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Por Pedro Lipcovich Ni las ratitas de laboratorio ni los seres humanos pueden tener sexo en el espacio, aunque por distintas razones; sin embargo, tanto ratitas como personas llegarán a tenerlo un día, y por la misma razón. La respuesta a este acertijo podrá encontrarse en las palabras de Kathryn Clark, jefa de proyectos científicos de la Estación Espacial Internacional, cuya construcción comenzó en la reciente misión del trasbordador Endeavour y que funcionará a pleno en el 2004. El eje de los proyectos es la situación de gravedad cero, inalcanzable en la superficie terrestre. Sobre esa condición común se desplegará un abanico de experimentos: desde nuevos microchips para computadoras hasta estudios que ayudarían a entender cómo hace el virus del sida para entrar a las células. La doctora Clark explicó también por qué la exploración espacial en realidad no es cosa de hombres... sino, mejor, de mujeres. Las personas que, por enfermedad, pasan largos períodos en cama sufren estragos en su musculatura, y estos daños son muy similares a los que empiezan a padecer los astronautas luego de unas semanas en ingravidez: estudiar lo que les sucede a los astronautas servirá para entender y atender mejor a esos pacientes empezó diciendo la doctora Clark. ¿Qué otros síntomas parecidos a enfermedades terrestres desarrollan los astronautas? Son interesantes los síntomas en los órganos del equilibrio, adyacentes al oído: mareos, náuseas. Lo que llama la atención es que, en cuanto vuelven a tierra, se componen: la investigación se centrará sobre las razones de esa mejoría, y servirá para buscar cura a las enfermedades que traen síntomas similares. ¿En cuanto a las investigaciones de ciencia básica? La estación espacial incluirá una cámara para estudios celulares que sería imposible de lograr en la Tierra. Las células, por supuesto, tienen tres dimensiones, pero habitualmente, cuando se las prepara para estudiarlas, se aplanan por efectos de la gravedad: en el espacio mantendrán su forma tridimensional, lo cual permitirá estudios mucho más precisos. Uno de los actuales caminos de investigación para enfrentar el sida se basa precisamente en buscar la localización de los receptores que, en la membrana celular, permiten que el virus ingrese... Exactamente. Uno de nuestros proyectos procura determinar la localización de los receptores que, en la membrana, permiten el ingreso a la célula de determinados medicamentos o virus. Al no estar aplanada la célula, se podrá establecer perfectamente la localización. La ingravidez también permitirá estudiar mejor las proteínas: toda la vida terrestre está construida con proteínas, y éstas cristalizan en estructuras tridimensionales. ¿Todas las investigaciones serán sobre biología? No, no. La ausencia de gravedad también permitirá avanzar en semiconductores (microchips como los que se usan en computación), en nuevas aleaciones y estudiar los fluidos: la fuerza de gravedad enmascara muchos movimientos de los fluidos, y no hay que olvidar que el planeta mismo es una masa fluida sobre la que derivan los continentes: entender los fluidos conduce a entender mejor las razones de los terremotos. ¿Habrán también estudios sobre nutrición? Claro. Un proyecto es desarrollar vegetales aptos para alimentar a la tripulación en viajes interplanetarios prolongados: buscamos plantas totalmente utilizables, sin ningún desperdicio, y que además contribuyan a producir oxígeno. Bueno, el crecimiento de las plantas es muy especial en el espacio: por la falta de gravedad, el oxígeno que ellas mismas crean nose disipa sino que se queda rodeándolas y puede llegar a sofocarlas: hay que disiparlo mediante corrientes de aire artificiales. ¿En cuanto a experimentos sobre nutrición aplicables a cura de enfermedades? Se estudiará qué combinación precisa de alimentos es la más adecuada para contrarrestar la pérdida de calcio que sufren los astronautas... y que afecta a las mujeres luego de la menopausia. ¿Habrán ensayos de procreación? Ya hemos hecho trabajos de inseminación artificial de ratones en el espacio pero nunca tuvimos el tiempo necesario para estudiar desde la concepción hasta la siguiente generación: para examinar ratitas cuyos padres nacieron ya en el espacio. Por otra parte, las ratitas en el espacio no pueden acoplarse hasta ahora porque, imagínense, la posición está determinada por instinto y, en ausencia de gravedad, no pueden agarrarse bien..., pero estamos seguros de que encontrarán la manera -sonríe la doctora Clark. ¿Y el sexo entre seres humanos, en el espacio? Bueno, no hay planes en ese sentido para los próximos años. Fíjense que las cabinas son tan pequeñas que, si dos se ponen a jugar, tendrían que jugar todos... Y especialmente no se proyectan, por razones éticas y de seguridad, experiencias de gestación en el espacio. Si una mujer astronauta se embaraza durante los preparativos, queda fuera de la misión. ¿Cómo suelen desempeñarse las mujeres en el espacio? Les resulta más fácil que a los varones. Ellos se quejan de que se les hincha el pecho, la cara, por la acumulación de fluidos a causa de la falta de gravedad. Pero las mujeres estamos acostumbradas a vivir, cada mes, cosas parecidas. En el espacio es un poco más, pero no tan diferente.
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