Por Sergio Moreno
Nadie levantó el
teléfono esta semana. Ninguno estuvo interesado en conversar con el otro. Los días
transcurrieron en medio de una danza de gestos y declaraciones. Sólo se hablaron a
través de los medios. Eduardo Duhalde y Carlos Ruckauf no cruzaron palabra desde que el
vicepresidente dijera, la semana pasada a Página/12, que Alberto Pierri era lo mismo que
Herminio Iglesias y, por lo tanto, debía dar un paso al costado del aparato de poder del
peronismo. El gobernador tampoco habló con Pierri y su otrora delfín comenzó a armar su
estrategia que tuvo como escenografía las escarpadas montañas de Anillaco, donde se
mostró paseando con Carlos Menem como prenunciando lo que vendrá, tal vez en menos de
siete días más. En la pelea por el poder en la provincia de Buenos Aires se juegan las
chances del peronismo para 1999 y el reacomodamiento de sus dirigentes de ahí en
adelante. Aunque desde La Plata se argumenta que la sangre no llegará al
río, tras los muros se dejan oír ruidos de aceros.
Cuando Ruckauf descerrajó la semana pasada en este diario sus arduas palabras contra
quien considera el adversario a derrotar, sabía que estaba desatando una
tempestad de la cual nadie podría desentenderse. El vicepresidente consiguió adelantar
el reloj de las decisiones no sólo de la dirigencia peronista bonaerense sino también
del propio gobernador y precandidato.
Ruckauf no consultó a Duhalde para romper las lanzas contra Pierri. Así lo aseguran él
y el propio Duhalde. Pierri no lo cree. Duhalde fue a recorrer todo el territorio de
(José María) Díaz Bancalari (ministro de gobierno de la provincia) y lo llevó de la
mano a Ruckauf. Los intendentes amigos nos chimentan que están moviendo el aparato a su
favor y la bronca crece y estalla, como con el tema de (Julio) Macchi vocero de
Ruckauf y Jacinto (Gaibur, vocero de Pierri), dijo a este diario uno de los
hombres más cercanos al presidente de la Cámara de Diputados.
Duhalde sabe que Pierri no le cree, y eso lo preocupa. Uno de los más importantes
armadores de su buró político describió a Página/12 su estado de ánimo de la
siguiente manera:
A Duhalde
le molestó el reportaje que dio Ruckauf porque vio que le iba a traer un gran quilombo.
Con la comparación con Herminio, toda la dirigencia del peronismo de la provincia se
atacó.
Es cierto
que la simpatía de Duhalde por Ruckauf crecía según se iba perfilando en las encuestas.
Pero, con el reportaje, generó un gran malestar. Lo obligó a adelantar sus tiempos. Y,
fundamentalmente, esto se produce en medio de la gran pelea con Menem, justo cuando (el
gobernador) necesita la mayor tranquilidad posible en su distrito, mantener la cabeza
fría y tener nervios de acero.
El vicepresidente sabe del monstruo que creó y siente la baja temperatura que instaló en
la distancia que lo separa del gobernadorprecandidato. Duhalde es quien tiene que
jugar las piezas ahora. Si le conviene bancar en esta coyuntura a Pierri, estamos seguros
de que lo va a hacer; veremos, dice, en un ataque de realismo, uno de sus
principales escuderos. Pero el vicepresidente está convencido de que sus declaraciones
quitaron la modorra de una indeterminada cantidad de dirigentes que ahora lo ven con más
simpatía. Y confía en que el calor de las encuestas (ver aparte) y el peso de su
adversaria Graciela Fernández Meijide volverán a acercarlo a Duhalde.
Por eso Ruckauf seguirá adelante con su trabajo preelectoral, bajando el perfil. Estos
son sus pasos de aquí en más:
Seguirá
caminando la provincia y desplegará el discurso de Duhalde Presidente.
No sacará a
relucir su condición de precandidato a gobernador hasta tanto no cuente con las fuerzas
suficientes para lanzarse de lleno.
Va a competir
en la interna del PJ contra Pierri, a todo o nada, según sus operadores.
