Por Mónica Flores Correa desde Nueva York
Estados Unidos
lanzó ayer una segunda lluvia de misiles sobre Irak, estimada por fuentes del Pentágono
en más de 300 Tomahawks, continuando así el ataque sostenido que, según opinan algunos
observadores, podría tener como objetivo final el derrocamiento de Saddam Hussein. En un
día signado por la agitación y el clima de extraordinaria crisis, interna y externa,
Bill Clinton salió al cruce de las severas críticas recibidas por el momento elegido
para el operativo, previo a la votación del impeachment que ahora será
hoy, sosteniendo que hubiese sido un desastre si la superpotencia no
hubiese actuado militarmente, permitiendo que el dictador de Irak rearmase su arsenal de
destrucción masiva. Dijo también que la acción bélica no se verá afectada por el
drama político que tiene lugar en el Congreso, donde los republicanos quieren votar la
iniciación de su juicio de destitución. Vamos a cumplir con esta misión,
enfatizó, mientras los B-52 norteamericanos y los Tornado británicos desataban una nueva
tempestad de fuego sobre Irak, que derivó en 5 muertos anteayer y 25 ayer.
En el Capitolio, los líderes republicanos decidieron no seguir con las dilaciones y
comenzar hoy el debate en la Cámara de Representantes para acusar formalmente a Clinton
de haber cometido crímenes graves y ofensas, según reza la figura
constitucional del impeachment. Una encuesta de la cadena CBS reveló que el
80 por ciento de los norteamericanos consultados estaba de acuerdo con el Operativo Zorro
del Desierto, como se ha denominado la acción contra Irak. Otra encuesta, realizada por
la cadena ABC, indicó que sólo un 30 por ciento consideraba que el ataque era un intento
de posponer la votación en la Cámara.
En una conferencia de prensa, el secretario de Defensa William Cohen explicó que el
objetivo de las acciones aéreas es disminuir el poderío militar iraquí en armas
químicas y biológicas, que amenaza a los países vecinos. Indicó también que se
llevaran a cabo otros ataques antes de que esta campaña concluya, posiblemente
dijo este fin de semana. Cohen describió los informes acerca del
bombardeo inicial, llevado a cabo el miércoles, como alentadores. Y rechazó las
especulaciones de que EE.UU. y Gran Bretaña tendrían como blanco específico a Saddam y
a su familia. Nuestros blancos son militares o relacionados con lo militar; punto y
aparte, remarcó. Según información proveniente de Bagdad, la casa de una hija de
Saddam había sido bombardeada.
Previamente, Cohen había alertado acerca de la posibilidad de ataques terroristas en
represalia, que podrían ocurrir ya sea en territorio norteamericano o en dependencias
estadounidenses en el extranjero.
Desplegando una serie de fotografías donde se apreciaba el antes y el
después de los objetivos bombardeados, en cuyo después no
quedan más que escombros, el general Henry Shelton, jefe del Estado Mayor Conjunto
dijo en la misma reunión de prensa que en el primer raid, más de 200 misiles cruceros
habían hecho impacto sobre 50 blancos. Entre estos objetivos figuraron locales de
almacenamiento y fábricas de armamentos, cuarteles de las fuerzas de seguridad iraquí e
infraestructura de defensa. Según el general, todavía estaba llegando información
acerca de los resultados del primer bombardeo que mostraba que muchos de los ataques
habían sido exitosos o más exitosos de lo que se esperaba. Otros no lo fueron
tanto, dijo sin dar otros detalles.
En el Congreso, la Cámara de Representantes aprobó una resolución de apoyo a las tropas
que participan en el Operativo Zorro del Desierto.Continuaron las críticas contra el
momento elegido por Clinton para castigar a Saddam por no someterse a las inspecciones de
las Naciones Unidas. Pero el tono de los desacuerdos fue bastante más moderado que el que
se había oído el miércoles. Pero si bien el clima de suspicacia no se modificó,
prevaleció cierta contención en los comentarios negativos. En una entrevista radial, por
ejemplo, un legislador de Long Island que dijo que iba a votar en favor del
impeachment, puntualizó que prefería abstenerse de dar su opinión sobre la
fecha elegida para el ataque. Lo único que quiero expresar es mi apoyo por los
hombres y mujeres de nuestras tropas que están en el Golfo, dijo.
Newt Gingrich, el presidente saliente de la Cámara de Representantes, también destacó
ante los legisladores la necesidad de presentar un frente nacional unido, enfatizando que
más allá de los debates internos que tengamos, nosotros somos una nación
preparada para liderar al mundo.
