Por Mónica Flores Correa desde Nueva York
Los estallidos del
tercer bombardeo sobre Irak sonaron particularmente remotos en Estados Unidos,
notablemente irreales, mientras los norteamericanos concentraban ayer su atención en el
debate de la Cámara de Representantes, cuya votación decidirá hoy si este cuerpo acusa
a Bill Clinton de haber cometido serios delitos y ofensas en las implicancias
jurídicas del sexgate y, por lo tanto, si el caso pasa al Senado para que
éste inicie el juicio de destitución de este presidente. La sesión tendrá un
ingrediente inesperado de drama: Hillary Clinton se dirigirá a la bancada demócrata
antes de la votación.
A decir verdad, toda la atmósfera estuvo impregnada de una brisa de irrealidad, de cuento
algo fantástico y grotesco, en esta instancia extraordinaria en la que el país se
encuentra consumido por una doble crisis, doméstica y externa. Uno de los clímax de la
historia, por lo peculiarmente absurdo, pareció alcanzarse en la noche del jueves, cuando
el electo presidente de la Cámara de Representantes Robert Livingston informó
públicamente que había cometido adulterio varias veces, sin explayarse, por cierto,
acerca del número de escapadas. Ayer, el republicano Livingston presidió el debate donde
sus correligionarios abogaron por el juicio a William Jefferson Clinton, sosteniendo que
su delito no era el affaire sexual con Monica Lewinsky sino el perjurio y la obstrucción
de justicia en los que había incurrido a partir de esa aventura. Por primera vez, la Casa
Blanca, a través del vocero Joe Lockhardt, dijo que el objetivo de un grupo de
legisladores conservadores era expulsar al presidente. Luego vendrá la presión
para que renuncie, advirtió Lockhardt. Hillary Clinton hizo un llamado a la
reconciliación y dijo que la gran mayoría de los estadounidenses compartían su
aprobación y su orgullo por el trabajo que el presidente ha hecho en este
país. El presidente demócrata pasó la jornada calificada de
histórica en el monitoreo del operativo bélico en Irak.
Esta es la primera vez después de 130 años que la Cámara de Representantes debate un
impeachment presidencial. En febrero de 1868, la Cámara votó la iniciación
del juicio de Andrew Johnson, que comenzó en el Senado un mes más tarde, pero la Cámara
alta finalmente no lo destituyó. En la década del 70 y debido al Watergate,
Richard Nixon renunció, negándose a someterse a la humi-
llación de la votación en la Cámara y del impeachment.
Emocional, cargada por momentos de mucho enojo, intensamente partidista y con argumentos
que algunas veces fueron interesantes pero que tambien -otras veces pecaron de
banales, fue la sesión parlamentaria que empezó a la mañana y terminó a las 10 de la
noche. Con el apoyo extrapartidario del ex presidente Gerald Ford y del ex senador y
contendiente de Clinton en la ultima campaña presidencial Bob Dole, los demócratas
habían pedido y lo reiteraron ayer que haya un voto de censura a Clinton en
reemplazo del impeachment. Pero los republicanos se negaron a aceptar esa moción,
argumentando que la figura de censura no es constitucional. Uno de los
legisladores demócratas recordó en su pronunciamiento que, pese a la opinión opuesta de
los republicanos, 14 de 19 expertos constitucionalistas habían dicho que la censura
podía ser una alternativa válida para sancionar al mandatario.
Dick Gephardt, jefe de la minoría demócrata, fue uno de los primeros en hablar, rogando
casi a la oposición que permitiese que Clinton fuesecastigado con la censura, a fin de
ahorrarle al país, dijo, el espectáculo de un juicio en el Senado, en el que el centro
de las acusaciones serán los esfuerzos presidenciales por ocultar la relación sexual con
Monica Lewinsky. Pero los republicanos, alegando reiteradamente que la cuestión que se
discutía no era el adulterio sino las mentiras en los testimonios de Clinton, se
esforzaron en subrayar que su intento acusatorio era para demostrar que nadie,
ningún individuo, por alto que sea su cargo, está por encima de la ley. Claro que
en ningún caso quedó claro en qué punto había habido daños a la nación desprendidos
del comportamiento de Clinton. Más allá de los argumentos, la fuerza de los números
parecía ayer imponerse con una mayoría republicana en favor de juzgar a Clinton. Charles
Schumer, legislador demócrata de Nueva York, admitió que si no ocurre un
milagro, los conservadores lograrán salirse hoy con la suya y el Senado iniciará
pronto el juicio, basándose por lo menos en uno de los cuatro artículos de la acusación
de la Cámara baja. Estos puntos o artículos son perjurio ante el grand jury en el
testimonio que diera Clinton en agosto, perjurio también en el testimonio que hiciera en
la demanda por acoso sexual de Paula Jones, obstrucción de justicia y falso testimonio en
las respuestas a la Comisión de Justicia del Congreso.
