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Por Juan Ignacio Ceballos Señoras y señores, la bocota más insolente de la historia del tenis está de vuelta. En Londres, esta semana, ha pronunciado su nueva frase de cabecera: Mi objetivo es ser el George Foreman del tenis. Gritó, además, su última ambición: Quiero volver a jugar la Copa Davis. Y, en su procesión dialéctica, volteó muñecos al por mayor. Desde Sampras y Ríos, hasta los pobres jugadores de hoy. Pronto a cumplir 40 años (los festejará el 16 de febrero próximo), el norteamericano John Patrick McEnroe de nuevo es noticia a partir de sus palabras. Tentado por su temperamento rebelde, quien fuera número uno del mundo desde 1981 a 1984 anunció, entre otras sorpresas, su deseo de jugar el dobles para su país ante Gran Bretaña, por la primera rueda del Grupo Mundial de la Copa Davis 99. Estoy en estado y si otros siete tenistas no aceptan jugar, estaré listo dijo el triple ganador de Wimbledon y cuádruple campeón del U.S. Open. Yo sé en mi interior que todavía soy el mejor doblista del mundo. Varios motivos llevan a McEnroe a suscribir semejante locura. Por un lado, su gran nivel en el ATP Seniors Tour of Champions (o el Dinosaurios Tour, como él mismo lo llamó), el circuito para mayores de 35, donde Mac en 1998 ganó 7 de los 11 torneos en los que intervino. Por otro, el probable convencimiento de su potencial. Aunque detrás de ambos argumentos hay un sentimiento inocultable que McEnroe jamás puede abandonar: el del profundo desprecio que siente hacia el tenis actual. El mismo que lo hace retorcerse y vomitar acusaciones. Contra... u El nivel de juego de hoy. Todos estos tenistas de ahora... no me impresionan mucho. En un cierto día podría perder contra algunos, pero también podría ganarles a muchos más. Y ellos serían pobres tipos... u El chileno Marcelo Ríos. El es una imagen negativa para el tenis y no ha hecho nada por mejorar el perfil de este deporte. u La codicia de los jugadores. Parece que ahora a nadie le interesa el juego. Considerando todo lo que ganan, ellos deberían representar a sus países. Pero no, el tenis en la Davis y en los Juegos Olímpicos se convirtió en un chiste. Hoy todos juegan sólo para ser millonarios. u El actual número uno, Pete Sampras. El no quiere estar en la Copa Davis. Si fuera capitán, supongo que me tendría que arrodillar y rogarle para que lo hiciera. Pero no me imagino llegando tan bajo. u La actitud de sus ex colegas. Es embarazosa. ¿Cómo pueden estos tipos que ganan mucha plata al año no mostrarse interesados por los grandes torneos? Rezo para que haya rápidos cambios. Así, cada jugador que entre a una cancha sentirá la obligación de dar el 110 por ciento. Tal vez porque en este paraíso de sacadores tal su definición no hay ninguno como él, su deseo de volver ha sido tomado en cuenta por los organizadores de la Guardian Direct Cup, el torneo ATP Tour que se juega en Londres. Posiblemente allí, el 22 de febrero próximo, McEnroe retorne a la competencia grande. Estamos deseosos de darle una invitación especial no sólo para el dobles (Boris Becker sería su compañero), sino también para el single si él lo quiere, dijo Jeremy Dier, director del torneo. Mientras, el ex estudiante de Stanford que ganó cerca de 150 millones de dólares en todo concepto durante sus 14 temporadas como profesional, espera sentado. La idea de jugar la Davis no me inquieta, pero sé en mi corazón que soy superior a todos los doblistas que jugaron desde mi retiro (en 1992), dice McEnroe, fanático de The Clash y dueño de la John McEnroe Art Gallery, ubicada en el Downtown neoyorquino. Hasta febrero tendrá tiempo para ocuparse de otros intereses. Como, por ejemplo, el de intentar ser presidente de la Federación Internacional de Tenis. Haría un mejor trabajo que cualquiera porque conozco algo sobre esto, no soy estúpido y creo que los jugadores me respetan, dice. Sin embargo, su objetivo principal es otro. McEnroe, lo dijo, quiere emular a Foreman. El fue campeón del mundo a los 45 años, dice el hombre que alguna vez fue adorado por Andy Warhol. Y agrega: Eso me da cinco años para estar listo para Wimbledon. ¿No será demasiado...?
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