Por Santiago Rodríguez
Ana María Careaga
pretendió indagar al intendente de Villa Mercedes, Alberto Cangiano, por un presunto
hecho de corrupción. Entonces era jueza del Crimen de esa ciudad puntana. Ayer dejó de
serlo y podría terminar presa: además de destituirla e imponerle una inhabilitación por
quince años para ocupar cargos públicos, un tribunal adicto al gobernador Adolfo
Rodríguez Saa ordenó que se la investigue por abuso de autoridad, prevaricato,
privación ilegítima de la libertad y atentado al orden constitucional. Curiosa
imputación esta última para San Luis, donde Rodríguez Saa hace lo que quiere y su
voluntad política es ley. Por eso, los diputados Juan Pablo Cafiero y Diana Conti
pidieron la intervención federal de esa provincia y, al igual que el Centro de Estudios
Legales y Sociales (CELS), denunciaron la destitución de Careaga como un caso de
persecución política.
Esto es una muestra más del absolutismo monárquico que impera en San Luis, donde
hay un solo mandamás, los soldaditos acatan y a los rebeldes se los expulsa del
sistema, opinó Careaga poco después de convertirse en la segunda jueza destituida
en esa provincia durante el último mes. La anterior fue Adriana Gallo, a quien se la
separó del cargo por la misma razón que a Careaga: ser independiente al régimen de
Rodríguez Saa.
La condena impuesta a Careaga supera la sanción que había solicitado la procuradora
general Diana Bernal, quien si bien reclamaba la destitución de la magistrada, sólo
pedía que se la inhabilitara para ocupar cargos públicos por seis años. El jurado de
enjuiciamiento encabezado por apoderado de Rodríguez Saa y presidente del Superior
Tribunal de San Luis, Carlos Sergnese no sólo elevó esa inhabilitación, sino que
ordenó a la Justicia que investigue a Careaga por entender que cometió diversos delitos
en el ejercicio de sus funciones.
Es preocupante esta acusación ya que así como fue destituida e inhabilitada en
base a cargos insostenibles, es de esperar que el juez que entienda en la causa no dude en
procesarla y detenerla en los próximos días, advirtió el CELS. Señaló también
que quedó demostrado que la intención de este jury fue tender un manto de
impunidad a los actos de corrupción y apartar de su cargo a los jueces independientes de
la provincia porque ahora pocos jueces se animarán a promover investigaciones
penales a funcionarios públicos, si con ello ven amenazada la estabilidad de sus cargos y
hasta su propia libertad.
Es que el origen del proceso que acabó con la destitución de Careaga fue la decisión de
la magistrada de citar a indagatoria a Cangiano por las irregularidades en que habría
incurrido al contratar en forma directa un servicio de estacionamiento medido para Villa
Mercedes. Entonces, el intendente se arrogó fueros que no tiene y acusó a la jueza de
militancia política, por su respaldo a una carta en la que el Colegio
Público de Abogados puntanos había denunciado que Rodríguez Saa controla la Justicia y
la prensa en forma totalitaria.
Alberto Bovino, miembro del equipo de abogados del CELS que asumió la defensa de Careaga,
calificó como una aberración jurídica la sentencia de destitución. El
jurado integrado en forma inconstitucional por ex funcionarios del gobierno puntano
y diputados obedientes a Rodríguez Saa señaló en su resolución que Cangiano
cuenta con fueros que impedían a la Justicia citarlo a declarar y que la jueza se
excedió también en sus funciones al avalar la carta del Colegio Público de Abogados.
En San Luis no está garantizada la forma republicana de gobierno y urge
reestablecerla mediante una intervención de breve plazo, advirtieron Cafiero y
Conti. Ambos legisladores del Frepaso que acompañaron a Careaga durante la lectura
de la sentencia en su contra denunciaron también que una nueva ley impulsada por
Rodríguez Saa obliga a todo particular que pretenda denunciar a un funcionario a
depositar previamente una fianza equivalente al doble del salario del funcionario
sospechado. Al repudio por la destitución de Careaga se sumó la también diputada
frepasista Marcela Bordenave.