En un sondeo telefónico realizado por la agencia AP, 209 legisladores dijeron que
votarán en favor del impeachment, mientras que 198 congresistas indicaron que
lo harán en contra. Hubo 21 representantes que dijeron no tener aún una decisión tomada
y 7 dijeron que no responderían. Entre los indecisos o que no contestaron, figuraron 8
demócratas y 20 republicanos. George Miller, demócrata de California, que se opone al
juicio, no estará presente porque está recuperándose de una operación quirúrgica.
Al concluir la mañana, sólo dos legisladores habían anunciado que sus votos no
coincidirían con la mayoría de su partido. Paul Mc Hale de Pennsylvania se autodefinió
como un demócrata profundamente desencantado y dijo que votaría por el
impeachment. En la otra punta del espectro, el republicano Peter King de Nueva York dijo
que si bien condenaba la conducta de Clinton, ésta no merecía un juicio de destitución
porque no había habido un abuso de poder directo... un crimen comparable a la
traición o el soborno.
Analistas políticos en la TV comentaron que los cambios de opinión en los legisladores
no favorecían necesariamente a Clinton. Uno de los observadores señaló que algunos
representantes habían decidido no votar por el juicio de destitución pero, en
cambio, exigir la renuncia del presidente. Con amigos así, ¿quien necesita
enemigos?, reflexionó un analista.
LOS NOTABLES OPINAN SOBRE EL JUICIO
Barbra & Bob & Theodore &...
Estas son
algunas de las opiniones fuertes que dan vuelta en Estados Unidos sobre el
impeachment:
Bob Dole, ex
senador: como candidato republicano a la presidencia en 1996, el ex senador Bob Dole
argumenta en una columna de opinión publicada por The New York Times que una
solución razonable para el conflicto del impeachment pasaría por
una resolución conjunta del Senado y la Cámara de Representantes, consensuada por
republicanos y demócratas, para censurar al presidente Bill Clinton. Dole, que se ha
pronunciado a favor de que la Cámara de Representantes vote el impeachment,
propone que el Senado castigue al presidente con una censura a su conducta en
lugar de con un voto de destitución, a través de un complejo procedimiento parlamentario
que, en cualquier caso, debería ser aceptado por Clinton.
William
Buckley: escritor, analista político y editor, plantea en las páginas de The New York
Times los siguientes argumentos a favor del proceso de destitución de Clinton:
1. Su conducta fue vergonzosa; defraudó a los tribunales y al pueblo...
2. El indignado interés que atrajo sobre sus acciones agrava su
culpabilidad...
3. Su defensa está basada en argumentos semánticos y legalistas.
4. La oposición popular al impeachment es real, pero también el pueblo
se opuso a la abolición de la esclavitud.
5. La verdadera prueba de la estabilidad constitucional es la de su utilidad para
que el país se pueda liberar de una mal entendida fe en un líder indigno.
Barbra
Streisand: la actriz y cantante, como muchas otras estrellas de Hollywood, no ha dudado en
pronunciarse sobre la actitud de los parlamentarios norteamericanos ante la votación del
impeachment. Quién podría imaginarse que íbamos a vivir en una época
en la que los que han sido elegidos para ocupar un cargo público descuelgan sus
teléfonos y desconectan sus terminales de fax para ignorar la voz del pueblo
norteamericano. La artista insiste en sus críticas a la actitud de los
congresistas: Durante los próximos días, nuestros cargos electos tienen la
oportunidad de demostrar al pueblo que están por encima de las peleas partidistas y
respetan la Constitución.
Theodore
Sorensen, asesor de Kennedy: Respeten 43 millones de votos. Theodore Sorensen,
que fue asesor del asesinado presidente John F. Kennedy, reconoce de entrada: Mentir
bajo juramento, incluso sobre asuntos de sexo, es una actitud indefendible. Pero
también advierte que no puede justificarse por ello que el partido que perdió las
últimas elecciones presidenciales intente anular el voto de 43 millones de
personas. Los comportamientos partidistas se han desbocado en Washington, y de
ello tiene gran culpa la influencia de Newt Gingrinch (ex líder republicano) y de la
extrema derecha religiosa, agrega. Pero tampoco tengo dudas de que el
presidente es responsable de lo ocurrido. Hace falta valor para poder permanecer
neutral.