Va a seguir su
desembarco bonaerense acompañado de los intendentes, a quienes visualiza como sus aliados
naturales. Todos los intendentes buscan su reelección y necesitan un candidato a
gobernador que traccione votos. Ellos son, por otra parte, los que tienen verdaderamente
el aparato, reflexiona el vicepresidente ante sus íntimos.
No obstante, a Ruckauf lo invade una cierta ansiedad. Aguarda el reencuentro con el
gobernador como quien necesita un trasplante espera por su donante. El lunes por la noche,
Duhalde abrirá un acto en La Plata y Ruckauf lo cerrará. Tal vez se encuentren,
tal vez no, depende del protocolo, especulan en el bunker del vice. Cualquier otro
tipo de encuentro entre ambos no tiene fecha en sus agendas.
Pero Duhalde está más atento a los movimientos que se produjeron este fin de semana en
Anillaco que a su agenda. Pierri caminó con Menem las polvorientas callejuelas del
pueblito del Presidente, antes había participado de un acto de campaña en Córdoba y se
sentó a su mesa, en la reunión de gabinete. Menem se encargó, sin necesidad, de
resaltar esa presencia. Pierri es mi amigo, dijo sonriente. El Presidente
participará del acto del hombre fuerte de La Matanza. El gobernador no.
Es un acto por la unidad del peronismo, alertan los hombres de confianza del
Muñeco, y amenazan con que si Duhalde no va, decidirá con ese gesto el cruce
del Rubicón del pierrismo para el bando menemista y su apéndice, el orteguismo (ver
pág. 12).
Uno de los estrategas de Duhalde dijo a este diario que al acto de Pierri no va
porque va Menem. Ninguno de los dos (Duhalde y el Presidente) quieren hacer algo juntos.
Si el de Pierri fuese un lanzamiento como el de los otros precandidatos, Duhalde hubiese
ido.
El gobernador reconoce que la relación con su viejo aliado político y amigo no estaba
pasando por un buen momento cuando Ruckauf despertó a los duendes de la guerra.
Pero en la provincia nadie quiere que la sangre llegue al río. Un quilombo ahí
terminaría con las chances del PJ para el 99 o en la aparición de un nuevo
candidato, al que llamarían de la unidad, especuló el operador
duhaldista como presagiando una visión que hubiese preferido evitar.
Por eso, según el vocero, Duhalde a partir de ahora:
Mantendrá la
convocatoria a internas abiertas tal como estaba establecido.
Se declarará
prescindible en la interna y apoyará a todos los candidatos que se presenten con el sello
del duhaldismo (ayer estuvo en Quilmes, en el acto de Felipe Solá y Federico Scaravino).
Si Ruckauf
llegase a generarle más problemas que satisfacciones, sus relaciones seguirán
congeladas. El idilio que mantenía con el vice no está en el punto en que estaba hace
diez días. El Príncipe no quiere que sus secretarios le generen problemas,
dijeron en La Plata.
No obstante, si
Ruckauf sigue dando bien en las encuestas, una parte del peronismo llegará a un acuerdo
con él, con la bendición del gobernador.
Mientras tanto, Pierri tiene todos sus esfuerzos en la organización del Acto de la
Unidad cuyo plato fuerte será Menem y en negociaciones que, cree, le
llevarán una semana. En estos siete días, el once veces presidente de Diputados
observará a su viejo (¿ex?) amigo y socio, y mantendrá su celular abierto.
Si no se respetan los códigos, esto se rompe, dijo un hombre sabedor del
pensamiento de Pierri. Esto es, ni más ni menos que el peronismo bonaerense y
su hasta ahora monolítica unidad en torno del duhaldismo. El hombre que conoce a Pierri
como a él mismo describió el cuadro de la siguiente manera:
Pierri
quiere internas abiertas en la fecha acordada. Pero entramos en una zona de turbulencia.
Alberto
está chivo con el gobernador porque mientras le dice que no pasa nada, manda a sus
ministros a jugar con Ruckauf. El es el gobernador de todos, no puede usar el aparato
estatal a favor de un candidato. Deesta manera se va rompiendo cierta solidaridad y lazos
de años de haber construido juntos.