FUE DESTITUIDO E INHABILITADO, SERA PROCESADO
POR COHECHO
Alsina, el juez sacapresos, condenado
Por Laura Vales
El camarista Eugenio
Alsina, acusado de integrar una banda de sacapresos, fue destituido e inhabilitado de por
vida para ocupar cargos públicos. De nada sirvieron los insólitos argumentos de su
defensor, que alegó que el juez padece un trastorno psíquico en su personalidad y
se cree Dios. El tribunal de enjuiciamiento, por unanimidad, lo encontró
culpable de los delitos de abuso de autoridad, violación de los deberes de funcionario
público, prevaricato y falsificación de documentos. El fallo será apelado por sus
abogados ante la Corte Suprema. Alsina está siendo investigado en una causa penal por el
delito de cohecho; por eso, si la destitución queda firme, le espera una segura orden de
detención.
Eugenio Alsina era un magistrado muy conocido en Lomas de Zamora y La Plata, donde fue
juez de primera instancia. En 1984 asumió como integrante de la Sala II de la Cámara de
Apelaciones en lo Penal de Lomas. En los últimos años, varios jueces de ese departamento
comenzaron a notar que sus condenas eran revocadas cuando llegaran al tribunal que
integraba Alsina. El caso que llevó a la destitución del magistrado comenzó en 1996,
cuando la jueza Silvia González y el fiscal Pablo Pando recibieron una denuncia contra
los abogados Alfredo Marenzi, Cristian Vázquez y José López, tres profesionales
sumamente exitosos a la hora de lograr que presos con condena recuperaran la libertad. Un
canal de televisión los filmó con cámaras ocultas mientras negociaban la liberación de
detenidos con sus supuestos familiares. Tras un año y medio de investigación, se
reunieron pruebas de que el grupo vendía en hasta 20 mil cada excarcelación. El falso
abogado Emir Ciani y el auxiliar judicial Mario Alvarez también fueron acusados de
integrar lo que se conoció como La banda de los sacapresos. La documentación
reunida también apuntó contra Eugenio Alsina, pero sus fueros lo salvaron de ser
procesado y detenido. Así se llegó al juicio político ayer terminó en su destitución.
En el expediente judicial quedó probado que:
Existen
irregularidades en más de 10 casos que pasaron por sus manos. Se trata de condenados por
homicidio, robo, defraudación y estafa, entre otros delitos.
Se manipuló la
adjudicación de las causas, que debe hacerse por sorteo, para que recayeran siempre en la
Sala II de la Cámara, donde estaba Alsina.
En una
computadora de esa Sala se redactó el sobreseimiento de una mujer condenada por haber
asesinado a su marido, cuando el caso todavía estaba en manos del juez de primera
instancia. Es decir, aún antes de que los camaristas pudieran siquiera leer el
expediente.
Alsina otorgó
excarcelaciones en tiempo record. En un caso leyó más de mil fojas en menos de una hora
y ordenó de inmediato la libertad de otro procesado por homicidio.
El jury que ayer lo destituyó comenzó a sesionar en la ciudad de La Plata el 30 de
noviembre pasado. Estuvo integrado por Héctor Negri -titular de la Corte Suprema
bonaerense cinco conjueces y otros tantos legisladores. En las audiencias orales y
públicas declararon sus antiguos subordinados y varios presos que confirmaron los manejos
turbios del investigado. En su defensa, Alsina denunció la existencia de un complot de
jueces y periodistas, porque casualmente estaba investigando una poderosa red que
involucraba a más de 70 funcionarios y en esos días me denunciaron. Sus abogados
defensores pidieron que lo declaren inimputable argumentando que sufre de trastornos
mentales y actuó en base a impulsos que no podía controlar. Los peritos no compartieron
el diagnóstico y aseguraron que el acusado era perfectamente responsable de sus actos.
Ayer, luego de escuchar la sentencia, Alsina adelantó cual será su estrategia. Dijo que
apelará el fallo ante la Corte Suprema de la Nación porque uno de los integrantes del
jury tenía 82 años. Si el máximotribunal rechaza su recurso, deberá enfrentar a la
Justicia Penal sin los fueros que lo protegieron hasta hoy.
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