Thomas E.
Cronin: En gran parte, veo una especie de venganza de los republicanos, sobre todo
por Richard Nixon, analiza Thomas Cronin, rector de la Universidad de Whitman
(noroeste de EE.UU.) y especialista en temas de la presidencia norteamericana.
Tercer día de furia, bombas e
incertidumbre
 La salida
de la Luna hizo sonar ayer en Bagdad las salvas de cañón para saludar el inicio del mes
sagrado musulmán de Ramadán; y al mismo tiempo se escucharon las sirenas de alarma que
indicaban el comienzo de la tercera tanda de ataques anglonorteamericanos contra Irak.
Luego de cinco series de bombardeos durante toda la noche, no se conocían detalles de
daños y víctimas. Estados Unidos afirmó que fueron alcanzados 18 instalaciones
militares y 19 sitios donde se alojarían armas de destrucción masiva, pero la
organización humanitaria Caritas informó que también fueron atacados varios hospitales
de Bagdad y el Pentágono admitió que uno de los blancos fue una refinería de petróleo
en el puerto de Basora, a 500 kilómetros de la capital iraquí. El presidente iraquí
Saddam Hussein pidió a su pueblo que resista a los enviados de Satán. El
secretario de Defensa norteamericano, William Cohen, dijo que los ataques no serán
afectados por el comienzo del Ramadán, pero fuentes del Pentágono dijeron que hoy
podría terminar la operación Zorro del Desierto.
Las autoridades iraquíes afirmaron que varias universidades también habían sido
bombardeadas y la Caritas informó que entre los hospitales bombardeados figura el Saddam
Hospital, el mayor del país, y que sólo quedan dos hospitales en Bagdad capacitados para
recibir heridos. Fuentes militares en Londres confirmaron la información y señalaron que
los hospitales pueden ser blancos legítimos si esconden armas. Otro de los
puntos atacados fue una refinería de petróleo en el puerto de Basora, a 500 kilómetros
de Bagdad. El viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz, dijo que esto prueba que los
objetivos de los bombardeos no se limitan a puntos militares o de seguridad. Cohen
explicó que ha sido un ataque muy limitado a una instalación que estaba
proporcionando crudo ilegal.
Hasta el momento, el balance oficial difundido por Bagdad contabiliza 25 muertos y 75
heridos, las mismas cifras dadas a conocer el jueves luego de la segunda tanda de ataques.
El bombardeo de ayer se inició con una incursión de los aviones Tornado de la Real
Fuerza Aérea británica (RAF), que hicieron blanco sobre la artillería antiaérea
iraquí, y luego los bombarderos norteamericanos y los misiles Tomahawk disparados desde
el Golfo Pérsico continuaron con el resto de los objetivos, entre los cuales figuraron
las torres de transmisión de la radio y la televisión iraquí.
Fuentes del Departamento de Defensa norteamericano confirmaron que se alcanzaron 125
objetivos pero también admitieron que no todo ha ido como habíamos planeado.
El Pentágono precisó que entre 400 y 500 misiles cruceros fueron disparados en la
operación Zorro del Desierto: más del doble que los lanzados en 1991 durante
toda la guerra del Golfo. Irak afirmó que 77 de estos misiles fueron derribados por la
artillería antiaérea iraquí, pero fuentes militares británicas afirmaron que éstas
han sido severamente dañadas y que su capacidad de defensa es muy baja.
El premier británico Tony Blair afirmó abiertamente que hacemos todo lo posible
para terminar con el gobierno de Saddam Hussein, pero que no es el objetivo de
esta campaña. Aziz, respondió diciendo que si los estadounidenses y los
británicos quieren detener su agresión poniendo condiciones, Irak no ofrecerá ninguna
concesión. Por su parte, las palabras de Saddam Hussein fueron más
espirituales: llamó al pueblo a seguir resistiendo en el nombre de
Alá contra los agentes de Satán, mientras el partido gobernante Baath
pidió que se libre una guerra santa en la que cada árabe tiene el deber de
enfrentar a las fuerzas del mal.
