fábrica cercana a Campo de Mayo (ver recuadro aparte). Seineldín, consultado sobre el tema, dejó traslucir sus dudas y su encono hacia el Presidente Ya no creo en nada. Menem es un perverso. Me traicionó. Su vocero, Eduardo Izo, fue un poco más optimista y anunció que si el líder carapintada logra su libertad después de ocho años de detención se dedicará a conducir el partido Frente Nacional y Popular, del que será su referente. Pero también aclaró que el ex coronel condicionará la aceptación del indulto si el mismo también alcanza a su camaradas detenidos junto a él. Los allegados a Gorriarán Merlo, que cumple condena efectiva, se mostraron mucho más confiados que los de Seineldín (ver recuadro aparte). La decisión, como él gusta decir, sigue in pectore del Presidente. De momento sólo ha recogido críticas de dirigentes de la oposición y del gobernador Eduardo Duhalde. El candidato de la Alianza, Fernando de la Rúa, le advirtió a Menem que su vocación para ejercer esa facultad (la de otorgar indultos presidenciales) es muy riesgosa para el país y para el sentimiento de justicia de la gente. Y que la sociedad no quiere impunidad. Graciela Fernández Meijide aseguró que Menem quiere indultar a quienes quisieron atropellar la democracia, y que no le importan las instituciones. Según Duhalde no es el momento de hablar sobre una medida de este tipo, agregó: La gente espera que quienes cometieron delitos y tienen sentencia queden en la cárcel. Si bien Menem anticipó que podría firmar los indultos en Navidad, Año Nuevo, Reyes o durante el año próximo, su ministro de Trabajo, Erman González, declaró después de la reunión de Gabinete que se desarrolló en La Rioja, que no es próximo ni inminente un nuevo indulto presidencial. La información, el secreto y la sorpresa siguen siendo manejadas por el Presidente.
ESPERAN QUE EL INDULTO SEA PARA TODOS LOS
DETENIDOS Por L. V.
|