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El revuelo político generado por el anuncio de Economía de transformar al Banco Nación en sociedad anónima, lo que haría posible la entrada de capitales privados, obligó ayer al Gobierno a bajar el perfil de la iniciativa. Primero fue Carlos Menem: Todavía no está en nuestros planes privatizar el Banco Nación, dijo por la mañana. Más tarde, el presidente de la entidad, Roque Maccarone, aseguró que la transformación en sociedad anónima se limitará a modernizar al Nación. Por último fue el turno de Miguel Kiguel, jefe de asesores de Roque Fernández, quien reconoció que no existe voluntad política para pasar el banco a manos privadas. Sin embargo, lejos de sentirse persuadido por el vacío político, el Gobierno ya le puso fecha a la transformación de la entidad: en marzo enviará al Congreso el proyecto de ley para convertir al Nación en una SA, confió a Página/12 una fuente del banco. Según el compromiso asumido por Roque Fernández ante la misión del Fondo, la norma tendrá que estar sancionada antes de enero del 2000. El proyecto va a incluir una cláusula que dejará bien en claro que cualquier futura decisión sobre la venta de acciones o privatización quedará en manos del Congreso, enfatizó Kiguel. El Gobierno negó que el objetivo de la transformación del Nación sea su privatización. Queremos modernizar al banco para dotarlo de mayor agilidad y poder competir en un mercado financiero cada vez más exigente, explicó Maccarone. Según la perspectiva oficial, la conversión del banco en una SA le permitirá sortear vallas burocráticas que entorpecen su funcionamiento y le otorgará la misma capacidad de decisión que cualquier entidad comercial. No es justo que debamos pedir autorización a Economía cada vez que encaramos una inversión superior al millón y medio de pesos, ejemplificaron en el Nación. Maccarone y Fernández analizaron ayer en el Palacio de Hacienda los pasos que recorrerá la transformación de la entidad. Durante la reunión, el ministro le aseguró al banquero que no estaba prevista la posterior privatización del Nación. La posibilidad de que la conversión del mayor banco argentino signifique el primer paso para colocarlo en manos privadas recibió severas críticas del sector agropecuario, de la Asociación Bancaria y de un grupo de diputados justicialistas. No nos extraña la iniciativa. Responde al interés del capital financiero internacional de desplazar al banco en su calidad de entidad testigo del mercado, aseveró René Bonetto, el presidente de la Federación Agraria Argentina. A su vez, los pequeños y medianos empresarios nucleados en Apyme convocaron a movilizarse en contra de la privatización. La iniciativa es una de las acostumbradas genuflexiones ante el FMI, afirmó a través de un comunicado la Asociación Bancaria de Juan José Zanola.
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