En el terreno diplomático, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió ayer para
estudiar un proyecto de declaración presentado por Rusia, en el cual se condena el
recurso a la fuerza contra Irak. El encuentro se postergó para el lunes sin que se
llegue a un acuerdo sobre este punto. Dentro de los países con poder de veto que se
opusieron al ataque, Rusia fue el que reaccionó más violentamente: retiró a sus
embajadores en Washington y su canciller, Serguei Lavrov, dijo que en caso de continuar
los ataques las relaciones con ambos países estarán seriamentedeterioradas.
Sin embargo, la OTAN manifestó que Rusia no interrumpirá su cooperación política y
militar con el organismo, tal como se especuló al principio del conflicto.
Las respuestas de China y de Francia, tradicionales aliados de Irak en la ONU, fueron más
leves. Fuentes diplomáticas francesas indicaron que la Cancillería está preparando una
propuesta para intensificar los medios de control de desarme y, al mismo tiempo, reforzar
el control sobre los flujos financieros mundiales de petróleo para identificar los
ingresos iraquíes derivados del comercio ilegal de crudo. Aziz respondió calificando de
deshonesto e hipócrita a Chirac.
Cuando el lunes vuelva a reunirse el Consejo de Seguridad de la ONU, los bombardeos
quizás hayan terminado. Para ese entonces, según confesó un diplomático que pidió el
anonimato, Estados Unidos no sabrá qué hacer. Otro diplomático señaló que
habrá que construir un nuevo sistema de control de armas que funcione, lo
cual implica la muerte anunciada de la Comisión Especial de Desarme de la ONU
(Unscom). Según Rusia y China, su jefe, Richard Butler, es uno de los responsables del
ataque por haber elaborado un informe tendencioso para justificar la incursión
anglonorteamericana. Si Butler es una persona honrada, lo mejor que puede hacer es
presentar la dimisión, declaró el canciller ruso, Igor Ivanov.
OPINION
Saddam ganó otra vez
Por Claudio Uriarte |
Por
increíble que parezca, y pese a toda la lluvia de fuego y destrucción que Estados Unidos
y Gran Bretaña desataron sobre el territorio de Irak, Saddam Hussein ganó la partida.
Otra vez.
Téngase en cuenta el marco temporal. Hoy empieza el Ramadán, mes sagrado de los
musulmanes, por lo que la orden de cese de fuego de Bill Clinton y Tony Blair es
inminente. Pero además, es altamente posible que hoy la Cámara de Representantes
norteamericana vote en favor de iniciar el juicio político al primero, con lo cual la
presidencia norteamericana volvería a quedar paralizada durante mucho tiempo.
Entonces, las cosas vuelven al punto inicial. Saddam ha aguantado tres días de intensos
bombardeos sin que su poder tambaleara. Eso se encargó de subrayarlo personalmente él
mismo ayer, al aparecer ante la TV. Por más cuarteles, refinerías y fábricas de armas
que le hayan destruido, ahora está listo para esperar el fin de los ataques y clamar
victoria.
El próximo paso es la reanudación de relaciones con unas Naciones Unidas fuertemente
irritadas por la acción unilateral de Washington y Londres. Saddam necesita el
levantamiento del embargo comercial internacional declarado contra él después de su
invasión de Kuwait y posterior derrota en la Guerra del Golfo. Para eso, la ONU debe
certificar que Saddam ha terminado con todas sus armas y proyectos de armas de
destrucción masiva. Hasta ahora, el gran obstáculo para hacerlo era el australiano
Richard Butler, el jefe de inspectores de la ONU respaldado por Estados Unidos y Londres.
Pero Butler retiró a los inspectores esta semana y elevó su informe de incumplimiento
iraquí pasando por alto al Consejo de Seguridad, en lo que Saddam y sus aliados dentro
del Consejo de Seguridad Francia, Rusia y China pueden construir ahora como
prueba de parcialidad, removiendo al incómodo funcionario. Washington ha dicho que va a
sostenerlo, pero no queda claro si Clinton mismo podrá mantenerse.
Así, entre el debilitamiento de la Casa Blanca y la mala prensa que va a tener EE.UU. a
medida que se difundan imágenes de la destrucción y de las víctimas civiles de las
operaciones de estos días, queda pavimentado el camino para que Francia y Rusia, cuya
retórica de paz esconde en realidad el deseo de hacer negocios, maniobren un
levantamiento parcial de las sanciones contra su cliente. Y el ataque angloamericano, que
en realidad fue gatillado por el último incumplimiento iraquí, pasará a la historia
como una de las piruetas finales del increíble presidente menguante. |
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