Pierri es
un hombre razonable: si le muestran la encuestas y ve que el otro está mejor se baja; ya
se bajó una vez. Acá no se discuten candidaturas, se discute el poder.
Los protagonistas de esta historia tienen mucho que ganar y mucho que perder. Por eso la
pelea no es menor. Duhalde, Pierri y Ruckauf están entrampados en una red que tejieron
laboriosamente durante años. Ahora ven que la red los ha enrollado: o la desatan o habrá
quien esté dispuesto a cortar el entramado acabando con él. La Alianza tiene una tijera
y está deseosa de usarla. Carlos Menem tiene otra.
Puedo ser su amigo, pero
no su amigo maltratado
Alberto Pierri, recién llegado de
Anillaco, expuso ante sus íntimos sus planes luego de que Ruckauf lo comparara con
Herminio Iglesias, hace una semana, en Página/12. Su enojo con Duhalde.
Alberto Pierri está más enojado
con Duhalde que con Ruckauf.
Quiere abrir una avenida en la provincia para que entre Menem.
Responsable: Si Duhalde
no viene al acto de Pierri, él será el responsable de la ruptura del peronismo en la
provincia, dicen en La Matanza. |
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Por Fernando Almirón
Eduardo Duhalde, al
permitir las provocaciones de Carlos Ruckauf, me está echando de su lado y esto me obliga
a tomar una posición, confesó ayer ante sus más cercanos colaboradores Alberto
Pierri. La nueva posición del presidente de la Cámara de Diputados comenzará a
manifestarse cuando apoye la continuidad de Carlos Menem como presidente del justicialismo
hasta el 2002, y abra una avenida en el territorio bonaerense que hasta ahora
Duhalde tenía alambrado, para que entren todos los que se tenían que quedar del otro
lado de la General Paz. El divorcio entre Duhalde y Pierri parece no tener retorno y
amenaza con partir en dos al PJ de Buenos Aires. Ya no se trata de candidaturas,
sino de una cuestión de poder, le aseguró a Página/12 uno de los operadores más
cercanos al dirigente de La Matanza.
Apenas bajó del avión que lo trajo de vuelta desde La Rioja, después de compartir una
jornada completa con el presidente Carlos Menem, Alberto Pierri comenzó a desgranar ante
sus colaboradores más cercanos los pasos de la estrategia con la que le disputará a su
ex socio político, el gobernador Duhalde, la hegemonía sobre el peronismo bonaerense.
Como toda introducción, dijo que la ruptura entre ambos ya no tiene retorno: Puedo
ser su amigo, pero no su amigo maltratado, afirmó Pierri. Según su hombre de
confianza, el dirigente bonaerense está seguro de que las declaraciones en las que
Ruckauf lo comparó con Herminio Iglesias forman parte de una ofensiva diseñada en La
Plata, con consentimiento de Duhalde y motorizada por la esposa del gobernador, Hilda
Chiche González. Es por eso que se negó, pese a los reclamos de su
seguidores, a contestar las palabras del vicepresidente publicadas el domingo pasado por
Página/12. Según su operador, Pierri no le va a responder a Ruckauf, sino a
Duhalde. Y lo hará con gestos. Todo indica que será así. Mientras el dirigente de
La Matanza se niega a atender los llamados que recibe desde San Vicente, ya
comenzó a estructurar el mensaje que le enviará a su ex socio político. En principio
confirmó la realización del acto previsto para el próximo sábado 19 en Isidro
Casanova, bajo la consigna: Por la unidad del peronismo. Ayer por la tarde,
ante las dudas de la gente encargada de publicitar la convocatoria, confirmó la vigencia
del afiche con el que piensa empapelar la Capital Federal y el conurbano. En él, se
reproduce una fotografía que lo muestra junto a Menem y Duhalde. También, según su
operador de confianza, tiene previsto enviarle una invitación al gobernador para que
asista al acto, pese a que Duhalde ya dijo que ese día estará en el Chaco. Si no
viene, él será el responsable de la ruptura del peronismo en la provincia,
señalan en La Matanza. El que seguramente no faltará a la cita será Carlos Menem,
entusiasmado con la modificación que se avecina en el mapa del peronismo de Buenos Aires,
un distrito que no logró penetrar durante sus dos mandatos consecutivos. Es más, Pierri
está dispuesto a respaldar la continuidad de Menem al frente del PJ hasta el 2002, una
posibilidad que les pone los pelos de punta a los duhaldistas.