Reflexionando acerca de la absoluta falta de credibilidad que se ha ganado Clinton y que
tiñe cualquiera de sus emprendimientos, el New York Times, sin embargo, también dio el
apoyo al ataque en un editorial. Vista fuera del prisma del impeachment,
la decisión de lanzar los misiles de crucero contra Irak estuvo plenamente
justificada, comentó el matutino más influyente del mundo occidental. Y agregó:
Ante la perspectiva de que Bagdad reconstruyese su arsenal de armas tóxicas
mientras los inspectores de Naciones Unidas estaban atados de manos, Clinton y el primer
ministro Tony Blair de Gran Bretaña no tuvieron otra opción que recurrir a la fuerza
militar para destruir parte de la industria armamentística iraquí.
No obstante, la credibilidad en harapos de Bill Clinton ha condenado este ataque a la
sospecha. De poco han servido sus protestas al señalar: No creo que ninguna persona
seria crea que un presidente puede hacer algo así. La duda de que Clinton atacó a
Irak en un intento de detener lo que el propio New York Times definió en un editorial
como un golpe de estado constitucional contra él, y que para ello recurrió a
la perversa, pesadillesca ecuación guerra versus golpe de estado, aparecerá
siempre, inexorablemente, en toda descripción que en el futuro se haga de su presidencia.
OPINION
Un lugar común
Por Alberto Ferrari |
Cualquier
parecido con la realidad es simplemente inevitable. Agudo final, recuerdo, de una
película que mostraba los métodos policiales y periodísticos alemanes. Debió incluirse
en Wag the dog, como lo confirma esta tercera reedición de sexoguerra. Por eso ayer no
quise comentar el repetido y aburrido programa de CNN en vivo y en directo. ¿Qué
decir, que París se parece a Buenos Aires?, justificaba una muy vivida dama inglesa
su negativa a escribir memorias: lo único peor que el lugar común es el lugar común
solemne.
Y el lugar común se derramó en Washington y en el mundo, en sus dos versiones. La
sencilla dice que se ordena un bombardeo para frenar la destitución. La elaborada habla
del dilema de Clinton: Si actúo, me acusan de reeditar el film; si no actúo, me
imputan que Saddam me tiene agarrado de las lewinskis porque trato de soslayar el
film. ¿Es así la realidad? Depende. ¿Qué realidad? ¿La evidente, la Tierra no
se mueve? ¿O la de Galileo?
En defensa de sus lewinskis Clinton desafió con el electorado y ganó. Los expertos
explicaron que desde Roosevelt el partido gobernante no gana estas elecciones
parlamentarias. Aumentaron los votantes, se confirmaron las encuestas, el país está con
Clinton y se acabó la destitución, sentenciaron.
Ante la derrota republicana, la reacción fue la normal en una democracia electoral y la
expresó el fundamentalista jefe republicano Newt Gingrich: vox populi y yo me voy.
Hablaron los expertos: Clinton confirmado, los republicanos dedicados a reconciliarse con
el electorado, vía libre a Gore para la Casa Blanca y para Bush hijo, con su pasado
tenebroso, como nuevo líder de un Partido Republicano sin ayatolas. Todo confirmado por
la elección de un liderazgo opositor moderado.
Sin embargo, ante la sorpresa general la destitución avanza. ¿Falló la realidad?
En las últimas elecciones votó el 37 por ciento. ¿De qué? De un padrón electoral de
inscripción voluntaria, muy reducido con relación al nuestro, por lo que no parece
exagerado rebajar la asistencia a menos del 25 por ciento. Entonces, la poderosa derecha
que jaquea a todos incluyo al mundo no pasa del 10 por ciento de los
norteamericanos mayores de 18 años.
Primera observación. Paradójico: el éxito de esa derecha en destruir la vida cívica ha
sido tan grande, que cuando un pequeño número de afroamericanos, hispanoamericanos, o
progreamericanos despierta del sopor con algún escándalo, como ocurrió con el de las
lewinski de Clinton, ese desbalance basta para que la derecha pierda y se altere la
realidad electoral.
Segunda. ¿Qué realidad electoral? La de, a lo sumo, uno en cuatro, o sea un apoyo a
Clinton de no más de uno en ocho. Ante esa realidad electoral, ¿qué sentido tiene
someterse a la vox populi? ¿Qué populi? ¿Cuatro o cinco marginales más? Esto deben de
haber pensado los moderados republicanos cuyo objetivo no es diferente al de
los ayatolas: volver a la Casa Blanca, fuente de la miel. La diferencia con Clinton es de
180 grados: Clinton quiere quedarse. Y, además, no quiere que sean sus amigos quienes le
corten las lewinskis si moderados o ayatolas logran frenar a Gore, que es en definitiva el
objetivo republicano.
