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La CGT dice que Menem no vetará el
tope a las tasas de interés

Los sindicalistas están seguros de que ganarán la pulseada a los banqueros. Pero el mismo Menem relativizó luego su promesa de no veto.

Roque Fernández, ministro de Economía, junto a Jorge Rodríguez.
En el Palacio de Hacienda confían en el veto de Carlos Menem.

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Por Claudio Zlotnik

t.gif (67 bytes) La ley que impone límites al negocio de las tarjetas de crédito volvió a generar controversias. Ayer, minutos después de entrevistarse con Carlos Menem, los máximos dirigentes de la CGT aseguraron que el Presidente les había prometido que no iba a vetar la norma sancionada la semana pasada en el Congreso. Sin embargo, fue el propio Menem quien horas más tarde desmintió a la cúpula cegetista afirmando que la supuesta promesa nunca existió. A la vez, la Secretaría de Industria, la misma que está preparando los fundamentos del veto, difundió un nuevo ranking de tarjetas, en el cual se observan las elevadísimas tasas que cobran los bancos.
El contrapunto protagonizado por el jefe de Estado y la CGT pone en evidencia las presiones cruzadas que vienen impulsando distintos sectores en favor y en contra de la ley que fija topes a las tasas de interés que cobran los bancos por la utilización de los plásticos y por las comisiones que las emisoras de tarjetas fijan a los comercios.
“Muchachos, yo pienso igual que ustedes; no hay que vetar la ley. Estoy cansado de pedirles a los banqueros que bajen las tasas de interés y no hacen nada”, les dijo Menem a Rodolfo Daer y a Armando Cavalieri durante el encuentro matutino en la Casa de Gobierno. En esa versión coincidieron ante Página/12 miembros de la CGT como un colaborador de uno de los ministros presentes en la reunión. Sin embargo, después de que Daer y Cavalieri anunciaran con bombos y platillos que Menem estaba dispuesto a dejar la ley tal como salió del Congreso, el primer mandatario negó a la agencia Infosic su decisión de no vetar la norma. “No hay nada de nada, yo no he dicho eso”, señaló cuando le preguntaron sobre la supuesta promesa. Por la noche, enterado del desplante presidencial, Cavalieri repitió ante este diario lo que había afirmado por la mañana: “Menem nos prometió que no va a vetar la ley. No puede ser que cuando uno va a poner plata al banco le paguen el 8 por ciento anual de interés, y después le cobren el 50 por ciento a la gente”, aseveró.
A partir de que una ley ingresa en la Casa de Gobierno, el Presidente dispone de diez días hábiles para vetar o promulgarla. Pero, hasta anoche, la norma que pone topes a las tasas de las tarjetas no había ingresado a la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia. “El retraso no tiene ninguna intencionalidad política. Está trabada en el Congreso en una instancia burocrática”, comentaron a Página/12 en la Rosada.
Las presiones de los bancos para evitar la regulación del mercado de los plásticos cada vez es más fuerte. Anteayer, Eduardo Escasany (de Adeba y el Galicia), Julio Gómez (de Abra) y Manuel Sacerdote (BankBoston) intercedieron ante Pedro Pou, el titular del Central, para que la ley sea vetada. A mediados de año, Menem sostuvo durante la convención de Adeba que desecharía la iniciativa. “Hasta tanto la ley no se promulgue, las esperanzas siguen intactas”, comentaron los banqueros.
En medio del fuego cruzado, la Secretaría de Industria y Comercio difundió ayer el ranking de tasas que cobran las entidades para financiar el consumo con tarjetas. De la lista surge que la tasa promedio del sistema llega al 44,3 por ciento en pesos y al 25,6 por ciento en dólares. Como la ley impone que los intereses nunca podrán superar en un 25 por ciento a los que los bancos cobran por los préstamos en pesos sin garantía real, se calcula que la tasa máxima para la financiación en pesos rondaría el 32 por ciento anual, doce puntos por debajo a la media que hoy pagan los consumidores.

 


 

LA PRODUCCION BAJO UN 4 POR CIENTO EN NOVIEMBRE
Confirman otra caída en la industria

t.gif (862 bytes) Tal como anticipó Página/12, FIEL informó ayer que la producción industrial en noviembre cayó un 4 por ciento, en relación con igual mes del año pasado. Por otro lado, aumentó la capacidad ociosa y la acumulación de inventarios en las empresas. Según la encuesta, la mayoría de los empresarios no espera cambios en el contexto recesivo. “Por quinto mes consecutivo se observa una retracción en la tendencia de la demanda”, destaca el comunicado.
Con estos números, para FIEL, en lo que va del año, la producción industrial aumentó sólo 2,2 por ciento, pero lo más probable es que cierre 1998 con un crecimiento aún menor: 1,7 por ciento. El año pasado el incremento de la producción había sido superior al 10 por ciento.
La baja en el nivel de actividad se explica por el derrumbe de la producción automotriz (más del 30 por ciento en noviembre), afectada por la retracción de ventas en el mercado local y en el brasileño. Pero también por el menor nivel de actividad en los sectores productores de bienes intermedios (como la siderurgia), golpeados por la caída de precios internacionales. En noviembre, además, hubo una baja en la producción de los bienes de consumo durable en general, influenciados por el encarecimiento del crédito, motivo éste que ya había detenido la fuerte expansión de la primera parte del año de la construcción.
“Todos los sectores califican a la tendencia de la demanda como desalentadora y todos presentan stocks por encima de los deseados”, destaca el informe. “Para el corto plazo, las distintas ramas industriales esperan que continúen cayendo los precios de sus productos, en especial en el sector productor de bienes durables”, agrega.
De los empresarios encuestados, el 82 por ciento no espera cambios en el corto plazo; el 10 por ciento cree que la situación empeorará, mientras que el 8 por ciento restante espera que sus ventas mejoren.

 

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