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En Brasil está creciendo otra nueva ola de la crisis bursátil

San Pablo se derrumbó 8,5 por ciento, arrastrando al resto de la región. Buenos Aires bajó 5,9. Fuga de capitales y un plan de ajuste que el Congreso no aprueba precipitaron la caída.

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t.gif (67 bytes)  Las acciones líderes volvieron a desbarrancarse por la incertidumbre que genera la economía brasileña. El índice MerVal cayó ayer 5,9 por ciento, en línea con la Bolsa de San Pablo. En esa plaza la baja fue del 8,5 por ciento. La ola pesimista cubrió a toda la región, con retrocesos del 1,7 por ciento en Santiago y de 1,4 en México. En tanto, en Nueva York, el saldo negativo fue también del 1,4 por ciento.

Los financistas están perdiendo la confianza en que Brasil pueda salir de la crisis. Y cada vez más a medida que va perdiendo reservas a ritmo acelerado: el viernes salieron del país vecino 540 millones de dólares y ayer otros 600 millones, según datos del mercado. Con esa incipiente fuga, las reservas en divisas brasileñas se ubican por debajo de los 39 mil millones de dólares, ampliando a 31 mil millones la huida de capitales desde la moratoria rusa, en agosto último. La huida de capitales de los estos días fue la de mayor envergadura desde que en octubre Fernando Henrique Cardoso fue reelecto, lo que refleja que el crédito abierto luego de las elecciones se le está terminando.

"Después de la reelección de Cardoso, el acuerdo con el FMI y el anuncio del plan de ajuste, se van abriendo nuevamente grandes signos de interrogación", indicó a Página/12 un analista de un banco de inversión estadounidense. En efecto, la demora del Congreso brasileño en aprobar las medidas de ajuste reflotaron los temores de los financistas. Sin confianza, la tasa de interés en Brasil continuará por encima del 30 por ciento anual, nivel que resulta explosivo dada su voluminosa deuda de casi 300 mil millones de dólares. Esa incertidumbre es la que terminó golpeando a los papeles locales.

Las líderes acumulan cuatro ruedas de resultados negativos, acumulando un quebranto de 16,2 por ciento en el mes. Los derrapes más significativos fueron los de Siderca, con una caída del 10 por ciento; Banco Francés, que perdió 9,0; Acindar, con un retroceso del 8,8 y Alpargatas, que terminó con un saldo adverso del 8,4 por ciento. En tanto, los bonos Brady bajaron hasta 1,5 por ciento.

Desde principios de mes, el rendimiento anual de los bonos Brady pasó del 10,5 al 12,5 por ciento, y la de los Bocon en pesos saltó del 15 al 17 por ciento. Si bien esos retornos están lejos del 20 por ciento anual al que llegaron durante el peor momento de la crisis, hace tres meses, los financistas temen que la tendencia se acentúe a consecuencia de los problemas en Brasil.

Como si no fueran suficientes los temblores en Brasil, el contexto internacional ayuda poco. En Japón, por ejemplo, la confianza de los empresarios se encuentra en su peor nivel de la historia, signo de que está lejos el fin de la recesión en la segunda economía del mundo. En Estados Unidos, en tanto, algunos grandes conglomerados, como ayer reportó Nabisco, ven afectados sus balances por culpa de la crisis y están obligados a ajustar su plantilla. En este contexto, los financistas miran con un ojo los pasos de Alan Greenspan, el titular de la Reserva Federal (banca central estadounidense), antes de la reunión de directorio del próximo el martes. Y, con el otro ojo, siguen de cerca la evolución del caso Clinton en el Congreso, que podría terminar con la destitución del presidente.

 

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