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Dos días después de haberse reunido en Buenos Aires, Carlos Menem y Henry Kissinger compartieron ayer un día en Anillaco. Por primera vez desde que llegó a la Argentina, el ex secretario de Estado norteamericano investigado por la Justicia española por su complicidad con las dictaduras de Latinoamérica aceptó hablar sobre la situación de Augusto Pinochet. Estoy de acuerdo con lo que dijo Menem, señaló, en relación con la posición del gobierno argentino contraria a la detención del ex dictador. El juez español Baltasar Garzón investiga el papel de Kissinger en el armado del golpe de Estado chileno de 1973 y reúne elementos sobre la responsabilidad del ex asesor de Richard Nixon en el armado del Plan Cóndor, que coordinó la represión ilegal en la Argentina, Chile, Uruguay y Brasil. Si el FBI continúa desclasificando los documentos secretos sobre el golpe de Pinochet, el futuro de Kissinger podría igualarse al del ex dictador. Kissinger aterrizó en Buenos Aires el jueves pasado y se reunió primero con Menem y después con Fernando de la Rúa. Quería recabar información de primera mano sobre la posición del Gobierno y de la Alianza sobre la detención del ex represor preso en Inglaterra. Ayer, Kissinger recorrió Anillaco acompañado por Menem. Cada vez que vengo a la Argentina me siento entre amigos, sostuvo. Más tarde, el norteamericano dialogó con los periodistas en una de las galerías de la casa presidencial sobre la detención de Augusto Pinochet. Se manifestó de acuerdo con la posición del gobierno argentino (opuesta al principio de extraterritorialidad de la Justicia). Kissinger añadió una curiosa a justificación de las dictaduras: Para hacer un juicio justo sobre el tema hay que tener en cuenta lo que pasaba en todos los países de América latina, lo que hicieron todos los gobiernos de América latina y no solamente lo que una parte ha hecho, sostuvo el norteamericano, como si los crímenes cometidos en la Argentina o Uruguay justificaran los asesinatos en Chile. A continuación, Kissinger blanqueó otro de los motivos de su viaje: su trabajo de lobbysta. Dijo que fue contratado como árbitro por la empresa Eriday, pero aclaró que no es su representante. A esta altura, las dos expresiones son la misma cosa. En efecto, el ex hombre fuerte de Richard Nixon pilotea las negociaciones en nombre de esta empresa, que tiene una deuda de 700 millones de dólares con la Argentina a raíz de una serie de contrataciones con Yacyretá. Una de las personas que acompañó a Kissinger y a Menem durante el recorrido de ayer fue Mariano Cavagna Martínez. Aunque no hubo ninguna explicación oficial sobre la presencia del ex ministro de la Corte Suprema en Anillaco, todas las especulaciones señalaron a Martínez como el responsable de defender la posición del Estado en las negociaciones.
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