Los rebeldes que cerraron filas en torno de Pierri y el propio Pierri saben
que otro que está atento al desarrollo de la situación es Ramón Ortega. El precandidato
tucumano, según algunas encuestas, estaría entre 3 y 4 puntos por debajo de Duhalde en
la intención de voto de los afiliados del PJ (ver aparte). La diferencia está en
Buenos Aires, aseguran los dirigentes enojados con el duhaldismo, quienes no dudan
en afirmar que si Pierri le abre la provincia a Palito y se pone al frente de su campaña
en el conurbano, los números se pueden llegar a invertir dándole el triunfo al delfín
de Menem.
Alberto Pierri también está dispuesto a defender su candidatura a la gobernación de la
provincia de Buenos Aires, pese a que para Duhalde es un lastre de su pasado que no le
sirve para proyectarse a nivel nacional, y que el jefe de Diputados no tendría
según los sondeos que maneja el mandatario ninguna oportunidad contra la
candidata de la Alianza,Graciela Fernández Meijide. Es cierto que competir con la
vieja no despierta la alegría de nadie aseguran los rebeldes pero
el Muñeco tiene más posibilidades de voto entre los peronistas que Ruckauf, que todavía
no metió los mocasines en el barro.
Pierri también decidió recuperar el denominado Grupo Bauen. Este grupo, que
se pronunció en favor del proyecto presidencial de Duhalde, le exigió a cambio de
garantizar la movilización de sus militantes hacia el acto de lanzamiento de su
candidatura presidencial la convocatoria a elecciones internas partidarias para definir el
nombre del aspirante del PJ que competirá por la gobernación de la provincia. Osvaldo
Mércuri, Felipe Solá y Pierri, acompañados por otros dirigentes, temían que Duhalde
impulsara para el cargo a Ruckauf sin someter su decisión a una elección abierta. El
diputado quiere que se convierta en el polo opositor a la conducción de Duhalde, a la que
califica de autoritaria.
Lo cierto es que la hegemonía sobre el peronismo bonaerense que el gobernador supo
ostentar en otros tiempos está a punto de quebrarse, si es que ya no se quebró. Y que
los intentos por dejar afuera de la escena política a Pierri pueden terminar en un
resultado opuesto: otorgarle al caudillo de La Matanza un protagonismo que no tenían
mientras estuvo bajo la sombra de Duhalde, y entregarle a Menem una ficha clave en el
conurbano.
GANA GRACIELA Y RUCKAUF ACOMPAÑA
Los números bonaerenses
Por R. K.
La provincia de Buenos
Aires es escenario de una pelea de fondo y dos internas calientes. En la intención de
voto para gobernador, Graciela Fernández Meijide derrota hoy por más de 20 puntos a
Carlos Ruckauf, Luis Patti o cualquier otro candidato del PJ. En eso coinciden todos los
consultores, aunque algunos sostienen que cuando se defina el postulante del justicialismo
los resultados reflejarán una distancia menor. De todas maneras, Meijide es por
ahora claramente favorita.
En la interna del PJ, las encuestas muestran que Ruckauf es quien tiene mejor intención
de voto: tomando en cuenta los distintos sondeos, varía entre un 13 y un 15 por ciento,
seguido por Patti, con el 11 o 12 por ciento y muy lejos están todos los demás
candidatos. Pierri, por ejemplo, no registra más del 4 por ciento y otros como Solá u
Othacehé están aún con menos. Esto significa que el vicepresidente está un poco mejor,
pero no obtiene una ventaja nítida. De todas maneras, cualquier candidato del PJ, una vez
proclamado como postulante único, partirá de un piso de más del 30 por ciento.
En cuanto a la interna radical, todos los sondeos muestran que el mejor ubicado es
Federico Storani, seguido por Melchor Posse y muy lejos todos los demás. Como Storani no
aspira a acompañar a Fernández Meijide en la fórmula, desde el punto de vista de las
encuestas, el mejor posicionado es Posse.
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