Por Mónica Flores Correa desde Nueva York
En la víspera de
la votación en la Cámara de Representantes que habría de decidir si se inicia su juicio
de destitución, Bill Clinton lanzó ayer un ataque misilístico rotulado Operación
Zorro del Desierto contra Irak, argumentando que ese país se había negado a
permitir que los inspectores de Naciones Unidas realizasen una completa investigación de
las armas de destrucción masiva que posee. En un discurso televisivo de 15 minutos
pronunciado desde la Oficina Oval, Clinton ofreció varias razones para la elección del
momento en que ocurría la ofensiva, entre ellas que si no se actuaba ahora el gobierno de
Saddam Hussein volvería a armarse y eventualmente a atacar quizá en sólo
meses. Subrayó también que los (países) aliados coinciden en que éste es
el momento para actuar, invocando la cooperación de Gran Bretaña en el ataque. Al
cierre del discurso, Clinton mencionó la votación que debía tener lugar hoy diciendo
que si los enemigos de Estados Unidos pensaban que esto iba a distraer al
país de sus intereses (en materia de defensa), estaban equivocados. El
senador Trent Lott, jefe de la mayoría republicana en la Cámara alta, dijo en un
comunicado que no respaldaba el ataque aéreo en esta instancia. Sostuvo que
tanto el momento como la política de la administración Clinton hacia la nación de Medio
Oriente estaban sujetos a cuestionamiento.
Desde las primeras horas de la mañana, los medios de comunicación matizaron su
información acerca del grave momento por el que atraviesa nuestro país, en
referencia a la votación de los representantes que tendría que haber ocurrido hoy y que
fue suspendida por la operación militar, con noticias acerca de la situación planteada
con Irak y especulaciones sobre la inminencia del ataque estadounidense. Pero fue recién
a las cinco de la tarde, hora de Washington, que las cadenas televisivas comenzaron a
trasmitir imágenes de Bagdad, en cuya noche se vieron resplandores explosivos mientras se
oían estruendos misilísticos. Minutos más tarde, Joe Lockhart, vocero de la Casa
Blanca, anunció que el presidente había ordenado un ataque militar
significativo como represalia por la negativa de Hussein a permitir una exhaustiva
investigación de Naciones Unidas.
Lockhart dijo que Clinton había tomado la decisión a la mañana, después de leer el
informe presentado por Richard Butler, jefe estadounidense de la misión de inspección de
la ONU. Según determino el reporte, Irak había ocultado documentos cruciales para la
inspección armamentística y había bloqueado el acceso a algunos sitios clave,
impidiendo que se tomasen fotografías y se filmasen videos de los arsenales.
También se acusó al gobierno de Saddam de no haber permitido que los inspectores
entrasen en una base usada por el grupo terrorista anti-iraní MEK en el este de Irak y de
haberles impedido el acceso al cuartel general del partido oficialista Baath en Bagdad.
Además, Irak se opuso a las inspecciones que los emisarios de la ONU realizaban los
viernes, aunque rutinariamente las había permitido desde que concluyó la guerra del
Golfo.
En Nueva York, el enviado diplomático iraquí indico que el informe Butler había sido
escrito para justificar el ataque. El embajador Nizar Hamdoon enfatizó que el equipo de
Butler había estado intensamente influido por la política estadounidense.
En su alocución, Clinton recordó que tres semanas atrás, en noviembre, Saddam había
prometido permitir una investigación completa de su poderío bélico. Por esa razón, el
ataque sorpresa planeado por EE.UU. y GranBretaña había sido puesto en suspenso. Pero el
mandatario también indicó que en aquella oportunidad él había dicho que cualquier
obstrucción a la inspección provocaría una respuesta militar coordinada por parte de
las fuerzas aliadas lideradas por las dos naciones occidentales.
Al final de la tarde, el secretario de Defensa, William Cohen, dijo en conferencia de
prensa que había ordenado un drástico aumento de las fuerzas terrestres y aéreas
estadounidenses en el Golfo para hacer frente a la crisis. Indicó que la ofensiva militar
continuará hasta que sea necesaria y que no hay un tiempo límite para
concluirla. Agregó que Irak no debe interpretar erróneamente la determinación de EE.UU.
Hemos actuado. No usaremos la fuerza livianamente y no la hemos usado así
hoy, subrayó.
