El Teatro Municipal festeja el fin de temporada con un festival multidisciplinario sábado y domingo. Si bien se trata de una tradición, el panorama de ofertas artísticas es en esta oportunidad apabullante.
|
Por Hilda Cabrera Siguiendo una tradición, cumplida por sus responsables aun en los momentos más difíciles (cuando, por ejemplo, hace poco más de tres años cundió una psicosis general que aludía a su cierre), el Teatro San Martín clausura su temporada tirando la casa por la ventana: este fin de semana ofrece una larga serie de espectáculos a los que el público puede acceder en forma gratuita. El único requisito para los interesados será retirar las localidades dos horas antes de la función elegida. La programación de esta fiesta de este fin de año tal vez una de las más frondosas de los últimos tiempos incluye desde el sábado teatro, ballet, títeres, narraciones, música, exposiciones fotográficas (Un año, un diario y Gardel eterno, imágenes de un mito) y cine (un total de 40 cortometrajes producidos por la Fundación de la Universidad del Cine FUC, que dirige Manuel Antín; por el Centro de Investigación y Experimentación en Video y Cine CIEVYC, cuyo titular es Aldo Paparella; y por realizadores de otras escuelas). Cuando comenzamos con las celebraciones, en la década del 80, sentíamos que aquéllas eran de verdad fiestas callejeras. Llegamos a instalar un tablado en la vereda, donde dio sus recitales Susana Rinaldi, recuerda a Página/12 el director general y artístico del San Martín, Kive Staiff (cargo que ocupa desde mayo de este año), dispuesto a recuperar y revitalizar ese apasionado espíritu de convocatoria. La fiesta comenzará el sábado 19 a las 11.30, con una función de teatro de títeres (El Gran Circo, espectáculo creado por el fallecido Ariel Bufano), y cerrará el domingo 20, con la presentación (a las 23) de la agrupación musical Cuatro Vientos. Se trata de producciones del San Martín y otras externas, como Palabra de Borges, unipersonal que interpreta Walter Santa Ana (actor que perteneció durante años al hoy desaparecido Elenco Estable del San Martín), o ¿Cuento puro o puro cuento?, una propuesta del actor Juan Carlos Puppo, basada en textos de Julio Cortázar, Pablo Neruda y otros grandes autores y poetas; y Para contarte mejor, con Ana Padovani, una serie de narraciones destinadas al público infantil. ¿El Teatro contó con un presupuesto adicional para la realización de esta fiesta? No, nos manejamos con el que tenemos. Los artistas a los que convocamos y a los que pagamos por su intervención son muy generosos: cobran un cachet más simbólico que profesional. Es el caso de Eladia Blázquez, por ejemplo, o el de Teresa Parodi. De manera que podemos hacer la fiesta sin gastar demasiado. Pienso que esta vinculación le interesa al artista y a la institución: ésta es la casa de todos ellos. Si mal no recuerdo, Teresa empezó a hacerse conocida con nosotros, trabajando en el hall del teatro. Entonces era una cantante correntina que alguna vez había grabado un disco con Astor Piazzolla. En cuanto a Eladia Blázquez, ella es una artista emblemática para el San Martín: cada vez que viene a cantar sus tangos se produce algo misterioso, además de un masivo éxito de público. ¿Cómo está hoy, organizativamente, el Teatro? Creo que la gente está recuperando el apasionamiento por su trabajo. No quiero usar grandes palabras ni hablar de mística, pero percibo claramente esto en el personal. Con los artistas es diferente. El escenario es un lugar demasiado visible, muy expuesto, y si ellos no tuvieran siempre ese apasionamiento, serían los primeros frustrados. ¿Colaboró alguna empresa en esta fiesta? No, por ahora. Este es un avatar que financiamos nosotros mismos. Tampoco es costosa. ¿Buscará auspiciantes para la próxima temporada? Sí, estamos en eso. Hubo un tiempo en que obtuvimos apoyo, y creo que lo vamos a tener nuevamente. Sigue siendo difícil, porque la dirigencia económica o empresarial de la Argentina no tiene el hábito de la contribución, y menos cuando se trata de apoyar a la cultura. De cualquier manera, siempre hay algún alma sensible que colabora. Los empresarios deberían asumir su responsabilidad social con el medio en el cual trabajan, fructifican y ganan dinero.
|