¿Y las encuestas? Las encuestas son primas hermanas de la publicidad y de los efectos
especiales y los tres el instrumento de despolitización. ¿Cómo, entonces, arrodillarse
ante las encuestas? La repetición y el tiempo todo lo pueden, como enseñaba Eduardo
Wilde en una página que se hizo polémica más de medio siglo después de escrita:
El chocolate Perón es el mejor chocolate.
¿Qué muestra la nueva edición de la sexoguerra? Que en la contradicción en los
términos que es una representación sin representados todo es posible: sexoguerra o
destitución o Reagan o presidente con Alzheimer o invasión a Panamá o Irangate. En
otras palabras, muestra el resultado de la desaparición de la política, que ha hecho del
pueblo norteamericano la informe y descerebrada masa actual: no es mi opinión, sino la de
Wag the dog. Un lugar común. |
Rusia en alerta roja llamó a su embajador
Con una
retórica y un impulso que intentan resucitar los años de la Guerra Fría, el gobierno de
Rusia movilizó unidades de su marina y su aviación en condena al ataque
anglonorteamericano contra el régimen de Saddam Hussein y llamó a su embajador en
Estados Unidos, Yuri Vorontsov, para consultas. El presidente Boris Yeltsin
acusó a Washington y a Londres de violar groseramente los estatutos de la ONU
con el ataque, que socava la seguridad internacional. La Duma (Cámara baja
del Parlamento ruso), dominada por los comunistas, aprobó una resolución por la que
calificó a los ataques de terrorismo internacional.
Términos como confrontación total, agresión y revisión
de relaciones volvieron a oírse de boca de funcionarios rusos que antes fueron
funcionarios soviéticos. El primer ministro ruso Yevgueni Primakov, ex jefe del KGB,
sostuvo que la nueva crisis ha confirmado con toda claridad que Rusia es el líder
de las fuerzas sanas del mundo que defienden la supremacía del Derecho. Yeltsin,
quien según el Kremlin no durmió en toda la noche, conversó por teléfono
con varios líderes europeos, aunque es significativo que consideró
innecesario comunicarse con el presidente norteamericano Bill Clinton. Sin
embargo, Primakov le habría comunicado por teléfono al vicepresidente norteamericano Al
Gore el llamado para consultas de su embajador. Fuentes oficiales informaron que en el
Kremlin se plantea un viaje de Ivanov a Bagdad para convencer a Saddam de que reanude sin
restricciones su colaboración con la misión de desarme de la ONU.
El pedido más severo fue el del líder ultranacionalista ruso Vladimir Zhirinovski, quien
exigió un ataque nuclear preventivo contra Estados Unidos. Lo más lejos que
se llegó en escuchar las demandas de Zhirinovski fue que unidades de la aviación y de la
marina rusas recibieron la orden de mantenerse preparadas a cumplir en el más breve
plazo las misiones que podría encomendarles el jefe de Estado. La noticia fue dada
por la agencia Interfax, que citaba fuentes del Ministerio de Defensa, pero fue incapaz de
precisar la cantidad de unidades o dónde están ubicadas.
La Duma solicitó el levantamiento unilateral del régimen de las sanciones contra Irak
lo que permitiría a la alicaída economía rusa comerciar con el régimen de
Bagdad, que le debe 7000 millones de dólares a Moscú. Por su parte, el líder del
Partido Comunista Guennadi Ziuganov afirmó que la responsabilidad final de los ataques
contra Irak es de Boris Yeltsin, según él culpable de haber provocado el hundimiento de
la URSS, que era la única potencia capaz de hacer frente a Estados Unidos.
El canciller Ivanov logró evitar que la Duma votara una negativa explícita a ratificar
el tratado de desarme nuclear Start II, principal asignatura pendiente entre Washington y
Moscú. No soy un idiota como para defender la ratificación del tratado cuando hay
bombardeos, dijo el número dos del gobierno, Igor Masliukov, pero coincidió con
Ivanov en que Rusia, con sus arsenales obsoletos, necesita más que nadie la
aprobación del acuerdo. La ratificación del Start II por el Kremlin es la condición
clave de Washington para apoyar las peticiones de Rusia de recuperar importantes
créditos, suspendidos por organismos financieros internacionales tras el
crack ruso del pasado mes de agosto.
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