Estados Unidos tambien advirtió ayer a los países vecinos de Irak, fundamentalmente
Israel, que se mantuviesen en estado de alerta frente a posibles ataques en represalia del
país árabe. Por primera vez en un discurso a la opinión pública sobre la
cuestión Irak, Clinton dijo que el país de Medio Oriente estaría mejor sin
Saddam. Ese señalamiento y la indicación de Cohen de que no hay un tiempo límite para
concluir la Operación Zorro del Desierto hicieron que los observadores se
preguntasen acerca del alcance de esta embestida. El derrocamiento de Saddam podría ser
un antídoto potente contra el juicio de destitución. Pero Clinton también señaló que
había ordenado atacar ahora porque el próximo fin de semana empieza el mes sagrado del
Ramadán y que atacar entonces hubiera sido profundamente ofensivo para todo el mundo
musulmán, lo que puede indicar que existe un límite después de todo.
No cuestiono la acción. Cuestiono el momento, dijo ayer a CNN el ex
secretario de Estado Lawrence Eagleburger, quien tambien lamentó que el Ejecutivo
estuviese metido en un lío tan espantoso que cualquier acto, inclusive uno que
tiene razón de ser como éste, está teñido por el escándalo.
Por su parte, Brent Scowcroft, ex asesor de Seguridad Nacional, indicó que llamaba la
atención la urgencia de la operación. La opinión pública norteamericana no ha
sido preparada, como suele ser en estos casos, dijo.
Habla Saddam En esta jornada y en esta noche, tal como esperábamos y como hicieron
hace ocho años, los cobardes han bombardeado varios objetivos terrestres de Irak,
pensando que iban a ponernos de rodillas. Nuestro gran pueblo y nuestras Fuerzas Armadas:
resistan y luchen como lo han hecho siempre, combatan a los enemigos de Dios y de la
nación y Dios les otorgará la victoria, dijo ayer el presidente iraquí Saddam
Hussein en un discurso a la nación emitido por la agencia oficial, mientras los
bombardeos norteamericanos hacían estragos en Bagdad, y que la radio y televisión
iraquí van a divulgar durante el día de hoy. Los primeros informes dijeron que un misil
había causado un gran cráter en la zona residencial de Bagdad. |
ESTA VEZ NO SE PERDONARA NINGUN OBJETIVO
Habrá muchas bajas civiles
Por Richard Norton-Taylor y James Meek
desde Londres
El ataque conjunto
anglonorteamericano que se inició anoche sobre Irak es una operación masiva, destructiva
y potencialmente sangrienta en términos de bajas civiles. No se perdonará ningún
objetivo ni siquiera la extensa red de palacios presidenciales de Saddam
Hussein. Los hombres y el armamento requeridos para realizar el tipo de ataque
masivo que se requiere para destruir lo que queda de las fuerzas armadas iraquíes está
presente y listo en el área. Pero el domingo llegará otro portaaviones norteamericano,
el Carl Vinson, que le dará a la alianza militar transatlántica aún más
poder de fuego.
La operación, íntegramente aérea, estaba planeada para comenzar con el lanzamiento de
cientos de misiles crucero para neutralizar las defensas antiaéreas iraquíes, e
incapacitar sus centros de comando y sistemas de comunicaciones. Hay 15 bombarderos
estadounidenses B-52 equipados con misiles de crucero aire-tierra en la isla de Diego
García en el Océano Indico, y ocho naves de guerra equipados con misiles de crucero de
la Armada de los Estados Unidos. Solamente estos buques disponen de más de 300 misiles de
crucero.
La versión 1998 del misil de crucero, que mide unos seis metros y vuela a ras de tierra
hacia su objetivo, es según sus defensores más certero que el modelo usado en la guerra
del Golfo de 1991. Su precisión se basa en la guía por satélite, que le permite colocar
su carga de 500 kilogramos de explosivos en su objetivo con un margen de error de sólo
metros. Sin embargo, las bajas civiles parecen ineludibles ya que algunos de los objetivos
de la primera ola del ataque se encuentran en Bagdad.
Después del lanzamiento de los misiles, y una vez que las defensas iraquíes un
puñado de baterías misilísticas y cañones antiaéreos de fabricación soviética, y
algunos cazas obsoletos hayan sido aplastadas, será el turno de los bombarderos de
la Royal Air Force británica y la fuerza aérea estadounidense de entrar en acción para
atacar a los 250 objetivos que el Pentágono señaló para su destrucción.
