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Por Darío Pignotti desde San Pablo Yo nunca pensé que una afeitadora podía pesar tanto, ni que secarme con una toalla podía dejarme de cama. A los 31 días de huelga de hambre el argentino Humberto Paz muestra las señales del esfuerzo. Junto a él otros siete presos, un argentino (su hermano Horacio), cinco chilenos y un brasileño exigen ser expulsados del país o indultados. Purgan penas que llegan a 28 años en el caso de Humberto, líder del grupo que en 1989 secuestró a Abilio Diniz, propietario de Pan de Azúcar, la principal cadena de supermercados brasileña. El delito fue castigado con la máxima pena. La inminencia de muerte ya es una hipótesis cierta evaluada en la Justicia, que el viernes pasado ordenó el suministro compulsivo de sodio y potasio a los huelguistas. Es una violación a los más elementales derechos humanos, a las convenciones internacionales sobre garantías a los prisioneros y a la ética médica que sólo debe actuar cuando el paciente esta inconsciente. Nos resistimos a la medida, dijo Paz, entrevistado en exclusiva por este diario el domingo. A pesar de la ofensiva judicial los presos fueron por más: Desde la 0 hora del miércoles entraremos en huelga de hambre seca, no ingeriremos nada, ni agua, que es lo único que nos mantiene vivos. Nosotros rechazamos la decisión y presentaremos un cuestionamiento ante los tribunales y una denuncia ante la Corte Interamericana de Justicia en Washington. Queremos denunciar que esa medida cautelar de la Justicia incluía el uso de la fuerza policial. La sala donde estamos internados fue invadida por policías armados de escopetas y subametralladoras, algo que nunca se vio ni en la época de las dictaduras. Luego de una tensa negociación con la dirección del hospital conseguimos que fueran retiradas las fuerzas policiales y bajo protesta aceptamos que a dos compañeros que estaban en inminente riesgo de muerte se les suministrara sodio y potasio. Es la primera vez que Paz deja su voz grabada en una cinta. A pesar del cerco policial que custodia la sala de terapia intensiva (el sábado llegaron a ser 12 hombres armados) alguien le hizo llegar una cinta con el cuestionario elaborado por este diario. Paz habla con dificultad, a veces su voz se pierde, tose. Se sofoca: Tanto mi hermano Horacio como yo ya perdimos 17 kilos y yo estoy muy próximo a los 19. Los últimos 5 días el deterioro se siente como cansancio generalizado y dolores en todo el cuerpo. Comienzan a ser mas agudas las ansias de vómito, los dolores de cabeza; a mí en particular me comenzaron a sangrar las encías, son síntomas del cuadro de debilidad progresiva. La tensión del cuadro se desparramó sobre la vida política: las horas comienzan a medirse en sodio y potasio. Si entran en huelga seca la experiencia de otros casos dice que los pacientes no pueden durar con vida mas de cuatro a seis días, dijo una fuente médica, con reserva de identidad, del hospital de Clínicas. Ayer, a pocas horas del inicio de la medida, Luiz Inacio Lula Da Silva llegó proponiendo una tregua: suspender la huelga seca, no la huelga de hambre, mientras él inicia contactos con el presidente Fernando Henrique Cardoso. Recién nueve años después del secuestro Lula visitó a los presos: exactamente el domingo 17 de diciembre de 1989 el líder del PT disputaba la presidencia de la nación contra Fernando Collor de Mello cuando era liberado Diniz, y la prensa asociaba al hecho con la izquierda.Se sabe de la indignación de Lula con lo que en su intimidad define como una ridícula y desatinada operación militarista. Ayer, en las escalinatas del Clínicas, luego de recibir las disculpas de Humberto Paz, responsable de la operación ordenada por la guerrilla chilena del MIR, Lula dijo que sin dudas que después de Abilio Diniz el otro damnificado por el secuestro fui yo. El secuestro nos perjudicó mucho en nuestras aspiraciones. La mediación de Lula indica dos cosas: el caso escaló hasta el centro de la escena nacional y la situación es límite: a pesar de la suspensión provisoria de la huelga seca continúan sin ingerir alimentos. Lula y Cardoso viven su mejor momento: luego de tres años se entrevistaron por primera vez el jueves pasado. El hecho hace más verosímil un entendimiento al que Cardoso podría ser permeable. Es que el caso se ya le ha costado un disgusto diplomático de magnitud con el gobierno chileno. El presidente Eduardo Frei solicitó una audiencia con Cardoso sólo para tratar los casos de Pinochet y los cinco presos. A pesar de las sonrisas de protocolo, la delegación trasandina salió disgustada. Así lo evidenció el embajador en Brasil: Queremos a nuestros compatriotas presos en Chile, y los queremos vivos. Paz es cauto cuando habla del Gobierno argentino: Desearíamos mayor apoyo del presidente Menem con estos compatriotas, pero no podemos olvidar la actitud del cónsul en San Pablo, Guillermo Hunt, que nos ha visitado casi diariamente.
CADA VEZ MAS INDECISOS QUIEREN ENJUICIAR A
CLINTON Decenas
de millones de televidentes podrán ver en vivo a Monica Lewinsky contestar preguntas como
¿quién tocó a quién y dónde? si el Congreso norteamericano decide el
jueves en favor del juicio político al presidente Bill Clinton. El espectáculo está
cada vez más cerca. Los 435 miembros de la Cámara de Representantes deberán votar los
cuatro cargos de destitución por el Sexgate dos por perjurio, uno por
obstrucción de justicia y otro por abuso de poder adoptados la semana pasada contra
Clinton por el Comité Judicial de la Cámara. Y la mayoría de los 20 representantes
republicanos moderados que hasta ahora dudaban qué votar parecían desestimar ayer
cualquier alternativa al impeachment.
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