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Dady Brieva: “Yo me lobotomizo
con la televisión: veo de todo”

Ex Midachi y actual miembro de la troupe de "Gasoleros", el santafesino debutó como conductor en un experimento: "Agrandadytos", un programa de chicos para grandes.

Brieva conduce “Agrandadytos”, una vuelta de tuerca al tema de la tele para grandes hecha por niños.
“Honestamente, ‘CQC’ me parece lo más grande de la televisión argentina actual”, dice el ex Midachi.

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Por Cecilia Bembibre

t.gif (67 bytes) Hace unos años, “Magazine for fai” abrió un camino nuevo en el terreno de televisión infantil, en el que los chicos hacían mucho más que zarandearse al ritmo de monigotes de colores varios. Pronto, la televisión (como había hecho la publicidad hacía tiempo) los puso de moda: empezó a haber chicos en telenovelas, como noteros de magazines o comentaristas en programas deportivos. Como era previsible, nadie quiere quedarse fuera del fenómeno: desde hace unas semanas tanto Canal 13 como Telefé tienen niños participando en ciclos de su programación. “El show de Videomatch” convirtió, polémica mediante, a los chicos en las víctimas más recientes de las cámaras ocultas, con la complicidad de los padres. El 13 optó por hacer un programa de chicos para grandes: los especiales “Agrandadytos”, en los que los bajitos son reporteados, entrevistan a famosos, polemizan entre ellos, y debaten temas de actualidad. Página/12 entrevistó a Dady Brieva, conductor del programa, cuya segunda emisión –última del año–se verá hoy a las 22.
–¿Cómo eligen los chicos que participan del programa?
–Viendo el programa uno se pregunta cómo los eligieron y , sin embargo, reuniendo un grupo de chicos cualquiera es muy improbable que no surja una buena charla, si se les da el tiempo, y descubriendo cuál es su grado de “locura”. Se trata de apuntar a eso. Y estás 45 minutos charlando con un chico para que salgan al aire dos, pero generalmente son diálogos muy buenos. Estoy muy a gusto trabajando con los chicos, creo que es un tema que ver conmigo. Yo soy una especie de maestro de ceremonias; si lo que dicen ellos es interesante y tiene un buen remate, no me voy a hacer el gracioso.
–Los chicos argentinos pasan, en promedio, más de tres horas diarias frente al televisor. ¿Cómo condiciona ese dato a quien hace un ciclo infantil?
–En realidad, creo que es un programa para grandes. Incluso, cuando hablo con los participantes, me olvido de que son chicos, salvo fantasías muy puntuales como la de Papá Noel. Ellos me entienden, les exigo que defiendan sus teorías, y les hago notar sus contradicciones. Es un espacio que no había en la tele, que sale del típico esquema de programa infantil.
–¿Qué es lo que lo hace diferente a los ciclos tradicionales para chicos?
–Acá no se les dice lo que tienen que decir. Por ejemplo, en el primer programa salió una entrevista que le hicieron los chicos a Domingo Cavallo. Se presentaron los titulares, para informarlos, con un video. Y claro, casi todos lo conocían de las conversaciones que escuchaban en su casa. Sin problemas le preguntaron cosas que fueron desde ¿Menem te echó o te fuiste solo? a si cuando era chico era pelado como ahora. Estoy convencido de que todos los chicos que aparecen acá son representativos. Y a veces tratar este tipo de temas hace que la conversación que comenzó en la tele pueda seguir en la casa, en familia.
–¿Qué pasó con el proyecto del programa para las medianoches, que iba a producir Adrián Suar?
–Está en estado muerto. Era imposible cumplir con la idea de que fuera todas las medianoches, y aunque a mí me gustaba, era imposible coordinarlo con la grabación de “Gasoleros”.
–¿Tiene una teoría sobre el éxito de “Gasoleros”?
–Tengo una explicación numeral para ese éxito: 5 días a la semana, 21 a 22, de 7.30 de la mañana a 7.30 de la tarde, unidad 1 y 2, con 40 personas cada una. 30 actores, 45 minutos para comer, 33 escenas por día y 30 puntos de rating. Tantos números hablan de mucho trabajo. Siendo un empleado de Pol-Ka, estoy muy orgulloso de eso. Creo que este programa terminó sin habérselo propuesto con el mito del unitario.
–¿Cuál era ese mito?
–Que la televisión de calidad consistía en que Doria hacía un unitario una vez por semana, se ponía una luz, se iban a tomar un café...Y ahora eso se hace todos los días, es casi como hacer cine todos los días. La gente no se da cuenta de eso, pero para los que hacemos televisión es muy importante.
–¿Usted ve televisión, además de trabajar en ella?
–Me lobotomizo con la tele. Veo de todo: los partidos de fútbol, noticieros, “Gasoleros”. Honestamente, “CQC” me parece lo más grande de la televisión argentina actual.
–¿Por qué no hay, prácticamente, programas de humor en pantalla?
–Bueno, está “Rompeportones”...Aunque es verdad que no hay ejemplos de género humorístico como había hace un tiempo. Están de moda esos programas que tienen un poquito de todo: los futbolistas conducen, hacen sorteos, cuentan chistes...Hay como un tenedor libre. Creo que el humor no se extraña tanto porque aparece en algún comentario, algún chiste. Como televidente, extraño ver en pantalla a los humoristas. Pero algo debe pasar: en un n país como este, en que todos se hacen los humoristas, es como un cabaret donde todos están en bolas: la sugestión de mostrar una teta, queda como antigua.
–¿Extraña las épocas del éxito masivo con los Midachi?
–No. Tengo un hermoso recuerdo, creo que no se puede hablar de la historia de humor en la Argentina sin mencionar a Midachi. Pero ya no había anfetamina que alcanzara para hacer esa vida.

 

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