Además de los B-52, Estados Unidos cuenta con 70 aeronaves a bordo del portaaviones
Enterprise, actualmente en el golfo, y alrededor de 110 aviones de ataque
incluyendo cazas Stealth F-117 y bombarderos B-1 con base en tierra en Omán,
Arabia Saudita, y Kuwait. Otros 70 aviones arribarán el domingo al golfo abordo del
portaaviones Carl Vinson.
Los 12 cazabombarderos Tornado de la RAF en Kuwait jugarán un rol limitado pero crucial
en cualquier ataque. El Tornado está equipado con un sistema de detección termal y miras
láser más certeros que los estadounidenses, junto con un accesorio de reconocimiento que
puede determinar los resultados del bombardeo mejor que los satélites.
Hay, asimismo, otros seis Tornados en la base de Al Kharj (en Arabia Saudita) que tenían
la tarea de patrullar la zona Sur de Irak vedada al vuelo. Además, hay dos aviones de
combustible VC10 estacionados en Bahrein que pueden faciltar el reabastecimiento durante
el vuelo de los aviones de la RAF. También hay otro destacamento británico de cuatro
bombarderos Jaguar en Incirlik (Turquía), que podría ser enviado al golfo para reforzar
la ofensiva.
Quedan dudas sobre la capacidad de los ataques aéreos para destruir por completo el
régimen de Saddam Hussein si no operan al mismo tiempo fuerzas terrestres. Pero una
guerra terrestre no está en los planes de Estados Unidos y Gran Bretaña, y la presencia
de algunos miles de soldados y marines estadounidenses en la región están en una marcada
inferioridad numérica frente a los 400.000 hombres del ejército iraquí.
Durante la última confrontación con Irak en noviembre cuando los bombarderos
estadounidenses estaban en camino y los pilotos de la RAF sedirigían a sus aviones en el
momento que se canceló el ataque el plan militar evitó incluir las plantas
sospechadas de fabricar armas biológicas o químicas por temor a que su destrucción
provocara el esparcimiento de contaminación tóxica en el área.
La lista de blancos a atacar incluye hoy a los cuarteles de la Guardia Republicana, el
cuerpo de elite del régimen iraquí, que se encuentran al este de Bagdad y en el pueblo
natal (y capital de clan) de Saddam Husssein en Takrit (al noroeste de Bagdad).
Los cuarteles de sus fuerzas de seguridad e inteligencia y el edificio del Ministerio de
Defensa ubicados en el centro de Bagdad son objetivos posibles, y ya fueron sometidos a
ataques de misiles de crucero en ofensivas anteriores.
Francia deploró los bombardeos sin
Consejo
Por Eduardo Febbro desde París
Ninguna de
las grandes capitales ignoraba el ataque británico-norteamericano contra Irak. El
gobierno francés había expresado ayer su vivo temor de que se produjera un ataque
inminente y según revelaron anoche fuentes presidenciales Boris Yeltsin y Tony
Blair hablaron por teléfono con el presidente francés, que tuvo que aceptar lo que ya
estaba decidido por EE.UU. Para el secretario general de la ONU Kofi Annan, este es
un día muy triste para Naciones Unidas y para el mundo. Los otros dos miembros
permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, China y Rusia, manifestaron después su
oposición al uso de la fuerza.
La intervención militar britániconorteamericana no parece colmar ninguna de las
exigencias planteadas por París a lo largo de los últimos dos días. Francia lamentó
anoche el engranaje que condujo a la guerra y el hecho de que Irak no ha
dado pruebas de una cooperación completa. El miércoles, la Cancillería
había reiterado que sólo el Consejo de Seguridad podía determinar una eventual
intervención. Pero Bill Clinton y Tony Blair decidieron lo contrario. Tal como había
ocurrido a principios de año, Francia se oponía un ataque militar, argumentando que
existían tres elementos discordantes. El primero, según el portavoz de la Cancillería,
es la existencia de dos informes contradictorios. Uno es el que presentó a la ONU el jefe
de la UNSCOM, Richard Butler, donde el jefe de la comisión especial de la ONU para el
desarme iraquí, que se ocupa de armas químicas y biológicas, afirma que Bagdad no
cooperó plenamente con las Naciones Unidas. El segundo es un informe elaborado por
la Agencia Internacional de la Energía Atómica, la AIAIEA, que expone la afirmación
inversa: Irak ofreció un nivel suficiente de cooperación.
No sin cierta ironía, el portavoz de la Cancillería señaló: Constatamos que el
primer documento es negativo y el segundo positivo. Para varios observadores
locales, la voluntad norteamericana de atacar a Irak estaba anunciada en el
hecho que el jefe de la UNSCOM les ordenó a los inspectores de la ONU presentes en Bagdad
que abandonaran el país, y ello, como lo lamentó París, sin haber realizado las
consultas previas en el seno del Consejo de Seguridad. Francia había apostado por la
carta del secretario general de la ONU, Kofi Annan, al querer no sólo que las decisiones
eventuales recaigan sobre el Consejo de Seguridad sino, también, al inclinarse por
un examen global del desarme iraquí considerando todo lo realizado por Bagdad
desde 1991 hasta ahora.
La solución compartida dentro del eje compuesto por París, Moscú y Pekín a fin de
salir lo más rápidamente posible del túnel consistía en dejar en manos del
Consejo el examen de los dos informes dispares, UNSCOM y AIAIEA, y luego, con esa base,
llevar a cabo un examen global. Ayer Rusia y China exigieron el cese inmediato
de los bombardeos norteamericanos lanzados contra Irak. París reconoce en off que el
armamento iraquí es una potencialidad que debe tenerse en cuenta y
controlarse, pero también dice que es preciso fijar una agenda de compromisos para
que Irak empiece a vislumbrar el fin de la crisis.
La oposición francesa a un recurso ciego a las armas se basa en un argumento: si se ataca
a Irak se desconocen las consecuencias, no se sabe a ciencia cierta si los ataques serán
efectivos y, peor aún, una ofensiva cortaría los escasos puentes que existen entre Irak
y el resto del mundo. Esto privaría a las ONG de sus capacidades operativas, dejaría a
la población sin asistencia y a los occidentales sin la posibilidad de controlar, aunque
sea escasamente, las armas de Saddam. Los expertos franceses consultados anoche por
Página/12 hacían un balance extremadamente pesimista de la situación. Para el director
del Instituto de Investigaciones Estratégicas e Internacionales, el IRIS, Pascal
Bonniface, ningún problema político o estratégico queda resuelto con la
intervención norteamericana. Saddam Hussein permanecerá en el poder y el embargo
seguirá vigente. El especialista francés considera que era previsible que
los norteamericanos iban a atacar sin perder tiempo en consultas con sus aliados. EE.UU se
sentía visiblemente burlado tras las crisis precedentes y quiso actuar rápido.
Bonniface estableció un lazo entre esta ofensiva y la gira por Israel y los territorios
autónomos palestinos que acaba de realizar Bill Clinton. Según el director del IRIS,
el viaje de Clinton a Gaza y Jerusalén, así como las garantías que les presentó
a los palestinos, le permitieron al presidente apartar la acusación de protagonizar una
política doble que pesaba sobre los norteamericanos. Las pruebas de buena voluntad que
les dio a los palestinos le permitieron sin dudas golpear a Irak con más facilidad.
En este contexto, Bonniface señala que EE.UU le ganó de mano al Consejo de
Seguridad. Los norteamericanos actuaron unilateralmente, sin siquiera esperar que la
reunión del Consejo terminara. De esta manera quisieron mostrar su potencia. La crisis
dura hace mucho y no terminará en seguida. EE.UU no disminuirá la presión y Saddam
Hussein va más bien a reforzar su poder. Nos hemos instalado en una crisis que se
prolongará por mucho tiempo
Esta vez París parece sentirse traicionada por Richard Butler. Medios diplomáticos
destacan en la capital francesa que durante la visita que realizó a Francia hace unas
semanas, el jefe de la UNSCOM dejó bien claro dos cosas: una, que el informe que
presentaría abriría la vía para el examen global de las sanciones que pesan sobre
Bagdad; dos, que en ningún caso la negativa iraquí a entregar a la UNSCOM los documentos
especiales iba a constituir una condición para la elaboración del informe. En suma,
Butler hizo exactamente lo contrario de lo que prometió.
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